A principios del año pasado, cuando comenzaron a surgir noticias de un nuevo virus misterioso y mortal que se estaba extendiendo por todo el mundo, a Benedict Cumberbatch se le ocurrió una idea horrible. A fines de 2019 había volado a Sudáfrica para rodar la nueva película El Mauritano, pero cuando llegó, según cuenta, se sintió enfermo. “Estaba increíblemente enfermo, hasta el punto de que cuando todo este asunto de la Covid-19 estalló repentinamente en el Año Nuevo estaba pensando, “Oh Dios mío, en realidad era el paciente cero”. Estaba tan enfermo que estaba al borde de la neumonía".
Sin embargo, cuando comenzó finalmente el rodaje tuvo que seguir adelante, “vomitando entre tomas”. La película estaba siendo producida por la compañía de televisión y cine independiente de la que es copropietario, SunnyMarch. Habían recreado la bahía de Guantánamo en Ciudad del Cabo y estaban trabajando en una historia que había obsesionado a Cumberbatch desde hacía seis años.
Cuando el protagonista de Sherlock leyó un extracto de las desgarradoras memorias del Diario de Guantánamo de Mohamedou Ould Slahi, su reacción fue inmediata y visceral. “Estaba enganchado con su voz”, dice. Slahi, ex ingeniero eléctrico, fue interrogado por las autoridades mauritanas después de los ataques del 11 de septiembre, para luego ser transportado al campo de detención de la Bahía de Guantánamo establecido por el ejército estadounidense en la costa de Cuba. Desde allí, Slahi escribió sobre su encarcelamiento de pesadilla, durante el cual fue torturado con frecuencia. Permaneció allí durante 14 años sin cargos, hasta su liberación en octubre de 2016.
Cumberbatch supo de inmediato que quería hacer una película sobre las experiencias de Slahi, y comenzó el meticuloso proceso de desarrollo de El Mauritano. La película, protagonizada por Cumberbatch, Jodie Foster y Tahar Rahim, ya obtuvo un Globo de Oro para Foster, quien interpreta a Nancy Hollander, la valerosa abogada que pasó años tratando de sacar a Slahi de Guantánamo. En solo unos días competirá por cinco premios Bafta, incluyendo Mejor Película y Mejor Película Británica. Este jueves se estrena en el Cinemark Hoyts online.
Entre los muchos golpes maestros realizados por Cumberbatch y su equipo estuvo la elección de Rahim como Slahi. El actor franco-argelino, que recientemente interpretó al asesino en serie Charles Sobhraj en el exitoso drama de la BBC The Serpent, insistió en enfrentarse de verdad al tormento de ser sumergido en agua y ser alimentado a la fuerza, "para que pudiera sentir exactamente lo que ha pasado Mohamedou", dice Rahim . "Tahar realmente hizo todo lo posible", dice Cumberbatch. "Es una actuación tan sutil, fluida, encantadora y divertida, además de peligrosa, angustiosa y desgarradora".
El actor cree comprender lo que llevó a Guantánamo después del 11 de septiembre, cuando el mundo estaba preso del terror. “Recuerdo que iba en bicicleta a lo largo del Embankment pensando que las cosas se iban a caer del cielo”, dice. “Fue un acto de terror global sobre un ideal, un ideal que vive geopolíticamente en muchas partes del mundo. Y, por supuesto, es más agudo, más agudo en Nueva York, en los servicios de inteligencia, que temían que hubiera otro ataque”. Recuerda la ansiedad que sentían sus amigos y familiares en Nueva York. “Que el agua estaba envenenada, el aire estaba envenenado. Había mucho, mucho miedo".
Rahim admite que los servicios de inteligencia estadounidenses “realmente se vieron sometidos a una gran presión para intentar detener un segundo ataque. Y eso es realmente lo que entiendo que galvanizó esto, pero creo que estamos lo suficientemente lejos ahora de esa reacción, esa reacción emocional comprensible, como para cuestionar su validez actual. Y tengo la firme convicción de que Guantánamo ya no tiene un lugar en nuestro mundo”.
