Las universidades nacionales de Río Cuarto (UNRC) y de La Rioja (UNLaR) celebrarán este año el 50 aniversario de su creación con actividades académicas, culturales, científicas y deportivas. A ellas se sumará la del Comahue (UNCo), cuyo decreto fundacional se firmó en 1971, pero el inicio del ciclo lectivo comenzó al año siguiente, por lo que decidió festejar su medio siglo en 2022.
Esas casas de estudios superiores nacieron como parte de un proyecto del entonces decano de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, Alberto Taquini. La iniciativa proponía el establecimiento de universidades en todo el territorio nacional: Río Cuarto, Comahue, Salta, Catamarca, Lomas de Zamora, Luján, La Pampa, Misiones, San Juan, San Luis, Santiago del Estero, Entre Ríos, Jujuy y La Rioja (estas dos últimas, primero provinciales y luego nacionales). Se lo conoció como “Plan Taquini” y creció en un país signado por las dictaduras impuestas entre 1966 y 1973.
Los rectores de la UNRC, Roberto Rovere; de la UNLaR, Fabián Calderón; y de la UNCo, Gustavo Crisafulli, dialogaron con el Suplemento Universidad para reflexionar sobre aquel momento histórico y su vínculo con la situación del país.
“La creación de la UNRC, primera del Plan Taquini, se dio en un contexto de una fuerte demanda y movilización por parte de la ciudadanía organizada de Rio Cuarto y su región, en busca de un proyecto de educación superior que contribuyera al desarrollo productivo, social, cultural y científico, con proyección local y regional”, destacó Rovere.
Recordó que “el proyecto consideraba la creación de comisiones prouniversidad en las regiones geográficas propuestas, integradas por entidades de localidades regionales del sur de la provincia de Córdoba, particularmente de Río Cuarto, y así se generó una demanda social que sobrepasó el plan original y fortaleció el consenso para su creación”.
El rector de la UNRC explicó que “si bien por esos años el proyecto no lograba el apoyo del Ministerio de Educación, movimientos sociales como el Cordobazo y el Viborazo, con una fuerte participación obrera y estudiantil, precipitaron la decisión de descentralizar la educación universitaria, descomprimir las grandes universidades, como la de Córdoba, y llevar los estudios superiores hacia la periferia de los centros urbanos”.
El Área de Arte y Cultura de la Secretaría de Extensión de la UNRC prepara actividades a partir de mayo. Contempla un acto central virtual con presencia acotada, actividades culturales, artísticas, académicas y científicas; la entrega de títulos honoris causa y la presentación del libro La UNRC y sus historias desde la diversidad de voces.
Por su parte, Calderón señaló que la UNLaR “celebra los 50 años del hito fundacional, que es producto del pedido de una comunidad organizada y de una comunidad educativa, y de sus docentes y estudiantes de escuelas secundarias, que se movilizaron hacia la plaza principal, un movimiento que se denominó QUR, Queremos Universidad Riojana”.
“Allí participaron organizaciones sociales, sindicales, políticas y religiosas, acompañadas por el entonces obispo, monseñor Enrique Angelelli, hoy beato argentino, y un grupo de organizaciones educativas que planteaban la necesidad de que La Rioja contara con una universidad para evitar las migraciones de muchos jóvenes que tenían que irse a otras provincias para estudiar y acceder a sus títulos universitarios”, destacó.
El rector de la UNLaR rememoró que aquellos reclamos “se dieron en el marco de la presencia del entonces ministro de Educación, (Gustavo) Malek, que estaba presente en La Rioja, y que se llevó esa expresión popular del QUR, ocasión en la que él manifestó que iba a haber una universidad riojana”.
La actividad central de la UNLAR será el próximo 17 de septiembre, en la que se espera la asistencia de autoridades nacionales y provinciales. Antes de esa fecha, los 17 de cada mes habrá conferencias, jornadas, actividades culturales, deportivas y la visibilización de proyectos de investigación, extensión y vinculación tecnológica.
Crisafulli, rector de la UNCo, en tanto, reflexionó: “La creación de nuevas universidades del llamado Plan Taquini respondió a múltiples razones, algunas de índole socioeconómica, como la evidente necesidad de ampliar un sistema de educación superior, muy reducido y concentrado a pocas ciudades”.
“Hubo también razones políticas, en el sentido de que la dictadura daba respuesta y acordaba con actores políticos no peronistas con los que a la vez negociaba una transición a otro régimen político. En los hechos, las nuevas universidades se convirtieron inmediatamente en un núcleo de resistencia a la dictadura y de movilización de las organizaciones que luchaban por la vuelta del peronismo”, aseguró.
El rector de la UNCo aclaró que “desde hace muchos años la Universidad conmemora el aniversario cuando se iniciaron las clases, en 1972, y no el decreto de creación, por lo cual el festejo del cincuentenario será el año próximo y su magnitud y alcance dependerá del estado de la pandemia”.
Crecer y celebrar
La UNRC nació el 1 de mayo de 1971, después de importantes movilizaciones sociales. Está ubicada a seis kilómetros del centro de Río Cuarto y se cursan 50 carreras. También posee doctorados, maestrías y especializaciones. Cuenta con cerca de 20 mil alumnos de grado y 700 de posgrado, 1.800 docentes y más de 500 personas de apoyo, entre administración y área técnica. El ingreso medio anual es de cuatro mil estudiantes.
Dos meses y medio más tarde, el 15 de julio de 1971, fue creada la UNCo, que empezó el primer ciclo lectivo el 15 de marzo del año siguiente. En la actualidad alberga más de 35 mil estudiantes distribuidos en 78 carreras, que se ofrecen en sedes de ciudades cordilleranas y de la costa atlántica patagónica.
