Hubo foto pero no hubo acuerdo. El encuentro que se llevó adelante ayer por la mañana en la Quinta de Olivos entre Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta no sirvió para aliviar la tensión política que rodea a la relación entre la Ciudad y la Nación desde la llegada de la segunda ola de la pandemia desatada por el coronavirus. El día en que la Argentina volvió a superar su propio el récord de contagios, con 29.472 nuevos casos y 160 fallecidos, tanto el Presidente como el jefe de Gobierno porteño ratificaron sus diferentes posturas para atacar la suba exponencial de casos en el AMBA. El jefe de Gobierno se mantuvo inflexible pese a que los datos publicados ayer por el ministerio de Salud detallaron que fueron 3313 los casos positivos registrados en la Ciudad, la marca más alta desde el comienzo de la pandemia. En ese marco, la procuradora adjunta Laura Monti dictaminó de manera exprés a favor de la competencia de la Corte Suprema de Justicia para resolver el planteo efectuado por el gobierno porteño para que se garanticen las clases presenciales, una resolución esperable teniendo en cuenta que la Procuración General sigue en manos de Eduardo Casal pero que, como en todos los casos, no es vinculante. Por otra parte, la jueza porteña Romina Tesone, que también sorprendió por su velocidad, rechazó el amparo presentado por un grupo de madres y padres para dejar sin efecto en la suspensión de las clases presenciales y también señaló que el conflicto deber ser resuelto por el máximo tribunal nacional.
Cerca del mediodía, al finalizar la reunión Fernández disparó sin miramiento contra el jefe de Gobierno. “Fue injusto e ingrato y se equivocó", sentenció el Presidente y dejó en claro tanto el tenor en el que se desarrolló la reunión como su posición respecto de las declaraciones vertidas el jueves por Rodríguez Larreta, que lo había acusado de romper el trabajo conjunto que desarrollaban las dos jurisdicciones con la decisión "inconsulta" de suspender por 15 días las clases presenciales en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Larreta, por su parte, no se movió un centímetro de lo expresado en su anterior conferencia de prensa y volvió a cargar contra el Poder Ejecutivo “por no haber cumplido con las vacunas que prometió”.
El marco en que se había planteado la reunión -con el DNU de las nuevas restricciones dictado por el Ejecutivo ya vigente y con la presentación de la Ciudad ante la Corte Suprema ya realizada- reducía las chances de alcanzar algún tipo de acuerdo a su mínima expresión. Por eso ni el resultado de la charla en Olivos ni las declaraciones posteriores causaron sorpresa.
Desde que Larreta ingresó a la Quinta de Olivos hasta que se retiró pasaron dos horas. La charla fue mano a mano, respetuosa pero áspera en algunos tramos. Según pudo reconstruir Página/12 el principal eje del intercambio pasó por las clases presenciales. Ambos mandatarios cruzaron argumentos. Alberto Fernández explicó que las nuevas restricciones estaban sostenidas sobre base científica e insistió con que era necesario frenar la circulación masiva que producen las clases presenciales. El propio Presidente contó que ante la preocupación expresada por Larreta sobre la modificación de la modalidad en que se impartirán las clases durante los próximos 15 días le respondió con datos precisos acompañados de gráficos que reflejaban que "desde que volvieron las clases la curva había ascendido precipitadamente".
En el contacto que mantuvo con los periodistas en el mediodía de ayer el Presidente aclaró que “los datos científicos dan cuenta que el problema no ocurre en los colegios sino que detrás de la presencialidad de alumnos se genera todo un movimiento social que incrementa mucho la circulación ciudadana”. En ese marco reiteró que lo que lo que busca el Gobierno es que haya menos gente en la calle para que bajen los contagios. “El plan nuestro es reducir durante 15 días drásticamente la circulación”, sintetizó.
Por su parte, el alcalde porteño minimizó los efectos que pueda tener sobre la población en general el movimiento que genera el desarrollo del ciclo lectivo tal cual está planteado en la Ciudad. Larreta sostuvo que el comportamiento de los miembros de la comunidad educativa no es igual en el conurbano que en la Ciudad y que también se debería diferenciar el nivel primario del secundario a la hora de evaluar las medidas. Más allá del intercambio, ninguno de los mandatarios modificó su posición. Fernández tan sólo se comprometió a volver a revisar los datos dentro de 15 días. Ambos mandatarios acordaron mantener los canales de diálogo abiertos ante un escenario que vuelve a ser incierto respecto de las posibilidades de controlar el crecimiento de la suba de contagios.
El jefe de Gobierno porteño también brindó una conferencia de prensa en la cual dio su versión de la reunión y en la que le solicitó al mandatario nacional "rever su posición" respecto a las clases. En su presentación, la máxima autoridad de la Ciudad de Buenos Aires resaltó que hará "todo lo posible para que los chicos puedan estar en las aulas el lunes próximo", aunque rescató el diálogo con el presidente Alberto Fernández, al que calificó como "positivo" ya que en estos momentos "tienen la responsabilidad de coordinar esfuerzos en un momento de angustia e incertidumbre".
"Lo último que hay que cerrar son las escuelas. Yo sostengo esta convicción. El aula más peligrosa es la que está vacía", reiteró, en un mensaje confuso que intenta instalar la idea de que no habrá clases, cuando el objetivo es pasar de la presencialidad a la virtualidad.
Luego del encuentro que mantuvo con el Presidente, detalló que le llevó "todos los fundamentos de por qué es tan importante que continúen las clases presenciales" y reveló que en las próximas horas le alcanzará nuevos informes.