Un ex funcionario en tiempos de la dictadura, las presidencias de Carlos Menem y de Fernando de La Rúa, calificó la situación de la economía argentina como de “estanflación secular”. Se trata de Domingo Cavallo, conocido por haber estatizado parcialmente las deudas externas de las empresas privadas a comienzos de los ochenta del siglo pasado, y por haber aplicado el Plan de Convertibilidad que terminaría explotando en una crisis de hiperdesocupación, confiscación de los depósitos de los ahorristas y cesación de pagos de la deuda externa en 2001.
Para Cavallo, la economía argentina va rumbo “al estancamiento persistente con inflación crónica”, dadas las políticas de “encerramiento comercial y financiero de la economía, la creciente estatización de sectores productivos, el persistente intervencionismo gubernamental en los mercados en los que operan las empresas que siguen siendo privadas, la cada vez más acentuada presión impositiva, el creciente gasto público y la despreocupación por el ritmo de aumento de la emisión monetaria y de deuda interna”. Si bien el mundo pospandemia tiende a “prácticas fuertemente intervencionistas” y al “expansionismo fiscal y monetario” para asegurar “crecimiento de la demanda y del nivel de ocupación”, sugiere que ello no aplica para la Argentina por sus “desajustes macroeconómicos y estructurales”. Por último, propone la necesidad de una “gran derrota política del kirchnerismo” y, tal vez, “una nueva hiperinflación” para que la sociedad acepte las reformas necesarias para salir de la estanflación secular.
Es interesante que Cavallo no registra que “la cerrazón comercial y financiera” son una consecuencia de la escasez de dólares y sobreendeudamiento dejado por el macrismo, más que una elección de Alberto Fernández. Tampoco que la expropiación de empresas es un fantasma con menos realidad que el 1 a 1; que el intervencionismo en Argentina es menor que en la mayor parte de los países desarrollados; y que existe un gobierno preocupado por el déficit al punto de haber ensayado políticas expansivas financiadas con emisión durante la pandemia más moderadas que las de países vecinos alineados con Washington y sus recetas liberales de exportación. Es decir, el pronóstico de estanflación secular de dudosa validez en un año que economistas de todo color pronostican un crecimiento relevante, no podría atribuirse al kirchnerismo económico sino a problemas estructurales (productivos y financieros) que derivan en una escasez crónica de divisas, agravados por el endeudamiento irresponsable de la gestión Macri.
Otro punto interesante de la propaganda política de Cavallo disfrazado de análisis económico es como corren el arco cuando el mundo da la espalda a sus posicionamientos ideológicos. Cuando el neoliberalismo reinaba a nivel global, Argentina debía subordinarse a ese régimen de política económica por el sólo hecho de no "aislarse del mundo", sin considerar sus particulares condiciones económicas. Ahora que "el mundo" retoma políticas keynesianas postula mantener las recetas liberales.
@AndresAsiain