¿Espera que ahora que Joe Biden está en la Casa Blanca, el nuevo presidente de Estados Unidos se disponga a cerrar la prisión?, “¿Esperando? Voy a suplicarle al tipo”, responde Cumberbatch. “Es un gasto enorme. Es la prisión más cara del mundo. ¿Y cuáles son los resultados? ¿Dónde están los procesamientos? Eso es ser realmente brutalmente económico al respecto, simplemente no funciona. Y luego está el tema de los derechos humanos. Es un objetivo atroz en sí mismo, un gol en contra; creo que para el mundo libre encarcelar a personas a través de entregas extraordinarias, torturarlas y extraer confesiones que creen que luego se pueden usar en el enjuiciamiento... es un lugar realmente peligroso, innecesario e ineficaz, creo, y suficiente gente ha sufrido allí".
Cumberbatch nunca ha tenido miedo de dar a conocer sus opiniones políticas en público. Cuando interpretaba Hamlet en el Barbican, al final de sus actuaciones solía pedir ayuda para recaudar fondos para los refugiados sirios. Incluso definió como "la absoluta desgracia del gobierno británico" no hacer más en la crisis. También hizo campaña por permanecer en la Unión Europea durante el período previo al referéndum en el que ganó la opción de salida, y luego interpretó al cerebro del Brexit, Dominic Cummings, en la película Brexit: The Uncivil War.
También ha sido criticado por ventilar sus creencias, ya que The Spectator preguntó anteriormente: "¿Es Benedict Cumberbatch el nuevo Russell Brand?" (en alusión al famoso comediante británico), y el actor se convirtió en "la celebridad campeona de las causas políticas de moda". Sin embargo, la política está en sus huesos. Aunque es hijo de los actores Timothy Carlton y Wanda Ventham, su bisabuelo Henry Arnold Cumberbatch fue un diplomático que se desempeñó como cónsul en Turquía y Líbano. Incluso más atrás, su tatarabuelo Robert William Cumberbatch también fue cónsul británico en los imperios ruso y otomano en el momento de la guerra de Crimea.
Por el momento, Cumberbatch se aleja de más dramas políticos y regresa al mundo Marvel, repitiendo su personaje de Doctor Strange tanto para Spider-Man: Sin camino a casa como para Doctor Strange en el multiverso de la locura. Pero es lo que él y SunnyMarch hacen a continuación lo que intriga. Está preparado para comenzar a filmar War Magician, sobre el ilusionista escénico de los años 30 y 40 Jasper Maskelyne, que fue adscrito a los servicios de inteligencia en la Segunda Guerra Mundial. La película será dirifgida por el realizador de Jurassic World, Colin Trevorrow. “Es emocionante estar desde el inicio de un proyecto hasta su finalización”, dice.
En la conversación por Zoom, Cumberbatch se muestra todavía entusiasmado con El Mauritano. "Estoy realmente orgulloso de lo que hemos logrado", dice. "Construir algo desde cero es muy, muy satisfactorio". El hombre de 44 años evidentemente está usando su creciente prestigio como actor de una manera comprometida. Incluso antes de El Mauritano, los dos dramas televisivos que respaldaba su compañía se sentían como una verdadera declaración de intenciones.
En 2017, dirigió la adaptación de Ian McEwan The Child in Time, un drama inquietante en el que interpretó a un autor infantil cuya hija desaparece. Un año después llegó Patrick Melrose, un apasionante espectáculo de cinco partes realizado para Sky Atlantic extraído de las novelas de Edward St Aubyn. Ganó un Globo de Oro y un Bafta (el primero en el octavo intento) por su interpretación del adicto a las drogas del título, que se sale de control.
