Fuerza Trueno 5 puntos
Thunder Force/Estados Unidos, 2021.
Dirección y guion: Ben Falcone.
Duración: 107 minutos.
Intérpretes: Melissa McCarthy, Octavia Spencer, Bobby Cannavale, Kevin Dunn y Jason Bateman.
Estreno en Netflix
Melissa McCarthy se inscribe en una larga tradición de comediantes que polarizan opiniones. Aquí están quienes ven en ella un torbellino humorístico capaz de llevarse todo por delante y aquellos que la consideran una actriz egocéntrica y enamorada de sí misma, un agujero negro capaz de absorber todos los componentes de una película para ponerlos al servicio único de su lucimiento. Ni siquiera su extraordinario trabajo dramático en ¿Podrás perdonarme? acercó posiciones antagónicas que, como en la política, parecen muy cómodas donde están. Es en este contexto que Fuerza Trueno llega a la plataforma Netflix para entregar más argumentos a favor de cada bando. La quinta colaboración de McCarthy con el director, actor y marido desde 2005 Ben Falcone (Tammy, The Boss) es otro cabal exponente de su talento para la improvisación surrealista, para exprimir hasta la última gota del potencial cómico de cada situación. Un humor que funciona mejor cuando hay detrás un guion sólido capaz de articularlo. No es este caso.
Fuerza trueno tiene un pie en el cine de superhéroes y otro en la comedia más caótica –no tan escatológica ni explícita como en otras ocasiones– de McCarthy, inscribiéndose así en dos tradiciones claramente demarcadas pero que aquí no se llevan del todo bien entre sí, como si cada una quisiera cargar agua para su molino en lugar de potenciarse para el bien común. Y el bien común es, justamente, lo que buscan las protagonistas. La acción arranca en una escuela hace varias décadas, donde coinciden en un mismo aula Emily y Lydia. Dos personalidades distintas y destinadas a atraerse: si la primera es inteligente y tiene un extraordinario rendimiento académico pero pocas herramientas para defenderse del bullying de sus compañeros, la otra asoma como una pendenciera dispuesta a ajusticiar a quien moleste a los más débiles. Pero la amistad dura hasta que termina el colegio.
Años después, Emily (Octavia Spencer) es una poderosa empresaria high-tech y Lydia (McCarthy), una mujer solitaria y sin demasiados progresos económicos. La ausencia de Emily en una reunión del colegio a la que había confirmado asistencia opera como excusa para que Lydia vaya a su encuentro y, por error, termine como conejillo de indias en la prueba de una sustancia capaz de otorgar poderes especiales. Las chicas, contra la voluntad de Emily, terminarán nuevamente hermanadas, dibujando una parábola que va del desprecio a la confianza en medio de una subtrama con un maquiavélico alcalde ávido de poder (un caricaturesco Bobby Cannavale) y su asistente con brazos de cangrejo (Jason Bateman). Asistente e interés romántico de Lydia, como se ve en una secuencia en un restaurant de altísimo octanaje cómico a raíz del grado de naturalización de lo ilógico (imposible no recordar en el sketch de la cena de Hugh Jackman y Kate Winslet en Proyecto 43).
Pero Fuerza trueno es una comedia atada, una de esos productos de Netflix pensados como sumatoria de elementos que deben tildarse. A medida que avanza el metraje, su desenfado inocentón cede su lugar a las referencias al universo de los encapotados y la sororidad bienpensante y de salón de esas mujeres unidas para vencer.