Procesos productivos y económicos de dimensión geopolítica, iniciados hace algunas décadas, quedan particularmente expuestos a la mirada pública a raíz de la pandemia por covid-19, desde marzo del año pasado. 

La opinión publica de diferentes países asiste un poco confusa a identificaciones nacionales de las vacunas que pueden ser rusas, chinas, estadounidenses o británicas, aun cuando la condición de posibilidad de su producción a escala global de la mayor parte de ellas se resuelve en China y, en menor medida, en otros países asiáticos, por ejemplo en India. 

Hasta países con potencial de producción a escala de las vacunas, independientemente del origen nacional de su patente, como Brasil que cuenta con el Instituto Butantan bajo la responsabilidad del Estado de São Paulo con capacidad de producción de Coronavac (vacuna china) de más de un millón de vacunas por día, así como la federal Fundação Oswaldo Cruz, que produce la vacuna británica Oxford/AstraZéneca, quedan cada tanto con su ritmo productivo discontinuado por no recibir a tiempo el Ingrediente Farmacéutico Activo (IFA) de ambas, que es producido en China y, en menor medida, en India y otros países asiáticos.

La transnacionalización de cadenas productivas, donde el diseño industrial y tecnológico con sus respectivas patentes están radicadas en países del Norte Global y, en cambio, las plantas de producción a escala están radicadas en países del Sur Global en procura de abaratar “costos”, no es un dato novedoso, por ejemplo, para la industria textil, automotriz y alimentaria, entre otras.

Multinacionales

En esta etapa queda evidenciada ante la opinión pública que las industrias farmacéuticas están también muy afirmadas en esa modalidad. Reservan en países de sus casas matrices la “ciudadanía” de sus patentes e instalan sus plantas de producción a escala en países “baratos” en salarios y en presión tributaria y débiles ante regulaciones soberanas de las prácticas de estas gigantes multinacionales por cuenta de la sempiterna necesidad de empleos de estas economías huéspedes.

Esta situación que, si por una parte es desleal con los asalariados y con la legislación laboral de sus propios países, por la otra también se permiten muchas veces en países de acogida prácticas de producción reñidas con el trabajo decente, con el cuidado ambiental y con el respeto a la legislación del huésped. Incluso cuando no les gustan tales regulaciones locales tienen la fuerza económica para adaptarlas a su medida.

Se presenta ante nuestros ojos una geopolítica de las vacunas que los gobiernos que “tienen la sartén por el mango'', es decir la producción a escala de IFA, han delegado a sus embajadas un rol de gestión para posicionar con fuerza en el mundo que más allá del prestigio de la marca de la vacuna, sea de patente nacional o extranjera, para que lleguen al brazo de mas de 7.000.000.000 de seres humanos fundamentalmente depende de ellos, porque muchas veces también son proveedores a escala global de frasquitos, inyectables y hasta de EPI. Por esto en los medios diplomáticos mundiales ya se trabaja en el nuevo paradigma: la diplomacia de la vacuna.

Producción

En este escenario, el 31 de marzo Anvisa de Brasil rechazó la autorización de una vacuna de origen indio en atención a problemas en demostrar buenas prácticas en su producción. Este tipo de situaciones permiten ver que las agencias nacionales de regulación sanitaria son bastiones de soberanía, y no solo sanitaria porque permiten administrar entre la urgencia de la demanda y la cautela, ante la llegada de vacunas desde lugares con tradición diferente respecto a condiciones de trabajo, lo cual también incide sobre la calidad y eficiencia de su propósito inmunizante.

Cuando se piensa en maquilas la asociamos a formas de producción de extrema precarización laboral en la producción textil y en localizaciones concretas como México, países centroamericanos, más recientemente también en Paraguay y en algunos enclaves del sudeste asiático. Sin embargo, la maquila es una consecuencia de formas de organización de la producción industrial que se generalizan en una amplia variedad tipos productivos a consecuencia de un proceso más amplio de transnacionalización y descentralización productiva, que se consolida a partir del último tercio del siglo pasado en atención a relaciones de fuerza entre bloques regionales.

Multinacionales farmacéuticas participan también de este proceso y esto explica la enorme confusión de denominaciones nacionales sobre la cuestión de las vacunas. Así el IFA de una vacuna británica o estadounidense, en realidad, puede producirse en escala global tanto en China como en India. Y aparecerán otros locus “baratos” de producción industrializada en diferentes puntos del sudeste asiático y hasta en países latinoamericanos según se extienda esta crisis sanitaria global. 

Esto no aplicaría prima facie a todos los casos porque la localización de plantas productivas en diferentes centros geográficos de producción a escala latinoamericana, como México y Argentina según lo decidió una de las farmacéuticas, también puede deberse a cuestiones logísticas en un alcance geográfico tan extendido como es el latinoamericano para hacer más eficiente la distribución de vacunas en toda la región.

Emergencia

Habría que ver sin embargo hasta qué punto tendrá que ver en la elección de Argentina la pulverización salarial en referencia a su valor en dólares y capacidad adquisitiva que se produjo fundamentalmente entre 2015 y 2019. De mantenerse la situación preexistente al fatídico diciembre de 2015, cuando los salarios argentinos medidos en dólares fueron los más altos de América latina, quizás otro país sudamericano y con experiencia en maquilas cubriría tales expectativas logísticas.

Al entender que esta emergencia global hace difícil conciliar buenas prácticas laborales y de capitales con una demanda mundial que crece geométricamente y en la urgencia, sin embargo es bueno estar atentos a esta cuestiones que avanzan soterradas y la generalización de maquilas de vacunas podría ser parte de un legado no deseado

A lo largo de la historia humana las pandemias dejaron a su paso mucho más que sus efectos sanitarios y biológicos, y sus impactos duran más allá que la propia emergencia sanitaria que desatan.

* Profesora e investigadora del Instituto de Economía, Sociedad y Política. Universidad Federal para la Integración latinoamericana, Brasil.