Más importante aún, Cumberbatch tuvo una idea de cómo era desarrollar un proyecto desde cero. “No es que no haya disfrutado de mi inmersión en proyectos como actor, pero cuando estás produciendo no estás simplemente sentado esperando la llamada. Vos sos la llamada. Estás tratando de innovar la idea de cómo se puede hacer, emitir y dirigir algo. Desarrollás el guión con los escritores, lo comentás, pensás en quién puede dirigirlo".
Con El Mauritano, como productor, trajo a Kevin Macdonald, el director escocés (Whitney, El último Rey de Escocia) que ganó un Oscar por su documental de 1999 One Day in September, que trataba del impactante asesinato terrorista de 11 atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de 1972 en Munich. Fue Macdonald quien convenció a Cumberbatch para que asumiera el papel secundario del teniente coronel Stuart Couch, el fiscal militar estadounidense que perdió a un amigo en uno de los aviones que se estrelló contra el World Trade Center el 11 de septiembre.
"Me gusta mucho el hecho de que el personaje de Benedict es un republicano, es cristiano, es un abogado militar", explica Macdonald. "Supongo que en la forma normal de contar este tipo de película, él sería vilipendiado, pero en realidad fue heroico". Después de los viajes a Guantánamo, Couch se horroriza cuando se da cuenta de que las "confesiones" de Slahi sobre sus conexiones con la red terrorista Al-Qaeda se obtuvieron mediante torturas prolongadas: privación del sueño, inanición, golpizas e incluso acoso sexual.
Cumberbatch ha interpretado a muchos personajes de la vida real antes, desde el físico Stephen Hawking hasta Alan Turing, el famoso matemático que descifró el código Enigma de la Armada alemana en la Segunda Guerra Mundial, en El código enigma, la película que le valió una nominación al Oscar. Recientemente completó el trabajo en The Courier, que se presentará a fines de este año, en el que interpretará a Greville Wynne, un empresario británico que se convirtió en intermediario del MI-6 y el oficial de inteligencia soviético Oleg Penkovsky, que espiaba para Occidente en la década de 1960.
Sin embargo, el rol de Couch ofrece un arco enorme para que Cumberbatch juegue: un giro de 180 grados en sus creencias. Como dice Macdonald, “Él fue quien casi tuvo que hacer más que Nancy para hacer frente a la marea, la marea de lo que el gobierno estaba tratando de hacer y decir: 'No, esto va en contra de mis principios.' Va en contra de sus principios constitucionales, pero más que nada en contra de sus principios religiosos, sus principios cristianos".
Por jugoso que fuera, al principio Cumberbatch se mostró reacio. Tuvo que comprimir la filmación de sus escenas en Sudáfrica entre otros dos proyectos. Acababa de terminar otra producción SunnyMarch, Louis Wain, en la que interpreta al artista británico de fines del siglo 19 conocido por sus ilustraciones de gatos surrealistas. Y estaba a punto de ir a Nueva Zelanda para filmar la historia de Jane Campion sobre dos hermanos en guerra, El poder del perro, donde pasó seis meses con su esposa Sophie Hunter y sus dos hijos, Christopher, de 5 años, y Hal, de 4.
Sin embargo, tras superar su enfermedad en Ciudad del Cabo, dice, llegó a actuar con "una de mis heroínas de todos los tiempos", Jodie Foster, sobre todo en una escena en la que se encuentran, créase o no, en una tienda de regalos en la bahía de Guantánamo. "Es tan jodidamente extraño", dice, maravillándose de la calidad surrealista de poder comprar tazas divertidas y camisetas conmemorativas en la prisión más famosa del mundo. Sin embargo, en la forma en que los turistas viajan a Alcatraz en masa, cree que sucederá lo mismo con Guantánamo. “Se convertirá en una fuente de experiencia de recorrido con la gente, derramando sus daiquiris por todos los pisos donde se derramó la sangre”, dice. "Con suerte, no será por mucho tiempo".
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.