¿Alguien va a poner sensatez en el debate sobre Venezuela? ¿O vamos a ser todos cómplices de trasladar allí una guerra como la que arrasa a Siria o ha convertido Libia en una guerra permanente? ¿Qué hacemos en España cuando el Parlamento catálán desacata las órdenes del gobierno y de la Constitución? ¿Qué haríamos si alguien atentara contra el Tribunal Supremo? ¿Qué haríamos si regresara la lucha callejera? ¿Y vamos a ser tan hipócritas de aceptar en Caracas lo que no aceptamos en Madrid? Hay gente que, como en 2012, quiere muertos en las calles venezolanas. Otros queremos que hablen las instituciones, no la sangre. Ojalá pronto regrese el diálogo a Venezuela y los que quieren violencia y guerra, como los EE.UU. de Trump, como los enemigos de la democracia que llevan con actitudes golpistas desde 1998, no tengan ningún espacio. Ojalá España pudiera ayudar construyendo puentes y creando las bases para el diálogo. Nos corresponde a todos terminar con el odio. Guardar silencio o creer a los mentirosos nos convierte en cómplices. Ojalá España haga su tarea y regrese la paz a Venezuela. 

* Profesor de la Universidad Complutense de Madrid.