Mencionamos, hace unas semanas en este espacio, cómo la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca tuvo que esperar desde su fundación en 1683, hasta la llegada del arquitecto Luis Caravati en 1859, para comenzar la transformación de su paisaje urbano de aldea a ciudad y que podemos apreciar, aún hoy, a pesar de la demolición.

Los catamarqueños sabemos que el arquitecto italiano diseñó la ciudad de Catamarca; lo hizo intuitivamente. Parece romántico esto último, pero lo cierto es que, a medida que se vinculaba con la sociedad de la época y le encomendaban una serie de obras, elaboró, ¿sin querer?, un plan urbano ambiental para la ciudad que no necesitó ser escrito en papel.

Una serie de espacios públicos y edificios fueron construyendo esa imagen de ciudad. Éstos últimos son muy importantes para la memoria de la gente y por la función que albergan, aún al día de hoy. Creemos que se puede leer "La Ciudad de Caravati” desde cada una de sus obras. Por caso, situados en lo que fue su casa en la calle Rivadavia –hoy Museo Casa Caravati– se aprecia desde sus terrazas la inmensidad del territorio del Valle Central, enmarcado con el telón de fondo de los sistemas montañosos del Ambato y el Ancasti.

Es posible hacer una clasificación de las intervenciones arquitectónicas de Caravati en la ciudad, de acuerdo con sus escalas, en edificios religiosos, institucionales, escolares, de la salud, para el equipamiento urbano y viviendas. Entre los institucionales, se destaca la Casa de Gobierno, construida por él apenas llegó a la ciudad y que ocupa el solar de la esquina de las calles República y Sarmiento, al frente de la plaza principal 25 de Mayo, al lado de la Catedral Basílica.

La Casa de Gobierno se construyó en cuatro etapas. Primero, la planta baja, luego la planta alta con su fachada principal mirando a la plaza y dos ampliaciones que se observan claramente sobre la calle República. Es notable cómo se puede leer, mirando esta obra en su conjunto, la intención de construir ciudad, considerando la línea de fachada, las alturas uniformes, el coronamiento, las ventanas, los balcones, etc., como si todo hubiera sido pensado desde el primer momento; en una época donde los códigos de edificación no eran frecuentes en las ciudades pequeñas.

Actualmente, por decisión del Poder Ejecutivo Provincial de Catamarca, la sede de gobierno es intervenida para su puesta en valor con miras a la celebración de los doscientos años de la Autonomía de Catamarca, que se celebrará el próximo 25 de agosto. Esto es muy relevante, considerando que la conmemoración tendrá en cuenta a Caravati y su ciudad; que es nuestra ciudad.

Hace una semana tuvimos la oportunidad de visitar el estado del avance de la obra, ante una invitación de la diputada nacional Silvana Ginoccio, con una visita guiada por la arquitecta Laura Maubecin, directora de Patrimonio y Museos. Agradecemos la posibilidad que nos dieron a Catamarca/12 de recorrerla, ya que nos permite escribir estas líneas. Estuvieron presentes, también, el historiador Marcelo Gershani Oviedo y el ministro de Turismo y Cultura, Arquitecto Luis Maubecin.

Pudimos constatar cómo el edificio está siendo despojado de todos los agregados que le fueron incorporando a lo largo de tantas décadas de uso, desde 1859. Es posible apreciar la clara intención de Luis Caravati de trabajar los vacíos con gran sensibilidad. Mencionamos esto último, ya que desde el patio contiguo a la Catedral Basílica (obra del mismo autor), era imposible ver, hasta ahora, el templo religioso. Luego de esta intervención se podrá apreciar lo que quiso dejar el arquitecto como mensaje en su mirada de ciudad, desde lo general a lo particular: un hábitat sustentable y sostenible que comprende, en un sentido lógico, su medio natural y cultural.

Quizás, esta intervención de puesta en valor ayude a animarnos a rescatar muchas de sus obras de la “Escuela de Caravati”, que permanecen inadvertidas por los vecinos. Tal vez, ayude a los profesionales que estudian el Patrimonio Arquitectónico, a elaborar un protocolo para recuperar sus obras, en la coherencia y la homogeneidad del paisaje urbano de la ciudad que pensó y que pudieron percibir los vecinos que vivieron a principios del siglo XX en “La Ciudad de Caravati”.

*Arquitecto