Brasil registró más de 4000 muertos por la covid-19 en las últimas 24 horas, nuevo máximo diario, y acumula 336.947 fallecidos desde el inicio de la pandemia, hace un año. El nuevo canciller de Brasil, Carlos Alberto Franco França, asumió su cargo este martes y admitió que el país enfrenta una "urgencia en el campo de la salud, en la economía y en el desarrollo sustentable" y el cuidado del medioambiente.
Franco França, diplomático de 56 años, sustituye en el cargo a Ernesto Araújo, quien renunció la semana pasada en medio de fuertes presiones de la base parlamentaria que respalda al gobierno de Jair Bolsonaro, disconforme con su manejo de la política exterior.
Asumió el cargo en un acto privado, junto a otros cinco nuevos ministros nombrados por Bolsonaro en el marco de una amplia reforma de su gabinete, y su discurso fue difundido por la cancillería.
Franco França subrayó el momento de "urgencias" que vive Brasil, entre las cuales puso en primer lugar la crisis sanitaria causada por el coronavirus, con más de 13 millones de casos. "La primera urgencia debe ser el combate a la pandemia", indicó el nuevo ministro de Exteriores, quien se comprometió a mantener "crecientes consultas con gobiernos y farmacéuticas" para conseguir un mayor acceso del país a vacunas y "los remedios necesarios para el tratamiento de los pacientes más graves", que escasean en Brasil.
Diplomacia de la salud
"Estaremos cada vez más comprometidos con una verdadera diplomacia de la salud" a fin de que la política exterior "se traduzca en resultados para la vida de los brasileños", afirmó Franco França, un diplomático conservador pero distante de la carga ideológica que le imprimió al cargo el ultraderechista Araújo. El nuevo ministro admitió, sin embargo, que "la tarea no es simple", pues "nadie ignora que existe en el mundo una escasez de insumos médicos" para el combate a la pandemia.
Citó en segundo lugar la "urgencia económica" y se dijo favorable a una política exterior que "ayude a crear empleos", mediante una mayor inserción del país en las cadenas productivas globales, con una creciente "apertura comercial" y la búsqueda de nuevos acuerdos que abran más puertas para las exportaciones brasileñas.
"No hay modernización sin una apertura al mundo y, por esa razón, nuestra política exterior tiene un sentido universalista, siempre guiada por la protección de nuestros legítimos intereses", dijo. Finalmente se refirió a la "urgencia climática y ambiental", en un tono diametralmente distinto al que usaba Araújo, quien negaba el fenómeno del calentamiento global y se lo atribuía a "invenciones" del "marxismo cultural".
Brasil estuvo alineado desde la llegada de Bolsonaro al poder en 2019 con el republicano Donald Trump, distanciándose de otros emergentes y polemizando con China, su principal socio comercial.
Conversación entre Bolsonaro y Putin
Como un primer gesto diferente en las relaciones internacionales, Bolsonaro conversó este martes con su par ruso, Vladimir Putin, interesado en acelerar la adquisición de las vacunas Sputnik V.
De acuerdo con una nota de la Presidencia, "los asuntos abordados fueron la adquisición y la fabricación de la vacuna Sputnik V en Brasil, el comercio entre ambos países, la cooperación en la industria defensa y en ciencia y tecnología", así como el acceso de las carnes brasileñas al mercado ruso.
Junto a Bolsonaro, participaron el ministro de Salud, Marcelo Queiroga, y el director de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), Antonio Barra Torres, cuyo organismo debe autorizar el uso de la vacuna rusa en el país.
En Brasil, la empresa rusa Gamaleya, que desarrolló la vacuna, tiene un acuerdo con el laboratorio Unión Química, el cual incluye transferencia de tecnología y la posibilidad de elaborar el fármaco en el país. Sin embargo, Anvisa aún no ha autorizado el uso de la vacuna rusa y ha pedido documentos y explicaciones más amplias de las que ya ha recibido para continuar con el trámite.
En ese sentido, fuentes oficiales dijeron que tanto el ministro Queiroga como Barra Torres se reunirán en los próximos días con representantes de la embajada rusa en el país, a fin de acelerar el proceso de aprobación de la vacuna.
Aún sin la autorización de Anvisa, el gobierno brasileño ya firmó el pasado 12 de marzo un preacuerdo para la compra de diez millones de dosis de la vacuna Sputnik V al laboratorio Unión Química, que es de capital totalmente nacional.
Según ese acuerdo, Brasil deberá recibir desde Rusia un primer lote de 400.000 dosis hacia finales de abril, otro de dos millones en mayo y las 7,6 millones restantes hacia fin de junio. Las previsiones de la firma brasileña apuntan a que la producción local comenzaría a mediados de este año, con capacidad de fabricar cerca de 150 millones de dosis anuales en una primera etapa.
En Brasil ya se envasan las vacunas Sinovac china y también la desarrollada por el laboratorio AstraZeneca y la Universidad de Oxford, a través de sendos acuerdos con el Instituto Butantan de Sao Paulo y la Fundación Oswaldo Cruz (FioCruz) de Río de Janeiro, que también producirán localmente en los próximos meses.
El gobierno brasileño ha asegurado que contará con vacunas suficientes para inmunizar a los 210 millones de habitantes del país durante este año, pero el proceso avanza a cuentagotas y hasta ahora sólo ha sido vacunado el 10 % de la población.