La foto de Anahí Benitez (16) comenzó a circular el 29 de julio del 2017, una cruda dinámica que se activa ante las desapariciones de mujeres, lesbianas, travestis y trans: “Durante esa primera noche en la que Anahí no aparecía casi no dormí y al día siguiente fui a la comisaria para testificar en la denuncia: me hicieron preguntas que nada tenían que ver con la búsqueda de mi amiga, eran sobre la intimidad de ella, me parecían raras, yo di toda la información que pude, tenía 16 años y había desaparecido mi amiga. Pero muchas de las cosas que dije después las utilizaron para difamarla, sobre todo en los medios”, así describe Victoria, mejor amiga de Anahí, el día siguiente al que ella se había quedado a dormir en la casa de su amiga.
Ese 29 de julio habían acordado juntarse y estudiar para unas equivalencias pero Anahí no se comunicó. “Yo siempre sentí que el tema de la policía estaba muy trabado, tardaron un montón en hacer las búsqueda, las cámaras que habían las pidieron tarde. Después de insistir mucho para que vayan a hacer rastrillajes a la zona de la reserva, porque es algo que se conoce que en ese bosque pasan cosas raras. Con nuestro grupo de amigos habíamos ido a hacer búsquedas por nuestra cuenta porque sabíamos que con la policía no podíamos contar”. Durante esos seis días en los que Anahí estuvo desaparecida la comunidad educativa de la Escuela Normal Superior Antonio Mentruyt (ENAM) estuvo buscando a Anahí, repartían volantes, hablaban con la prensa, realizaban marchas: “Cuando la encontraron muerta no podía creer que eso estuviese pasando, teníamos mucha confianza en el esfuerzo que estábamos haciendo por encontrarla, ahí se nos vino el mundo abajo”, cuenta Victoria, que hoy tiene 19 años.
El 4 de agosto se confirmó el femicidio cuando encontraron el cuerpo de Anahí enterrado en la Reserva Natural Santa Catalina. La comisaría a la que Victoria fue a dar testimonio por la desaparición de Anahí es la 9ª de Parque Barón, en Lomas De Zamora, cuatro meses después del hallazgo de su cuerpo, el jefe distrital de Lomas de Zamora Norte, el comisario inspector Damián Lozano, fue detenido por orden del juez federal 2 de la jurisdicción, Federico Villena. Su nombre apareció en las escuchas de una red de trata que operaba en prostíbulos de Lomas de Zamora, y que derivó en la investigación de un sistema de recaudación ilegal por protección policial a comerciantes y prostíbulos de la zona. Una de las comisarías allanadas fue la 9ª.
Heridas abiertas
En las heridas que dejan los femicidios, el duelo y el pedido de justicia se acoplan en un proceso que familiares y amigues de las víctimas intentan sobrellevar de distintas maneras. La justicia frente al vacío que deja un femicidio puede tener una variada gama de sabores: la autopsia reveló que Anahí había sido estrangulada, abusada sexualmente y drogada ¿qué pasó con esta adolescente de 16 años? ¿Por qué a ella? ¿Quiénes son los responsables? son algunas de las preguntas que cuatro años más tarde flotan en el aire, sumando a este caso más cabos sueltos que certezas.
Marcos Bazán, de 34 años, fue condenado a cadena perpetua el 2 de junio de 2020 en un juicio que tanto en el entorno de Anahí como en el del acusado definen como “repleto de irregularidades”. Él no era la única persona que afrontaba el juicio: Sergio Villalba, cuyo ADN fue hallado en el cuerpo de la adolescente, también estaba imputado, pero en febrero de ese mismo año dejó de ser juzgado por decisión del Tribunal Oral Criminal n° 7 porque debido a sus problemas psiquiátricos no estaba en condiciones de afrontar el juicio. La abogada defensora del condenado, Rosario Fernandez, explica que en este momento el pedido de recurso de casación se encuentra en la Cámara del Tribunal de Casación Penal provincial, y desde el primer momento, la defensora (que trabaja conjuntamente con Eduardo Soares de la Gremial de Abogados y Abogadas), sostuvo que se trata de una causa armada.
