Fernando M. Croxatto, obispo católico de Neuquén, emitió una carta abierta dirigida a los diferentes equipos pastorales de su diócesis en la que hace una serie de observaciones y críticas sobre la salud pública, la desocupación, el aumento del costo de vida y el cuidado del medio ambiente, entre otros temas, y reclama al gobierno provincial “que abra todos los espacios de diálogo necesarios para que la solución de los conflictos pueda ser encontrada en forma consensuada, pacífica, razonable, justa y duradera”.
El documento, emitido con motivo de cumplirse 60 años de la creación de esa diócesis católica cuyo primer obispo fue Jaime de Nevares reconocido luchador en defensa de los derechos humanos, señala que “la conflictividad social actual impone un malestar cada vez más inquietante que, luego de un año de pandemia, nos habla de una realidad provincial y nacional muy preocupante y nos llama a involucrarnos, señalando las situaciones injustas que nos reclaman a todos” marcando que el propósito es “compartir la necesidad de una mirada actual que permita reconocernos en nuestra historia con memoria agradecida y propicie a su vez los acercamientos necesarios para abordar este tiempo que estamos viviendo”.
Respecto al personal que trabaja en la salud pública el texto episcopal advierte que se trata de “un sector que ha sido sometido a esfuerzos sobrehumanos en el contexto de pandemia vivido y que se vive aún, con escasez de recursos materiales y salarios injustos que imponen la migración del recurso humano hacia el sector privado con el consiguiente resentimiento del servicio de salud al que busca acceder la ciudadanía en general y en especial los sectores más vulnerables, atento al carácter gratuito que detenta”. Denuncia también que “hoy vemos al personal de salud autoconvocados en las calles, reclamando un diálogo que no encuentra eco en quienes tienen el deber de dialogar para construir una solución”.
En una enumeración de los problemas que afronta la provincia Croxatto agrega que frente a la crisis habitacional “cada vez son más las que padecen la miseria de no tener un techo y se posicionan por condiciones más dignas de vida”, mientras los trabajadores de Cerámica Neuquén sostienen su pedido de intervención del Estado “ante el inminente remate judicial de lo que hoy es fuente de trabajo y sostén de familias”. Respecto de la situación educativa el obispo asegura que en los edificios escolares “falta de personal e insumos para cumplir con los protocolos” mientras “los miles de chicos y chicas que nunca llegaron a escolarizarse durante la pandemia y hoy requieren de aprendizajes mejores que recuperen los conocimientos perdidos” subrayando también que “la falta de conectividad en el interior y el no funcionamiento adecuado de los albergues rurales” empeora la condiciones.
El titular de la diócesis de Neuquén denuncia además que aumenta la desocupación y la incertidumbre crece en las distintas áreas de trabajo “producto de la crisis económica sostenida que atraviesa todo el arco productivo y que repercute directamente en el entramado social”. A ello se agrega, dice, “el aumento del costo de vida; la alarmante suba del precio de los alquileres, sumado al costo de los precios de la canasta básica, complican la situación de cada vez más familias y provocan la toma de tierras”. Señalando además que la crisis se agravó por “el aumento de los combustibles, teniendo presente el interior de la provincia, las grandes distancias, la migración interna por la falta de trabajo en las zonas rurales hacia la capital, con la consiguiente separación de las familias”.
El texto eclesiástico también expresa preocupación por el medio ambiente indicando que “la falta de acciones concretas por parte del Estado” en la materia muestra “un manifiesto desinterés por el cuidado de la casa común”. Y agrega que “la degradación del monte neuquino por la falta de controles en la actividad petrolera, la presión y el avance del mercado inmobiliario sobre los ecosistemas ribereños y, últimamente, la exclusión de la sociedad civil del comité de alerta hídrico ambiental son una muestra de la falta de comunión con nuestra tierra".
El documento incluye además una enumeración de situaciones de conflicto social, “manifestada en cortes de puentes y rutas que nadie desconoce”, y ante esto señala que “todos somos Estado y Nación, sin embargo, los responsables primeros y últimos de garantizar el cumplimiento de todos los derechos son quienes gobiernan”.
En directa alusión a las autoridades que gobiernan la provincia del Neuquén, el obispo Croxatto sostiene también que “observamos con preocupación en muchos conflictos, la dilación de promesas realizadas en los distintos ámbitos y, más grave aún, el incumplimiento de acuerdos que con mucho esfuerzo han sido promovidos y acompañados con distintos actores de la sociedad civil” y se pregunta si esta “¿será esta una estrategia de gobierno?”
Finalmente el obispo señala que “nuestra mayor preocupación” son “las carencias y necesidades que viven miles de neuquinos y neuquinas de todas las edades, sin que exista una respuesta de las autoridades que esté a la altura de esta dramática coyuntura que exige ser atendida, en busca de la dignidad de toda persona humana y donde parece primar ‘el poder’ detrás de las posturas y no el bien común del pueblo y de los más necesitados”.