El pasado martes, a los 93 años de edad, falleció el teólogo suizo Hans, una de las personalidades intelectuales más relevantes del catolicismo contemporáneo, también maestro y colega de varios de los más conocidos teólogos de la liberación de América Latina. Según lo informó la Fundación Weltethos (Ethos universal) que él mismo presidía desde 1995, Küng falleció “en paz en su casa de Tubinga” (Alemania) donde residía. El teólogo suizo adquirió notoriedad más allá de la Iglesia Católica porque en un momento cuestionó el dogma católico acerca de la infalibilidad del Papa. Sin embargo, su trayectoria más notable tuvo que ver con su activa participación en el Concilio Vaticano II (1962-65), tarea para la cual fue designado “consejero oficial” por el Papa Juan XXIII, y con su abundante producción teológica basada en una mirada siempre crítica.
En declaraciones ofrecidas ahora al periódico italiano Corriere della Sera el cardenal Walter Kasper, uno de los más directos asesores de Jorge Bergoglio, confió que tras conocer el delicado estado de salud de Küng "llamé al Papa e, inmediatamente, Francisco, a través de mí, le envió su bendición. Hans quedó muy contento, era importante para él", agregó. Conocido el deceso del teólogo suizo Kasper agregó que tanto Bergoglio como Ratzinger "conocieron su estado y rezaron por él".
El cardenal alemán, de 88 años, quien tenía una relación muy cercana con Kung, afirmó que él teólogo se sentía “en paz con la Iglesia y con Francisco, en una especie de reconciliación".
Küng había nacido en 1928 en Sursee (Lucerna, Suiza), fue ordenado sacerdote en 1954 y se licenció en teología por la Universidad Gregoriana de Roma (1953).
Sus primeras obras fueron "El concilio y la unidad de la Iglesia", "Las estructuras de la Iglesia", en 1964 y "La libertad hoy", en1966.
En 1967 el teólogo publicó “La Iglesia”, un texto que generó controversias en la institución católica, entre otros motivos porque proponía suprimir el “imprimatur” (censura previa) para las obras teológicas y cuestionaba el celibato obligatorio para los sacerdotes. En 1976 en otro libro puso en duda la infalibilidad de los pontífices. El teólogo también expresó discrepancias con la normativa eclesiástica católica en cuestiones tales como sacerdocio femenino, la contracepción y la eutanasia.
En 1979 la CDF le retiró la autorización para enseñar y afirmó que “ya no podía ser considerado un teólogo católico”. De este modo Küng se convirtió en el primer teólogo sancionado durante pontificado de Juan Pablo II y, en 1980, dejó de pertenecer a la Facultad de Teología de la Universidad de Tubinga. El proceso estuvo a cargo de Joseph Ratzinger, entonces prefecto (máxima autoridad) de ese ministerio vaticano y luego elegido como Benedicto XVI.
Posteriormente y después de varios diálogos con el teólogo, a Küng se le restituyó la posibilidad de enseñar oficialmente en instituciones católicas y en 2005, ya con Ratzinger como Papa, se produjo un encuentro entre ambos. En esa oportunidad Benedicto XVI dio a conocer un comunicado oficial reconociendo "el esfuerzo del profesor Küng por contribuir a un renovado reconocimiento de los valores morales esenciales de la humanidad a través del diálogo de las religiones y en el encuentro con la razón secular", y señalando a su vez que un objetivo de su propio pontificado es "el compromiso por una renovada conciencia de los valores que sostienen la vida humana".