“Cuanto más tarden en Casación quiere decir que están investigando la causa. Probablemente tengamos una respuesta para fin de año, yo mantengo la misma expectativa que tenía en el juicio: tiene que salir absuelto. El Tribunal, para poder sostener su condena, tuvo que declarar cinco testimonios inválidos e imputarlos, esas personas eran coincidentes en que Marcos Bazán y Anahí Benitez no se conocían". Algunos ya han sido rebatidos: “También hubo un hecho clave que lo marcamos en el juicio y es que Diego Tula, un instructor del can Bruno, el perro que marcó la puerta y la parte interior de la casa de Marcos Bazán, no cumplió la cadena de custodia de las muestras”, dice la abogada defensora. La prueba principal que tomó el fiscal Hugo Daniel Carrión fue el olfato del perro: “Tula agarró la muestra que comprometía a Marcos y se la llevó a su casa, esto quedó asentado en el juicio y está en los videos”, explica.
En esta etapa en donde la causa de Marcos Bazán se encuentra en casación, la defensa presentó testigos para que dieran cuenta de que durante el juicio no la dejaron trabajar: “Uno de los momentos claves es cuando yo empiezo a interrogar a Diego Tula y le pregunto qué tipo de protocolo utilizó para toda la pericia que efectuó, él me empieza a hablar del cuidado del perro. Yo lo escucho y cuando termina de hablar le digo: ‘ahora contesteme la pregunta’, cuando yo pregunto por un protocolo me refiero a un protocolo de actuación, emitido por la Procuración General en donde dice cómo se cumple la cadena de custodia, cómo son los sobres que hay que utilizar y cómo es todo el procedimiento. Cuando vuelvo a preguntar la presidenta del Tribunal, Elisa López Moyano, me dice que la pregunta ya estaba contestada” explica la abogada.
El juicio comenzó el 18 de febrero y se suspendió por la pandemia: “Cuando se retomó de manera virtual se notó que la condena estaba decida. A Vilalba habían llegado porque tenía el teléfono de Anahí, después está la prueba de ADN que implica que fue quien la abusó sexualmente, no lo declaran inimputable sino que dicen que no puede afrontar el juicio por su salud mental y se lo aparta. Ahora parece que sí puede enfrentar el proceso judicial pero no hay fecha. Hay pruebas de la Agencia Federal de Inteligencia en los teléfonos celulares de Anahí, Marcos y Villalba que prueban que no se conocen. No hay un testigo que diga que entre Marcos y Villalba se conocían. Marcos enfrenta un juicio que era para el tipo al que le habían encontrado el ADN de Anahí”, relata Lucila, amiga de Marcos desde hace más de 10 años.
“Marcos era un perfil de un pibe que podían buscar, vivía solo, trabajaba de noche en el Hospital Gandulfo desde las 12 hasta las 6 de la mañana, se levantaba a las 3 de la tarde. Es herrero, tenía rastas. La apariencia era la de un pibe desprolijo que se levantaba a cualquier hora”. Desde el momento en el que lo detuvieron amigos y amigas conformaron una red no solo para lograr su libertad sino también como modo de contención. “Pensaban que era un pibe que no tenía la red de amigos y amigas atrás. Y nosotros nos organizamos”. Muchas de las personas que vienen acompañando a Marcos militaban en derechos humanos, desde la Coordinadora contra la impunidad policial convocan a una movilización hacia el Tribunal de Casación Penal en la ciudad de La Plata el próximo 22 de abril para denunciar «las causas armadas, el gatillo fácil, y el reclamo de inmediata libertad de Marcos Bazán.
