La situación del 32,9 por ciento de la población total de América Latina y el Caribe es de dependencia estricta o potencial de cuidados, pero la organización social de los cuidados (OSC) de ese tercio se concentra en las mujeres, aunque todavía poco se profundiza en cómo las afecta de manera diferenciada respecto de los varones por cuestiones de ruralidad, de clase, raza y género. Algunos de estos datos se desprenden del informe “Organización Social de los Cuidados a la luz del Covid-19. Un análisis para América Latina y el Caribe”, elaborado por la economista y feminista salvadoreña Iliana Alvarez Escobar, en una edición en colaboración con Economía Femini(s)ta, para Oxfam. “Las mujeres dedican el doble de tiempo que los hombres al trabajo de cuidado” en estas regiones, repone la investigación, que puntualiza tres características de la OSC para analizar las formas en que los hogares están funcionando al interior, y mostrar rasgos de la red de cuidados determinados por su entorno social, político, económico, cultural y natural: “Círculo vicioso para el desarrollo de las mujeres en la economía monetaria; feminización de los cuidados y marcada maternalización del trabajo que sostiene la vida, y crisis multidimensional de la economía del cuidado”. La causa emergente por la cual “las personas no trabajan remuneradamente ni estudian, es dedicarse al trabajo del cuidado”, y la mayor disparidad se evidencia al registrar que el 19,9 % de las mujeres no se desempeñan en el mercado laboral ni estudian por ese motivo, subraya el informe, “mientras que para los hombres el porcentaje es del 1,2 %”.
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