Estados Unidos volvió a vivir horas de furia en las calles. Las autoridades de Minnesota declararon el estado de emergencia y un toque de queda a partir de las 19 horas en la ciudad de Minneapolis tras la muerte de otro afroamericano a manos de la policía, justo cuando se acerca el fin del juicio por el asesinato de George Floyd. Según el departamento policial de Brooklyn Center, el domingo una agente quiso usar su pistola taser para inmovilizar a Daunte Wright, demorado por una infracción de tránsito, pero se confundió y disparó con su arma de fuego, lo que acabó con la vida del joven de 20 años. El presidente Joe Biden se pronunció sobre el incidente y dijo que las manifestaciones pacíficas son comprensibles, pero que "no hay absolutamente ninguna justificación" para los disturbios.
El mismo lunes al menos un adolescente murió y un oficial de policía fue herido en un tiroteo en una escuela secundaria de la ciudad de Knoxville, en el estado de Tennessee. La violencia también estalló durante el fin de semana en una playa del sur de California cuando una manifestación de supremacistas blancos chocó con unos 200 movilizados del movimiento Black Lives Matter. En las protestas, disueltas por la policía, se vieron a manifestantes portando símbolos nazis, del Ku Klux Klan y del expresidente Donald Trump.
El caso Daunte Wright
El último crimen racial que enluta a Estados Unidos se produjo el fin de semana en Brooklyn Center, un barrio de las afueras de Minneapolis, y la víctima fue identificada como Daunte Wright. La versión del Departamento de Policía local es que el joven manejaba su auto y tras ser demorado en un control policial se determinó que tenía una orden judicial pendiente por una infracción. Daunte volvió a ingresar a su vehículo, pero al ignorar la voz de alto una agente policial disparó y el impactó acabó con su vida.
A contramano de la versión policial Katie Wright, madre de Daunte, dijo que a su hijo le dispararon antes de volver a entrar al vehículo y que había sido demorado por llevar colgado un ambientador del espejo retrovisor de su auto, algo considerado "delito" en el estado de Minnesota.
Este lunes el comandante de la policía de la localidad de Brooklyn Center, Tim Gannon, señaló que la agente involucrada en el crimen no quería disparar pero confundió su arma de fuego con su pistola taser. "Fue una descarga accidental que resultó en una trágica muerte", señaló.
En clara protesta por el crimen de Wright, el domingo cientos de personas se concentraron frente a la sede del departamento policial de Brooklyn Center. La muchedumbre encendió velas y escribió un claro mensaje con tiza en la calle: "Justicia para Daunte Wright". La policía pidió a los manifestantes que se dispersaran, estos no lo hicieron y allí comenzó la represión. Dispararon gas lacrimógeno y granadas ensordecedoras. Luego, hacia la medianoche, se movilizó la Guardia Nacional.
En una rueda de prensa conjunta el gobernador del estado de Minnesota, Tim Walz, y los alcaldes de Minneapolis y Saint Paul (las dos mayores ciudades del estado) anunciaron este lunes el estado de emergencia y toque de queda. Las medidas están destinadas a evitar posibles incidentes en la noche en las que se prevén protestas como las que se vivieron el domingo.
Las movilizaciones por el asesinato de Daunte Wright tienen lugar mientras se lleva a cabo en Minneapolis el juicio contra Derek Chauvin, el policía acusado de asesinar al afroamericano George Floyd en mayo pasado en esa misma ciudad. Floyd murió cuando cuatro agentes intentaron detenerlo por haber utilizado un billete falso para pagar en un comercio. Durante su arresto, Chauvin lo inmovilizó en el suelo presionando la rodilla contra su cuello hasta que le produjo lesiones por las que más tarde murió asfixiado.
Tiroteo fatal en Tennessee
La violencia continuó el lunes por la tarde en la ciudad de Knoxville, en donde al menos un adolescente murió y un oficial de policía fue herido en un tiroteo en una escuela secundaria. El agresor intercambió disparos con la fuerza policial y un sospechoso fue detenido.
Bob Thomas, superintendente de los centros educativos del condado de Knox, aclaró en su cuenta de Twitter que el edificio que alberga el instituto fue rápidamente asegurado y que los estudiantes que no se vieron envueltos en el incidente fueron enviados a casa con sus familias.
Los tiroteos en centros de enseñanza son un flagelo recurrente en Estados Unidos desde la trágica masacre de Columbine, Colorado, en abril de 1999. Denunciando una "epidemia" de violencia armada, el presidente demócrata Joe Biden dio a conocer la semana pasada una serie de medidas para limitar el uso y portación de armas de fuego en el país, aunque reconoció que no podrá hacer demasiado por su cuenta si el Congreso no deja de bloquear cualquier intento de aumentar el control de pistolas y rifles.
Supremacistas en las calles
El domingo, una multitud de manifestantes agrupados bajo la consigna White Lives Matter llenaron las calles cerca del muelle de Huntington Beach en California, donde se cruzaron con protestantes contra el racismo y la violencia policial. Los supremacistas se dispersaron rápidamente después de que la policía declarara una "asamblea ilegal" en medio de enfrentamientos cada vez más hostiles.
La movilización atrajo a una muestra representativa de personas con creencias de ultraderecha como los Proud Boys, partidarios del uso de armas para legítima defensa y antiabortistas. De un lado de la calle se podía ver a manifestantes contra el racismo gritando: "¡Nazis, váyanse a casa!", mientras del otro un grupo nutrido agitaba sus banderas a favor de Trump.
Las autoridades no saben quien organizó el evento del White Lives Matter, pero fue convocado través de redes sociales como Telegram. Incluso algunos vecinos de la ciudad de Huntington aseguran haber recibido flyers del Ku Klux Klan, situación que encendió las alarmas del movimiento contra el racismo. Además de las que se vieron en Huntington, se multiplicaron reducidas protestas en Seattle, Columbia y Nueva York.