En medio del colapso sanitario y el aumento de la ocupación de camas en el sector público y el privado, el Gobierno porteño destinará un pabellón del Hospital Muñiz para atender a pacientes con coronavirus de prepagas y obras sociales que no tienen más capacidad en sus sanatorios. Hay dudas por quién garantizará y pagará la atención y los insumos.
La decisión fue confirmada a AM750 y Página/12 por fuentes del Ministerio de Salud porteño, a cargo de Fernán Quirós. Según indicaron, serán cedidas 20 camas de terapia intensiva del pabellón Koch del Hospital Muñiz, uno de los centros de salud referencia en enfermedades infecciosas, a prepagas y obras sociales que se encuentran al borde del colapso.
La medida fue conversada por autoridades sanitarias de la Ciudad y empresarios de medicina prepaga esta semana, y llega en un momento crítico, con la ocupación de camas de terapia intensiva al 95 por ciento en el sector privado, según el último reporte del gobierno porteño. En los hospitales, trepa al 68 por ciento.
La decisión surge, además, en la misma semana que la Ciudad le otorgó 50 respiradores al sector privado a modo de préstamo, por lo que debió pedir asistencia a Nación, y mientras el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se niega a suspender las clases presenciales.
Según precisaron fuentes de la cartera sanitaria porteña, se destinarán 20 camas del Muñiz con el objetivo de “priorizar la situación sanitaria”.
La respuesta de los trabajadores del Muñiz
“Si una persona requiere atención y no hay camas, hay que resolverlo”, enfatizaron desde la Ciudad, y le bajaron el tono al planteo al argumentar que “habitualmente pasa que el sistema público atiende a pacientes de obras sociales”. De todos modos, reconocieron que la preocupación por el avance de la segunda ola de coronavirus y afirmaron que hay un “estrés grande” del sistema sanitario.
Según dijo al móvil de AM750 con Emanuel Herrera la infectóloga del Muñiz Gabriela Piovano, la situación enciende una luz de alerta respecto a la disponibilidad de los recursos para afrontar la pandemia en el sector público.
Si bien aclaró que el hospital siempre atendió a pacientes de prepagas y obras sociales y analizó que no se puede considerar una “privatización”, consideró que se trata de un “privilegio que no corresponde”.
Además, Piovano apuntó a la responsabilidad de las empresas de medicina privada: ¿Por qué el sector privado, después de un año, no fue capaz de invertir a pesar de las grandes ganancias que tuvieron? ¿Por qué en todo este año no acondicionaron hoteles o clínicas que están cerradas, y no estar dependiendo de la entrega de respiradores de parte del Estado y concesiones que desde el punto de vista ético son impensables y desde la práctica son reprochables?