Todo indica que las nuevas medidas preventivas que el gobierno nacional anunciará para aminorar el efecto de la segunda ola de coronavirus serán solo el primer paso para enfrentar al virus en un horizonte cercano y obtener resultados lo más inmediato posibles. Las decisiones ya están tomadas y solo se ultiman los detalles para el mensaje que quedará en manos de funcionarios de primera línea, mientras el presidente Alberto Fernández continúa sin complicaciones su convalecencia por covid positivo.
Con el sistema de salud reforzado pero tensionado ante la escalada de contagios que ayer tuvo un récord de 20.870 casos, una sociedad que no termina de salir del relajamiento ante la baja de contagios por el período estival, fiestas clandestinas aquí y allá, y las leves señales de reactivación económica de los últimos meses, la clave estará puesta en restringir la circulación sin afectar la productividad y concentrando la atención en las actividades con mayores riesgos de expandir el virus.
Limitar la circulación nocturna
El eje es el mismo del año pasado: ponderar la salud de la población y no descuidar el trabajo. Es por eso que una de las primeras medidas que se anunciarán será la limitación la circulación social, con enclave momentáneo en la nocturnidad y sin que esto implique un toque de queda como el que se lanzó en distintos países.
Esto implicará nuevos topes horarios para la permanencia de comercios abiertos y lugares de esparcimiento donde las aglomeraciones y reuniones sociales, aunque sean en espacios abiertos, son focos de contagios más riesgosos que la interacción en oficinas o fábricas.
Este punto fue uno de los más discutidos durante el encuentro en Casa de Gobierno que mantuvieron el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; la ministra de Salud, Carla Vizzotti, y funcionarios del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), la región más afectada por la segunda ola y donde se detectaron 2.281 y 10.402 casos positivos de covid en la ciudad y la provincia de Buenos Aires, respectivamente.
La postura del gobierno porteño era de no transigir ni bajar las persianas de bares antes de la medianoche. Pero ante los resultados de los testeos que ayer ubicaron a la Ciudad como el segundo distrito con más contagios, primó la cordura
Esta mañana, el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, aseguró que ayer hubo "consenso" con Nación y Provincia. "Hemos procesado que la segunda ola en el AMBA lleva dos semanas, tienen una aceleración muy intensiva, tiene valores de casos muy altos. En la Ciudad tiene un componente de edad joven y mediana muy intenso y la gente de edad avanzada tiene protección por la vacuna", sostuvo.
Lo que trascendió es que en la Ciudad se resolvió acortar la nocturnidad y aumentar los controles para el respeto de los protocolos sanitarios. Lo mismo ocurrirá en la provincia y las inspecciones quedarán en manos de las municipalidades. Para el resto del país, el mensaje será que las provincias se avengan a medidas similares, sobre todo en las ciudades cabeceras.
La lupa sobre el transporte público
El otro eje para frenar la circulación social será vigilar y controlar en el uso del transporte público, uno de los principales focos de contagio comprobado a nivel mundial. No fueron pocas las fotografías y filmaciones que desde hace semanas circulan en las redes sociales y que muestran subtes y trenes abarrotados de pasajeros, sobre todo en horarios picos.
Algo similar ocurre en los colectivos, que ante las aglomeraciones en las paradas y terminales ceden en el tope de 10 pasajeros parados que permite el protocolo sanitario dictado por los ministerios de Salud y Transporte.
Todas estas salvedades ocurrieron en momentos que los días de calor de otoño permitieron que los vagones y vehículos puedan estar ventilados y con circulación de aire. Pero va de suyo que el invierno va a revertir esa realidad.
Es por eso que la decisión que se anunciará al respecto tendrá que ver con una medida tomada en los días más duros de la cuarentena obligatoria: la restricción del uso exclusivo del transporte público para las personas que se desempeñan en tareas esenciales y un incremento de los controles de permisos de viajes otorgados por la aplicación Ciudar.
En este sentido, la salvedad serán los estudiantes. Porque, de momento, la coincidencia entre el gobierno nacional, las autoridades del AMBA y el resto de los gobernadores es no suspender el dictado de clases presenciales, en la modalidad rotativa aplicada desde marzo pasado.
Según el Ministerio de Educación, sobre el total de estudiantes que asisten a clases solo registraron contagios en el 0,16 por ciento de ellos y en el 1,03 de los docentes. Esto no significa que esos contagios se hayan producido dentro de los establecimientos educativos.
La clave para que este combo funcione será la temporalidad. Durante una conferencia, la ministra Vizzotti sostuvo que la idea tomar decisiones para aplicarlas en al menos tres semanas. Luego, los resultados de las medidas dirán cómo seguir.
La esperanza puesta en las vacunas
Mientras tanto, la administración de Alberto Fernández seguirá combatiendo al virus desde distintos flancos. En este sentido, la vigilancia sanitaria, el aumento de testeos de casos sospechosos y el refuerzo de las guardias y terapias buscarán que, otra vez como en 2020, no se colapse el sistema de salud.
El objetivo es difícil. Los números de casos positivos encienden las alertas pero mientras tanto se fortalece la campaña de vacunación con la llegada de nuevas dosis de diferentes laboratorios.
Según los datos del Monitor Público de Vacunación, fueron 6.322.446 las dosis distribuidas por el Gobierno nacional a las provincias, de las cuales se aplicaron 4.571.819. Tal como lo estimo Vizzotti, esto acerca el horizonte de que en pocas semanas quede inmunizada al menos una cuarta parte de la población y que los casos graves y fallecimientos no acompañen la velocidad y cantidad de contagios.