Los más de 600 habitantes de Capitán Pagé, ubicada en el departamento Rivadavia al límite con Formosa, están pidiendo a gritos que la provincia y el municipio de Coronel Juan Solá (Morillo), los escuchen en sus múltiples pedidos para recibir servicios básicos como el agua, además de mejores prestaciones en Salud, Seguridad y Educación.
Esta vez vienen padeciendo la falta de agua desde hace ya 10 días, cuando la bomba se quemó, según los vecinos, por el esfuerzo que realiza para llenar el único tanque de agua ubicado a unos 300 metros del pozo y a una altura considerable. Pero a su vez, resaltaron que ese tanque y la estructura que lo sostiene está en muy malas condiciones por su antigüedad y se encuentra justo encima de la Escuela primaria.
Por lo que aseguran que se debe cambiar íntegramente ese tanque y reubicarlo en el mismo lugar donde está el pozo del que se abastece todo el pueblo cambiar la bomba. “Cambiar la bomba resolvería el problema solo unos 10 u 11 meses más, pero se va a volver a quemar”, sostuvo Clara, un ama de casa que está al cuidado de su hijo, que vive con espectro autista y con trasplante de corneas.
“Es un drama constante en Pagé”, contó la vecina, ya que todos los años sucede lo mismo y son semanas de espera hasta que provincia y municipio se ponen de acuerdo en quién debe comprar la nueva bomba, “lo que tienen que hacer es poner un nuevo tanque con su estructura en el mismo lugar que el pozo, pero es una obra grande que requiere mucho dinero y el municipio no lo tiene, y la ayuda del gobierno provincial no llega”, añadió. Pero a su vez subrayó que deben sacar ese tanque ubicado a la par de la Escuela por el riesgo que supone para niños y docentes, ya que se encuentra absolutamente deteriorado.
Según les informaron, el nuevo equipo ya fue adquirido por la provincia a través de la Secretaría de Obras Públicas, “pero vamos a ver cuándo llega, porque la delegada municipal (Alejandra González) nos viene prometiendo eso desde hace varios días”, manifestó Clara.
Llamativamente, Aguas del Norte no presta servicios en la zona, sino que llega hasta Morillo, a tan solo 57 kilómetros de allí, y como una salida para solucionar la urgencia, el intendente Atta Gerala dispuso un camión cisterna que reparte agua una vez al día, “todas nuestras plantas, nuestras huertas están cecas ya, tampoco podemos darle agua a nuestros animales y es un pueblo rural, de eso vivimos”, sostuvo indignada la vecina.
La vecina subrayó que ya solicitaron a la provincia que el servicio comience a prestarlo Aguas del Norte, “porque el municipio no se hace cargo y se tiran la pelota con la provincia”. Es tal el desconcierto “que la provincia compra la bomba pero después se lo quieren descontar al municipio de la coparticipación”, detalló la habitante de aquella localidad.
Pagé es noticia desde hace por lo menos un mes, cuando sus habitantes primero decidieron tomar la Escuela por las malas condiciones en que se encuentra el establecimiento, lo que impedía el inicio de clases. Pero unos días más tarde cortaron la Ruta Nacional 81 sumando a ese reclamo más personal para la Sala de atención en Salud y una comisaría para garantizar la seguridad. “Pagés necesita de todo, una Escuela, Salud, Seguridad, no tiene Cajero ni Policía, y ahora se suma el drama del agua”, afirmó.
Aunque reconoció que el primer día que iniciaron el corte de ruta les designaron una nueva enfermera, con el que suman dos en la salita, y luego los visitó la secretaria de Gestión Educativa, Celeste Dib, para relevar la situación y en conjunto con el municipio se reacondicionó el CIC para que allí se dicten las clases del secundario y dos grados del primario, “todavía estamos esperando las aulas móviles para que la primaria y nivel inicial puedan utilizar, porque la Escuela está con riesgo de derrumbe y el tanque también”.
“Le recordamos al gobernador que somos de la provincia de Salta, y necesitamos que el gobierno nos ayude porque el municipio no nos escucha”, culminó.
Cuando las condiciones expulsan
Elías Guerra decidió abandonar Capitán Pagé y radicarse en Córdoba, cansado de la falta de condiciones de vida y para darle algún tipo de solución médica a su hija, que padece una esclerosis tuberosa que le generó un tumor en su cabeza.
En Pagé se dedicaba al campo, como la gran mayoría de quienes habitan allí. “Yo todavía tengo mi casa y viajo muy seguido, pero allá es imposible que atiendan a mi hija y le llegue el medicamento”, contó Guerra, para quien provincia y municipio deben destinar soluciones de fondo “y no culpar a quienes nos quejamos de que hacemos campañas políticas”.
“Es agua lo que se está pidiendo para vivir y trabajar, no bolsones”, añadió, y como Clara, resaltó que hay que remover toda la estructura de donde está emplazada “porque está podrida y se le va a caer a los chicos en la cabeza”. “Yo tengo 34 años y a ese tanque lo hicieron cuando tenía seis y estaba en la Escuela, así que ya tiene más de 27 años ahí arriba”, expresó.
“El intendente decidió mandar agua en camiones y mi mamá hoy estaba esperándolo con ollas porque no tiene dónde más almacenarla”, acotó, e insistió con que “se molestan cuando el pueblo reclama, pero no dan soluciones”.
“No entiendo, no sé si el pueblo no figura en el mapa de la provincia o porqué nunca llega nada ahí, cuando pedimos solamente lo necesario para vivir ahí”, concluyó.