Los ciudadanos residentes en cuatro departamentos de Bolivia votaron para elegir a sus gobernadores en unos comicios que terminarán de configurar el poder regional del Movimiento al Socialismo (MAS) y el peso de la oposición. Las elecciones se celebraron sin incidentes, bajo estrictas medidas de bioseguridad y en medio de advertencias de los servicios de salud por un rebrote de la pandemia de coronavirus en el país. El domingo por la noche empezó el recuento de votos a un ritmo muy lento. Los cuatro departamentos tienen por ley una semana de plazo para dar a conocer a los ganadores definitivos de los comicios. A diferencia de la primera vuelta, esta vez ni siquiera hubo sondeos a boca de urna.
La Paz es la plaza electoral más preciada por población y por peso político. Tarija, rico en gas natural, es el segundo escenario de interés electoral. Pando y Chuquisaca, en cambio, concentran poco electorado. En los cuatro departamentos el MAS presentó candidatos con chances en este ballotage. Los otros cinco departamentos del país (Santa Cruz, Cochabamba, Oruro, Potosí y Beni) ya tienen gobernadores: tres quedaron en manos del MAS y dos fueron para la oposición en la primera vuelta celebrada el pasado siete de marzo.
Al igual que el mes pasado, el presidente Luis Arce no asistió a la inauguración del proceso electoral debido a la presencia de observadores de la Organización de los Estados Americanos (OEA). "Lo dijimos y mantenemos nuestra posición: somos muy críticos del papel que jugó la OEA en el golpe de Estado de noviembre de 2019", indicó el mandatario.
En la apertura de los comicios el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Salvador Romero, aseguró: "No superamos todos nuestros problemas ni la polarización que nos aleja a unos de otros, pero sí derrotamos la voces agoreras de la violencia". La votación regional constituye "el cierre de un ciclo electoral que ha abarcado desde 2020 hasta 2021 y que ha implicado la renovación de todo el poder político en Bolivia", agregó Romero.
Buena parte de la atención de esta segunda vuelta está puesta en La Paz, donde la disputa es entre dos aymaras: Franklin Flores del MAS, y Santos Quispe, hijo del fallecido Felipe "Mallku" Quispe, quien era originalmente el candidato a gobernador por la agrupación Jallalla. Flores ganó con comodidad la primera vuelta, al reunir el 39,7 por ciento de los votos mientras que Quispe sumó el 25,18 por ciento.
El departamento de Chuquisaca promete una pelea reñida porque el líder indígena Damián Condori, de Chuquisaca Somos Todos (CST), logró en marzo un 45,62 por ciento de los votos frente al 39,12 por ciento del masista Juan Carlos León. En tanto, en Tarija y en Pando las números de cuatro domingos atrás fueron de una paridad extrema: Álvaro Ruiz, del MAS, ganó con el 38,17 por ciento frente al 38,05 por ciento de Oscar Montes, de Unidos por Tarija, en el primero de esos distritos. Miguel Becerra del MAS obtuvo el 40,98 por ciento y Regis Richter, exdirigente masista ahora en las filas del MTS, el 38,98 por ciento en el segundo.
En la primera vuelta el MAS se había quedado con las gobernaciones de Cochabamba, Oruro y Potosí, mientras que en el departamento de Santa Cruz ganó uno de los principales instigadores del golpe contra Evo Morales, Luis Fernando Camacho, del partido de derecha Creemos. Mientras tanto en Beni triunfó Alejandro Unzueta, del opositor Movimiento Tercer Sistema (MTS). Además en la ciudad de El Alto, bastión histórico del MAS, la extitular del Senado Eva Copa, expulsada del partido, se quedó con la alcaldía con la agrupación Jallalla.