En el marco de la mesa de diálogo por la situación habitacional en la toma de Magaldi y Benteveo, esta semana se realizó un censo que arrojó que son 130 familias y 180 niñes. Así lo indicaron las vecinas y vecinos que buscan respuesta a su demanda de "tierra, vivienda y trabajo", iniciada el año pasado. Se trata, en su gran mayoría, de mujeres desocupadas, jefas de hogar, amas de casa y trabajadores informales, que a fines de 2020 se movilizaron por la situación del predio ubicado detrás del Mercado de Concentración de Fisherton y fueron recibidas por autoridades provinciales y municipales para buscar una salida que no sea el desalojo judicial. También buscan recursos para sostener un comedor que brinde asistencia alimentaria a las familias.
"El martes por la mañana el Municipio llevó a cabo el censo, luego de seis meses en los que venimos exigiendo una respuesta, en el marco de la mesa de diálogo con el Estado", indicaron desde la toma. Según dijeron, estuvieron presentes veedores, por parte de las familias, y los abogados del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos, Norberto Olivares; de la Casa de la Memoria, Sandro Minnuci, y organizaciones sindicales y sociales como COAD, Asociación Anahí, Secretaría de Género de Humanidades y Artes, delegados docentes de Amsafe y de salud.
"El resultado arrojó que 130 familias habitamos en la toma", desde donde se da "pelea por vivienda, un pedazo de tierra para vivir, y por trabajo". Lo que esperan de la provincia y el municipio "que este censo sea un paso adelante en la mesa de diálogo con las autoridades y que atiendan a las demandas de los sectores más golpeados por la crisis", expresaron en un comunicado de la Comisión de Mujeres de Magaldi.
Antonella Salinas, una de las habitantes, sumó que "de lo que se viene hablando en las reuniones es de una reubicación de las familias". En ese sentido, manifestaron que apuntan a "lotes y vivienda, con títulos. Queremos que respondan a nuestro derecho de tierra y vivienda y que se comprometan con lo que anunciaron meses atrás", dijeron ante el temor de "que llegue la segunda ola de la pandemia y el frío, y que nosotras sigamos en las mismas condiciones".
En ese sentido, las mujeres que habitan el predio buscan los recursos para sostener el comedor y poder "asistir al conjunto de los vecinos y familias que viven en este barrio", donde "las necesidades son acuciantes, cada día se agrava más la crisis y las familias no tienen para comer".
Sobre la historia de la toma, recordaron: "Recuperamos un basural; con chapas y nylon fuimos armando nuestras casas, porque no podemos pagar un alquiler ni tenemos ingresos para pagar cuotas de un terreno. Somos trabajadores informales, desocupadas, amas de casa, la mayoría mujeres, madres solteras", indicaron sobre el grupo cuyo único ingreso es la Asignación Universal por Hijo. "En la toma no tenemos agua, ni servicios de ningún tipo. La peleamos desde hace meses, con la solidaridad que recibimos de organizaciones sociales y de derechos humanos. Desde un principio mostramos nuestra voluntad de construir un espacio para poder vivir".