La Star Wars Celebration, con todos sus encantos –incluyendo el primer trailer de The Last Jedi–, estuvo teñida por una sensación de pena, al ser la primera desde la muerte de Carrie Fisher, en diciembre pasado. Aunque los tributos estuvieron presentes todo el fin de semana, el primer día se realizó un panel en el que Mark Hamill recordó sus historias favoritas de Fisher. “He estado tratando de lidiar con esto”, dijo el actor que interpreta a Luke Skywalker, y describió las etapas. “Cuando llegué a la aceptación pasé otra vez a la furia, porque me vuelve loco. Ella debería estar aquí”. Un tema recurrente fue que la personalidad de Fisher fue clave para el encanto icónico de Leia, algo a lo que Hamill adhirió: “Ella vestía la dureza como una armadura, pero en lo profundo estaba la vulnerabilidad de una piba enormemente encantadora. Hacía que quisieras que triunfara, que fuera feliz”, dijo, y señaló: “Cuando me voy a dormir, no hay un solo día en que no piense en ella. Y cuando pienso en ella, mira desde la estratosfera celestial con esos grandes ojos marrones, esa sonrisa astuta... mientras cariñosamente me muestra el dedo medio. Quiero que piensen así en ella. Esa era Carrie”.
Aun cuando el tributo estuvo impregnado por cierta melancolía y definido por él como una forma de “terapia”, también estuvo lleno de humor. Remarcó varias veces que Fisher no quería ser recordada con lágrimas sino con risas, y que una vez le dijo: “Te prometo que, si te vas primero, voy a interrumpir los discursos de tu funeral”. El panel estuvo lleno de anécdotas, incluyendo el recuerdo de cuando la vio sacando libros de filosofía de Kierkegaard y Nietzsche –en el rodaje de El regreso del jedi– porque “quiero que la gente pìense que soy lista”. O la vez en que forzó a Hamill a meterse en uno de sus pequeños trajes y ponerse una máscara de payaso antes de pasearlo por el estudio. También describió su primer encuentro y cómo él se sentía “apabullado por su humor y su ingenio, lo sardónica que era, cuán oscura podía ser. A los veinte minutos me estaba contando historias de sus padres (Debbie Reynolds y Eddie Fisher) que yo no compartiría ni a los diez años de conocerte”. Hamill confesó que, como muchos que se cruzaron con Fisher, se encontró atraído por ella, aunque agregó: “A pesar de la atracción que sentía, no podría haber manejado la situación teniéndola como novia. Era lo que podríamos llamar una relación de alto mantenimiento”. Y agregó: “A veces quisimos ir en esa dirección y el pretexto de practicar las técnicas de beso se convirtieron en un maratón como adolescentes calentones”.
“Todavía no puedo pensar en ella en tiempo pasado. Algunas personas tienen tal vitalidad, tal energía tan fuerte, que reverberan aún en la ausencia de su presencia física”, señaló el intérprete. “Lo que Carrie tenía, lo que te hacía sentir, es que, cuando estabas en su presencia, era como si fueras su mejor amigo. Para mí, haber estado cerca de ella es aún emocionante”.