La causa contra la comisaría 9ª quedó cerrada con todos los policías involucrados sobreseídos: “Como la mayoría de las causas de la policía, terminan arreglando, salen de las fuerzas y listo. Toda la gente del barrio sabía cuáles eran los negociados y las tranzas que hacen en las comisarías de la zona” explica Rosario.
La vida después del dolor sin reparar
Victoria y Anahí llevaban una vida en común, iban a la escuela juntas en bicicleta, una se quedaba a dormir en la casa de la otra y formaban parte del mismos grupo de amigues. Frente al femicidio de su amiga, hoy no encuentra respuestas claras, sin embargo decidió alejarse por lo difíciles que fueron estos años de afrontar la pérdida y el proceso judicial: “Yo me enteré por la fiscalía que la comisaría tenía denuncias sobre trata, así que ya no podía confiar ni en la policía ni en la justicia. Contra Bazán había pruebas pero también cabos sueltos, no había congruencia y además tiene que haber muchas más personas implicadas. Sin contar que el juicio fue nefasto, se confundieron el nombre de Anahí, yo por ejemplo tuve que verle la cara a Bazán, sea o no culpable, yo no quería pasar por ese momento. A los amigos y amigas nos hacían sentir que teníamos la culpa”.
Victoria dice que no tiene nada en contra de la gente que cree que Bazán es inocente, sin embargo, recuerda que en el momento del juicio hubo algunas situaciones que le molestaron: “Estaban los carteles de ‘justicia por Anahí’ tapados por los que decían ‘Bazán inocente’, estamos todos en la misma dirección de querer saber qué pasó con Anahí esos seis días en los que estuvo desaparecida, hubo algo de eso que se convirtió en una batalla. A la justicia le sirve esa separación”. Una vez terminado el juicio, Victoria dejó de vincularse con el caso, había tenido mucha visibilidad, dice que no podía tomarse un colectivo sin sentirse mirada: “La primera foto que se difundió de Anahí ella estaba al lado mío, para mí fue muchísimo, ahora estoy un poco más curtida con la situación pero no quiero saber nada, por más de que sea negligente, que se encargue la justicia. Es algo que necesito, separarme de esta historia que hoy llaman ‘el caso de Anahí Benítez’. Ana para mi murió ese 4 de agosto, Anahí es un caso completamente distinto” dice su amiga que vivía a 4 cuadras de la casa de Anahí.
A cuatro años del femicidio de Anahí Benitez, la condena de Marcos Bazán está muy lejos de una forma de justicia que alivie, de los dos lados hay círculos de amistad que sostienen algo en común: la búsqueda de la verdad.
El documental sobre Anahí
“El día que encontraron el cuerpo que se sospechaba era el de Anahí, nos comenzamos a acercar a la escuela, al principio estábamos en la esquina y a medida que iba a pasando el día nos fuimos juntando dentro del colegio que había suspendido toda la actividad. Cuando se hizo de noche recibimos la confirmación de que era el cuerpo de Anahí, frente a ese vacío que deja un femicidio había una presencia de toda la comunidad del colegio” dice Luciana Gentinetta, directora del documental “Algo se enciende” que refleja la movilización lxs compañerxs de Anahi frente al femicidio.
Desde ese momento la pregunta que se hicieron les adolescentes sobre qué había pasado con su compañera sigue flotando, en el patio del colegio, en la vida que se sostiene a pesar del vacío que se ensancha con una justicia enredada e insuficiente: “Tenemos las mismas preguntas que en aquel momento, quién se la llevó, dónde estuvo. Ahí hay un vacío, es doloroso que esas preguntas no puedan ser respondidas por la justicia”. Compañeras y compañeros de Anahí pusieron el cuerpo en la película, la directora cuenta que muchas veces le preguntaron sobre la reparación que podría existir en “Algo se enciende”, ella responde que no hay una reparación posible que venga desde ese lugar. “La película nos acerca a esa justicia que necesitamos, ahora es así y lamentablemente tenemos que acomodarnos porque no hay otra respuesta”.