Hay un refrán que dice que los caballeros no tienen memoria y el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, afirma que olvidó las viejas diferencias que tuvo con la ex presidenta Cristina Kirchner para “comenzar a caminar juntos”. Ese acercamiento, afirma, tiene como objetivo, junto al resto de los sectores del peronismo que quieran unirse, incluido Sergio Massa, la construcción de un programa político común. Advierte, además, que el gobierno nacional “está reprimiendo” para imponer el pensamiento único que va más allá del antikirchnerismo y el antiperonismo sino que “están en contra de todos los que piensan diferente”.
–Luego de su encuentro con CFK dijo que había sido una buena reunión. ¿Por qué?
–Porque hablamos del futuro en un marco recontra amable y afectuoso. Puede haber sido para los dos una reunión difícil porque tenemos una historia compleja pero los dos fuimos prudentes e inteligentemente desmemoriados (ríe). Puedo decir que comulgamos ideológicamente en todas las banderas que compartimos y, sobre todo, en el tema social, con lo de Milagro Sala, lo de los refugiados sirios y todos los temas sociales y políticos de la actualidad.
–¿Entonces es el comienzo de un camino común?
–Sí, los dos planteamos un tema que estamos de acuerdo y es que tenemos que hacer un programa porque, como ya dije, la calle está hablando. Nos está contando la historia social del país y podemos leer cuál es la lucha que se está planteando en este momento.
–Usted habla de programa, pero, por qué no me dice cuáles son los puntos imprescindible que deben estar allí.
–Mire, es refácil, refácil. Solo basta con sacar el archivo de fotos de las marchas de marzo, la de los docentes, la de la CGT y la de las mujeres y en los carteles que allí se ven están los puntos principales del programa que debemos tener. Copiar y pegar, no es difícil. Trabajo digno, ni una menos, paritarias, etc., etc.
–¿Qué plazo tienen para eso?
–Hay que hacerlo a corto plazo y todos ya lo están pensando.
–¿Pero quedaron con CFK en reunirse para hacerlo?
–Bueno, seamos prudentes porque tenemos que ser muchos más que nosotros dos porque puede aparecer alguno y decir que ya lo hicimos y no lo invitamos. Ojalá que se haga rápido y con el programa vamos hacia un frente y comenzamos a usar la palabra unidad. Pero también tiene otra característica y es qué no nos importa quién va a ser el candidato porque existe el programa político. Eso es más fácil con los egos y se puede conciliar cuando el programa es lo más importante.
–Además de CFK, ¿con quién más habla?
–Lo que me sorprende mucho es el entusiasmo que veo en la militancia. Me lo dicen, es muy bonito porque la elección que viene tiene una estrategia que no me gusta y que la expresó la señora gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, cuando dijo que quiere un peronismo divido en tres. Eso es muy feo y no nos gusta. Nosotros queremos un peronismo unido.
–En la provincia de Buenos Aires hay varios sectores internos, con muchas diferencias entre sí. ¿Habló con ellos? ¿Qué opinan de su propuesta?
–Hay muchos nombres, conversé con muchos de ellos y en el fondo coinciden con mi propuesta del programa. La provincia tiene una complejidad enorme porque son varias provincias en una sola. Con una realidad agraria, industrial, grandes concentraciones urbanas, las fábricas y el comercio que cierra, el conurbano, hay historias enormes. Pero también tiene intereses concretos como son los municipios, están los egos y los medios que generan figuras que están en espacios políticos que no son el correcto y todo hace que sea complejo. Pero si vamos al programa, el mundo de las ideas, comenzamos a mejorar las posiciones. Y en esto también el político le gusta ser coherente con sus ideas, aunque es cierto que hay algunos pícaros.
–Parece utópico...
–¡Pero por supuesto! Pero ahí está la sabiduría porque si conseguimos un triunfo electoral nos aseguramos que estamos construyendo un futuro y le damos esperanza al pueblo de que vamos a cambiar este presente. Si es así, tenemos casi asegurada la madre de las elecciones, que es la de presidente, gobernadores, intendentes. Bueno, pero antes debemos pasar esta elección y por qué vamos a favorecer los egos cuando podemos ganar la elección de octubre.
–En Buenos Aires el peronismo no gobierna y eso genera más dispersión y le permite a Vidal hablar de los tres peronismos que, imagino, uno de ellos es Sergio Massa que, dicho sea de paso, no ha mostrado mucho interés en volver al partido.
–Bueno, a Massa hay que darle una oportunidad aunque él no nos ha dado oportunidades a nosotros. Porque él vota y hace lo que quiere, no tiene ninguna referencia con el peronismo, pero nosotros que somos más generosos, más amplios y diría muchas cosas más, como ser más coherentes, le damos una oportunidad. Le vamos a preguntar si quiere firmar estos puntos de acuerdo, este programa al que hago referencia, donde está la lucha, la realidad social y el futuro de la Argentina. Y él dirá si lo quiere firmar y bueno veremos qué hace. Veremos si se va con Macri o con la avenida ancha que después verá que es angosta porque las calles son las que están hablando, es la historia social de la Argentina.
–Usted tuvo diferencias con el gobierno kirchnerista…
–(Levantando los brazos y la voz.) Pero yo no me acuerdo…
–Está bien, eso no le impide a usted trabajar con ella en pos de la unidad cuando hay sectores que estuvieron con CFK hasta el último minuto de su gobierno y ahora son absolutamente refractarios...
–Eso habla de la naturaleza humana pero también hace a una trayectoria. Pero insisto, hay que leer la realidad social porque hay una gran campaña antiperonista que comenzó siendo anti Néstor, luego anti Cristina, anti los que estuvieron cerca, luego antikirchnerismo y ya avanzan sobre el antiperonismo y en cualquier momento se van mucho más atrás, incluso antes de Perón. Están en contra de todos los que piensan diferente. Esto es una campaña, es un enfrentamiento cultural enorme y marzo lo demostró con todas las manifestaciones. Y ellos hacen la del primero de abril, que dicen que fue espontánea, que se lo cuenten a otros. Luego dijeron que fue pacífica pero estuvo colmada de insultos. Esa marcha suena a código urbano donde no se come choripán, se respeta el semáforo y el tránsito. Por eso nadie se puede confundir, el macrismo escribe un código y nosotros escribimos la historia social de la Argentina.
–Luego vino la represión a los maestros. ¿Hay relación entre el 1A y ese episodio?
–Está en la foto que ya comenzaron a reprimir. Lo negaban con Milagro Sala, que es una presa política, con los compañeros de ella y los de Mendoza, Luego el caso de la Universidad de Jujuy, donde la gente de (gobernador Gerardo) Morales no esperan que cometas un delito y los llevan presos por ruidos molestos. Eso de meterse en la universidad no ocurría desde la noche de los bastones largos. Fue represión y lo hacen para escarmentar al pueblo. El otro tema casi represivo es el no llamar a las paritarias docentes.
–¿Cómo ve a la CGT?
–Deben tener una mirada más amplia, no sólo de los trabajadores formales sino de todos. Cuando la gente en la calle les dijo “poné la fecha… laralalalalá”, les estaban diciendo que no podía quedar en manos de tres personas esa decisión y qué es lo que van a negociar sin que el pueblo lo sepa. Si la CGT aclara y larga el plan de lucha donde fije objetivos, como un no a la desocupación, sí a las paritarias, defensa de las pymes, control de importaciones, etcétera, sirve para cuando se sientan a negociar y no hay chances que se negocie otra cosa que no sea defender ese programa, ese plan de lucha. Esto también vale para la CTA.