Una nueva maniobra dilatoria de Gustavo Martínez Azar, abogado defensor del sacerdote Juan de Dios Gutiérrez, logró ayer miércoles que se pospusiera nuevamente el debate contra el cura acusado de abuso sexual agravado.
La Cámara Penal de Tercera Nominación, integrada por la jueza Patricia Olmi y los jueces Rolando Palacios y Marcelo Soria, entendieron que con su postura el letrado incumplió con el proceso legal y además de pedir que sea sancionado por el Colegio de Abogados de Catamarca, lo apartaron de la causa y le designaron un defensor oficial al imputado. Posteriormente, fijaron como nueva fecha para el juicio el 20 de abril.
Frente a una multitud que acompañaba a la sobreviviente, Agustina Moreno, a su mamá Alejandra Carrizo y a su hermana, quienes ingresaron a las 7.30 a la Cámara porque estaban citadas a declarar, Martínez Azar, con el barbijo mal puesto, llegó pasadas las 8 para presentar un escrito en el que argumentaba que en el edificio hubo casos de covid-19 y que él como persona de riesgo no iba a ingresar. El secretario, atento, le explicó que se había desinfectado el edificio y que no corría ningún peligro, pero se negó igual. Posteriormente, el secretario le indicó que podía conectarse desde su estudio particular o desde el Colegio de Abogados, pero las horas pasaron y el defensor nunca se comunicó.
“Le acondicionaron una sala donde iba a estar solamente con su defendido y solito. Pero él que no, que ya voy a ver. A las 10.40 entra el Tribunal, y nos comunican todas las maniobras para que no pueda empezar el juicio. Esa persistencia, hizo que se tome la determinación de pedir el abandono de la defensa, porque es una falta gravísima el entontecimiento de un juicio”, contó a Catamarca/12 la abogada querellante Silvia Barrientos.
La abogada confirmó que “El tribunal mandó una nota al Colegio de Abogados para que lo sancione”. En cuanto a la situación procesal de Gutiérrez, contó que escuchó cuando los jueces le explicaron que desde ese momento lo iba a asistir un defensor oficial y que él podría poner uno privado si así lo quería. “Tenga defensor de su confianza o del Estado el juicio continúa el martes. Eso nos aseguraron los jueces”, aseveró.
"Es un ataque más hacia nosotras"
Cerca de las 11 las partes comenzaron a salir de recinto. “Mi hija está muy mal y yo no doy más, pero voy a sacar fuerzas para el martes”, dijo Alejandra la mamá de Agustina, quebrándose ante los medios de comunicación y la gente que esperaba a la salida de la Cámara Penal.
Agustina, ante la tensión y por más que tenía contención psicológica, se desbordó y comenzó con una crisis de angustia. La madre relató que estuvieron despiertas de las 6 de la mañana y preparándose durante muchos días para ese juicio. “Fue una situación desesperante estar ahí adentro esperando”, dijo con la voz entrecortada.
“Fue este abogado que ha hecho circo desde la mañana para que no se haga el juicio. Mintió que se iba conectar y no lo hizo. Nosotras estamos cumpliendo todo lo que nos decía la justicia, respetando todo lo que nos decían y ahora volver de nuevo, esperar cuántos días más. El martes íbamos a tener la sentencia y por esto que pasó recién va a comenzar el juicio”, manifestó en ese momento.
Por la tarde, y un poco más calmada, explicó que recién se estaba recuperando de lo vivido en la Cámara Penal. “Me quedé sin voz desde esta mañana por los nervios, más cuando la vi a la Agus (que) se desvanecía. Ya está bien contenida, está descansando ahora”, contó.
“Yo recién tragando todo lo que tuvimos que soportar esta mañana. Solo nos resta esperar hasta el martes. Es muy difícil este ataque, porque es otro ataque más hacia nosotras. La falta de respeto, de consideración. Saber que la justicia no mide los tiempos de la víctima. Acá estamos poniéndole toda la fuerza necesaria para el martes que nos aseguraron que sí o sí se va a realizar”.
Alejandra y sus tres hijas debieron irse de la ciudad del departamento Belén donde tenían su casa y trabajo, debido al hostigamiento constante de la gente, que era impulsada desde la misma iglesia para defender al cura. Desde hace 6 años, y a golpes de dilaciones impulsadas desde el Obispado, las cuatro sólo han venido generando fuerzas para el día en que Juan de Dios Gutiérrez sea condenado.
Desde el comienzo, Agustina comenzó con crisis depresivas, consecuencia de la manipulación y sometimiento que soportó. Cada dilación en la causa implicó una recaída para ella y para todas y ayer significó un nuevo dolor.
Sin pétalos
El sacerdote, quien también esperó dentro de la Cámara Penal pero en otra sala, salió pasadas las 12.30. La prensa aún lo esperaba y ante las preguntas se hizo el desentendido en cuanto a las maniobras realizadas por su abogado. "A mí no me dieron nigún papel. Mi abogado sigue siendo Martínez Azar", dijo confundiendo a los presentes.
A diferencia del recibimiento que le dieron en Belén cuando salió de la Comisaría donde estuvo 35 días detenido en 2015, y le tiraban pétalos de flores, esta vez se subió al taxi, mientras algunos de los manifestantes que quedaban, le gritaban "¡Violador!".