Estudiantes y Gimnasia empataron sin goles este domingo el clásico platense, que después de 15 años y ocho meses volvió a jugarse en el estadio Jorge Luis Hirschi, del Pincha. Pasaron 12 clásicos desde la última vez que los rivales platenses se enfrentaron por última vez en ese escenario, período en el cual Estudiantes cosechó nueve triunfos y tres empates. Con esta nueva igualdad, los dirigidos por Ricardo Zielinski treparon a las tercera posición de la zona A, mientras que los conducidos por la dupla conformada por Mariano Messera y Leandro Martini, que llegaban al clásico con una magra cosecha: apenas un triunfo en los seis últimos partidos, rescataron un punto aunque continúan en la décima posición de la zona B, todavía lejos de los puestos de clasificación.
El clásico arrancó a puro vértigo, con Estudiantes intentando imponer su juego directo ante un Gimnasia más contenido pero que salía rápido de contrataque y lograba inquietar con las intervenciones de Carbonero y el paraguayo Ayala. Dos veces se había arrimado con peligro el conjunto local, hasta que el Lobo respondió con una buena corrida de Carbonero que terminó en un remate de Eric Ramírez, que salvó casi sobre la línea Fabián Noguera.
Pero a pesar de las buenas intenciones, lo cierto es que no hubo un claro dominador de la etapa. Por momentos parecía ser Gimnasia, sobre todo en la medida que aparecía Alemán, y por momentos era Estudiantes el que lograba imponerse, cuando atacaba por la izquierda con una buena labor de Leandro Díaz.
Con el correr de los minutos, la fricción terminó ganando protagonismo en el clásico y entonces el partido se cayó como en un pozo del que le costaba horrores salir. Así, durante un buen tramo, los arqueros se convirtieron en espectadores de lujo de un espectáculo que perdía brillo minuto a minuto.
El trámite de la segunda parte no varió demasiado la esencia. Tanto a Estudiantes como a Gimnasia les faltaba claridad en los últimos metros como para poner en riesgo los arcos de Rey y de Andújar.
Sólo recién cuando el Lobo se quedó con diez, por la expulsión por doble amarilla de Mancilla, Estudiantes pudo ejercer un poco más de presión sobre el área rival e hilvanó al menos un tres llegadas claras, que si bien no terminaron en gol al menos ayudaron a cortar la anemia ofensiva que parecía apoderarse del encuentro. La primera fue un cabezazo de Noguera, apenas desviado; luego vino un remate de Leandro Díaz que se estrelló contra el travesaño y, por último, ya sobre el cierre del partido, un remate de Castro que Rey sacó al córner tapando el disparo con su pierna derecha.
"No perder el clásico siempre sirve. Porque perder el clásico siempre te daña", explicó una vez finalizado el trámite el arquero de Estudiantes, Mariano Andújar, quien lleva 14 partidos sin derrotas ante el clásico rival. Ninguna otra idea hubiera explicado mejor lo sucedido en la tarde del domingo platense. Los dos equipos jugaron a no perder y debieron conformarse con el reparto de los puntos.