La crisis de la Cámara Federal de Casación no deja de agudizarse. Este jueves se autoconvocaron tres integrantes del tribunal para discutir qué respuesta institucional dar a los mensajes misóginos de Juan Carlos Gemignani --que envió exactamente hace un mes a sus colegas en el Día de la Mujer-- y si Gustavo Hornos --denunciado por haber visitado a Mauricio Macri en la Casa Rosada-- debía seguir en la presidencia. Los otros diez integrantes decidieron no participar, prolongando la indefinición sobre lo que sucede en el más alto tribunal penal del país.

Casación enfrenta dos graves crisis: las críticas por los vínculos de algunos camaristas con Macri, a quien visitaban en la Casa de Gobierno o en la residencia de Olivos, y una nueva denuncia por violencia de género contra Gemignani, ya sancionado en 2019 por haber encerrado y ordenado detener a una secretaria que se negó a cumplir con una orden suya.

El miércoles, tres camaristas, Ana Figueroa, Alejandro Slokar y Ángela Ledesma, notificaron a sus pares de una autoconvocatoria a un plenario para tratar dos temas: la presidencia de Hornos y la situación de Gemignani. Para que la autoconvocatoria fuera efectiva y pudieran constituirse en plenario, se necesitaba que otros cuatro jueces los acompañaran para tratar los asuntos que mantienen a Casación Federal en el ojo de la tormenta. 

Los otros diez casadores le contestaron al secretario general del tribunal que no estaban disponibles. Incluso así lo hizo saber la camarista Liliana Catucci, que, en general, trabaja desde Comodoro Py. La jueza estaba dedicada a un oficio para pedirle a Hornos que le informara al presidente de la Corte, Carlos Rosenkrantz, que había tenido problemas con la obra social. Estaba lejos de las preocupaciones que recorren los rincones del primer piso de los tribunales de Retiro.

Tanto Hornos como Gemignani afrontan denuncias en el Consejo de la Magistratura: Hornos, por sus visitas a Macri, y Gemignani, por el mensaje de “feliz día, especialmente para las delincuentes” que les dedicó a sus tres colegas mujeres el 8 de marzo pasado, minutos antes de que se iniciara un conversatorio virtual que había organizado Figueroa.

Al día siguiente del episodio, Ledesma y Figueroa pidieron a Hornos, que en tanto presidente de la Cámara, certificara los mensajes, para que quedaran como prueba de los dichos discriminatorios del otro juez. Los chats de Gemignani generaron el repudio de la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y del presidente Alberto Fernández. El titular del Consejo de la Magistratura, Diego Molea, terminó denunciándolo de oficio ante ese organismo. Gómez Alcorta le consultó formalmente a Hornos si había certificado los mensajes y la respuesta fue negativa. La Asociación de Mujeres Jueces de la Argentina (AMJA) le reclamó que lo hiciera.

No se tomaron acciones frente a los mensajes de Gemignani. La única respuesta fue que el 16 de marzo el propio Gemignani irrumpió en una reunión que compartía Hornos con los cuatro presidentes de las salas de la Casación a dejar un escrito en el que amenzaba a sus colegas con denuncias penales si se divulgaban los mensajes. Después abandonó el grupo de WhatsApp en el que los casadores discuten las cuestiones del tribunal en tiempos de trabajo remoto. 

Hornos se comprometió a convocar un acuerdo para tratar la situación de Gemignani, pero no avanzó con la reunión, probablemente por una conjunción de intereses propios y de una mayoría del tribunal que se resiste a dar una respuesta a la sucesión de escándalos que sus integrantes protagonizan. “Pasaron casi treinta días sin que se haya ordenado ninguna actuación mostrando desinterés e inacción en su función como presidente del gobierno de la Cámara Federal de Casación Penal en el abordaje de la problemática de género, en momentos que la sociedad toda demanda al Poder Judicial que cumpla adecuadamente con sus obligaciones, lo que resulta agraviante, por lo que urge que atienda lo solicitado”, le reclamó el lunes Figueroa.

Ese mismo día, Ledesma y Slokar insistieron con la realización de una reunión de todos los integrantes de Casación. Los dos camaristas vienen exigiendo que Hornos se haga a un costado y deje la presidencia del cuerpo. “Las circunstancias actuales que lo inhabilitan para continuar a cargo (...) fuerzan a que se aparte en forma inmediata para el tratamiento por parte del pleno de una crisis inédita y de creciente magnitud, que merece la debida corrección”, escribieron Slokar --que es el vicepresidente primero de la Casación-- y Ledesma, que antecedió a Hornos en el cargo.

Después de esos oficios, vino la autoconvocatoria que terminó naufragando ante la resistencia de sus colegas a discutir los dos temas. A la crisis por las visitas de Hornos a la Rosada, se sumó la semana pasada la revelación por parte del portal El Destape de que Mariano Borinsky había ingresado en quince oportunidades a la quinta de Olivos. Pero este tema no era parte del temario que habían propuesto Slokar, Ledesma y Figueroa.

De trece integrantes de Casación, cuatro están denunciados en el Consejo de la Magistratura: Hornos, Eduardo Riggi, Gemignani y Borinsky. El proceso más avanzado es el de Hornos, que instruye el consejero Molea. Ante sus pares, Hornos reconoció mantener una relación social con Macri de años y haber discutido sobre política judicial. En el expediente ante el Consejo, Hornos designó abogados e hizo un breve descargo, en el que negó haber cometido actos impropios. 

A priori, en el Consejo de la Magistratura no están los votos para llevarlos a juicio político, lo que da cierta confianza a los jueces para esquivar darles explicaciones a sus pares y dejar a la Cámara de Casación en un estado de parálisis. En ese tribunal, algunos creen que quizá el martes próximo vuelvan a verse las caras, aunque no pueden afirmarlo.