La UNLaR surgió como universidad provincial el 2 de junio de 1972 y su ciclo académico empezó al año siguiente. Fue ascendida al rango de universidad nacional por la ley 24.299 del 28 de diciembre de 1993. La casa de estudios fijo la celebración para 2021 en homenaje a las movilizaciones de varios sectores en reclamo de la creación de una casa de estudios durante 1971.
Esta universidad cuenta con 79 carreras –58 de grado y 21 de pregrado– y 28 posgrados, 25 mil estudiantes y 2.300 docentes. Este año se inscribieron más de 12 mil alumnos –una cifra considerada récord–. Posee una sede Capital, cinco sedes regionales y cuatro delegaciones en las principales ciudades del interior provincial.
Como parte del aniversario, la Legislatura riojana declaró de Interés Provincial y Legislativo al 50 aniversario del “Hito Fundacional de la Enseñanza Universitaria en la Provincia”. En ese contexto, la UNLaR avaló la grabación del “Himno a la Universidad Nacional de La Rioja”, cuya autoría es de Leila Mirta Marasco de Bilmezis y Francisco Frega.
Aquellos años violentos
En declaraciones a este suplemento, Alberto Taquini, autor del plan de establecimiento de nuevas universidades, recordó que “la propuesta tomó estado público en los medios y junto con la formación de comisiones prouniversidad de habitantes de las ciudades, para las que proponíamos una universidad, se masificó la demanda social por nuevas universidades”.
“Empezaron a surgir comisiones en ciudades no previstas originalmente, que prosperaron y por su labor constante lograron las nuevas universidades. Si bien la demanda social tomó estado público muy creciente, el Ministerio de Educación y las universidades nacionales existentes se opusieron a las creaciones. Creo que la presión social lo convirtió en un tema de debate y logros hasta hoy vigente”, evaluó Taquini.
Para el impulsor del proyecto, “la transformación universitaria ha sido importantísima, porque en el interior transformaron la realidad de ciudades y de muchas familias que por primera vez mandaron a sus hijos a la universidad y aumentaron las oportunidades cuando la migración parecía ser la única opción”.
Para la investigadora de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) y del CONICET Mariana Mendonça, la creación de nuevas universidades durante aquel período “llama la atención, justamente, porque se lleva a cabo en el contexto de una dictadura militar que reprimió fuertemente a la comunidad académica”.
Un caso emblemático de la dictadura de Juan Carlos Onganía fue la represión del 28 de julio de 1966, ejercida por la infantería policial contra docentes y estudiantes de varias facultades de la UBA, un hecho que se conoce como “La noche de los bastones largos”, cuyo accionar se extendió a todo el país y provocó el exilio de decenas de investigadores.
En declaraciones a este suplemento, Mendonça explicó que si bien el plan de creación de universidades surge en 1968, “la materialización de esa política comenzó en 1971, bajo la presidencia de Lanusse”, en un contexto en que “el país atravesaba una crisis económica y política muy grande y las movilizaciones expresaban un descontento popular cada vez más grande”.
Algunos análisis sobre el tema señalan –puntualizó la investigadora– que las nuevas casas de estudios “se crearon con el objetivo de descentralizar al movimiento estudiantil que estaba cada vez más politizado y participaba de distintas organizaciones armadas”. También están quienes sostienen que el proyecto se relaciona con “las ideas desarrollistas de la época y el objetivo de crear carreras orientadas al desarrollo local”.
Tras el fin de la dictadura de Lanusse, la democracia solo pudo sostenerse hasta 1976 y en esa debacle también cayeron las nuevas universidades. “Ninguna de ellas logró afianzarse antes de que un nuevo golpe de Estado irrumpiera en la escena política. Eso dificultó muchísimo poder observar los resultados en el corto y mediano plazo”, reflexionó Mendonça.
EN LA CASA DE JOAQUÍN V. GONZÁLEZ
Bajo un intenso sol de primavera, a mediados de noviembre de 1968, la porteña Academia del Plata se reunión en el museo Samay Huasi, la residencia de descanso que fuera de Joaquín V. González, ex ministro de Julio A. Roca y uno de los animadores de la literatura nativista conservadora de Argentina.
Convertida en museo y ubicada cerca de tres kilómetros de Chilecito, en el oeste de La Rioja, ese lugar fue sede de encuentro de los miembros de esa entidad en un coloquio que llamaron “Modernización de las Instituciones Políticas de Argentina”, que duró tres días. En la Casa Rosada estaba Onganía, que había dado el golpe de Estado contra el radical Arturo Illia el 28 de junio de 1966.
En Samay Huasi, Alberto Taquini presentó el “Programa de Adecuación de la Enseñanza Universitaria Argentina a las Necesidades del Desarrollo”, que planteaba el nacimiento de nuevas casas de estudios superiores.
Hasta ese momento sólo funcionaban las universidades nacionales de Córdoba, Buenos Aires, La Plata, Litoral, Tucumán, Cuyo, Nordeste, Sur y la UTN, que había sido creada por el peronismo como Universidad Obrera. También había algunas provinciales y privadas.
El proyecto de creación de universidades había surgido de la católica Academia del Plata, fundada el 20 de abril de 1879 por iniciativa de exalumnos del Colegio del Salvador de Buenos Aires, perteneciente a la Compañía de Jesús.
Esa organización se había creado con el propósito de defender la religión católica ante el laicismo que partía básicamente del positivismo y que ponía en práctica la dirigencia del Partido Autonomista Nacional (PAN), en la que estaban enrolados Roca y González, fieles representantes de la Generación del 80.