Hace cinco años comenzaba la causa dólar futuro que ayer terminó (por ahora) con el sobreseimiento de lxs acusadxs, incluidxs la VicePresidenta Cristina Fernandez de Kirchner y el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires Axel Kicilof. ¿Es este un logro contra el lawfare?
Veamos. El lawfare busca la muerte jurídica y muerte política de la dirigencia progresista a partir de acusarla de delitos variopintos enmarcados en el gran fantasma de la corrupción. “Muerte jurídica” porque se busca evitar que la persona acusada pueda presentarse a elecciones y participar del juego democráctico, o que lo tenga que hacer restrictivamente. El caso por excelencia lo vimos con Lula, quien no pudo presentarse a las elecciones en Brasil, dando paso a la victoria de Bolsonaro y a la calamitosa situación política y sanitaria del país vecino. “Muerte política” porque se busca etiquetar a la persona como corrupta y que esa deslegitimación llegue a toda la ciudadanía y perdure. Volviendo a Brasil, difícilmente la reciente desvinculación de Lula de la causa en su contra después de años de hostigamiento pueda revertir la creencia de que es un corrupto.
El lawfare busca entonces efectos extrajurídicos: poco importa lo que pase realmente en la causa, siempre y cuando la muerte política y jurídica estén consolidadas. Ello significa que una vez que la causa penal se presenta, los medios hegemónicos la difunden y la ciudadanía queda atrapada, las dos muertes se producen y difícilmente se revierten con sobreseimientos o absoluciones posteriores.
No es fácil hacer análisis retroactivos pero podemos aventurarnos a reflexionar si la causa dólar futuro no ha cumplido ya con esos efectos extrajurídicos: ¿hubieran sido distintas las elecciones de 2015 sin el allanamiento del Banco Central y las primeras planas de los diarios? ¿Hubiera sido la misma la imagen política de Cristina y del kirchnerismo en general si esta causa no hubiese existido y la insistencia en “corrupción k” no hubiera plagado la disputa electoral?
En fin, como sucede con el sistema penal selectivo en todas sus dimensiones, los daños que ocasiona el uso distorsivo del derecho contra la dirigencia política son irreparables. En la causa de dólar futuro estos daños tuvieron, al menos, tres niveles de impacto: 1. Lxs acusadxs fueron hostigadxs y perseguidxs, afectándolos en su vida privada por cinco años. 2. Sus imágenes políticas y posibilidades jurídicas fueron manchadas y constreñidas, y raramente el sobreseimiento logrará revertir la creencia generalizada de que algo sucio habrán hecho. 3. Se produjeron efectos electorales (incalculables) con consecuencias para toda la ciudadanía y el país en su conjunto.
Esto abre un debate urgente. La solución al lawfare no va a venir con sobreseimientos y absoluciones tardíos. La salida al lawfare no surgirá de la misma estructura que lo hace posible. Si queremos evitar daños irreparables para lxs acusadxs, para la democracia y para el conjunto de la ciudadanía, necesitamos mecanismos preventivos para evitar que el lawfare ocurra en primer lugar.