El Covid para nosotras tiene dos caras: el miedo a enfermarte y a perder el trabajo”, dice a Página/12 Marcela Muñoz, secretaria de Asuntos Laborales del Sindicato de Empleadas de Casas de Familia de Entre Ríos. Vive en Paraná, tiene 39 años y a los 9 empezó a limpiar casas ajenas, ayudando a su mamá, que trabajaba en el rubro: ella se encargaba de tareas como limpiar vidrios o baldear los patios. “Con la pandemia hemos retrocedido en derechos. Con tal de tener trabajo, aceptamos no estar registradas, suspensiones, o que nos achiquen la cantidad de horas, sin pagar las respectivas indemnizaciones, con la promesa de que nos van a volver a tomar más tiempo hacia adelante. Incluso, trabajar diez horas y que te paguen cuatro. Eso es muy triste. Ante la necesidad, las compañeras dicen: 'negociamos lo que podemos’”, alerta Muñoz, que actualmente trabaja en casas particulares al mismo tiempo que está terminando el profesorado de Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma de Entre Ríos. Por el crecimiento de la informalidad y la pérdida de puestos de trabajo, como consecuencia de la pandemia –dice-- tienen menos posibilidades para exigir el cumplimiento de protocolos de cuidado en medio de una segunda ola de contagios que pega fuerte.

Con ese telón de fondo, la Oficina para Argentina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) junto al sindicato entrerriano y otros gremios del sector hicieron este miércoles un llamamiento especial para garantizar la seguridad y la salud de las trabajadoras domésticas, en el Día Nacional de la Seguridad e Higiene. “Los empleadores deben proveer elementos de protección a las trabajadoras en su lugar de trabajo: alcohol, máscara, tapabocas, y guantes”, dice uno de los mensajes de la campaña que llevan adelante con el lema “Es trabajo, no es ayuda”.

Las ART brindan cobertura y otorgan las prestaciones correspondientes a trabajadoras domésticas registradas que contraigan la covid-19 desempeñando su trabajo, precisa la campaña. Pero la amplia mayoría no está registrada. En Argentina hay más de 1.300.000 trabajadoras domésticas, de las cuales más de tres de cada cuatro trabajan en la informalidad, señala la OIT. “Debido a la alta incidencia de la informalidad en el sector, la mayoría de las trabajadoras no acceden al sistema de protección social”, dijo Elva López Mourelo, especialista de la OIT a cargo del área de mercados de trabajo inclusivos. “En ese sentido, las trabajadoras informales no tienen seguro e indemnización por desempleo, cobertura por riesgos en el trabajo, licencias por enfermedad u obra social que les permitan estar cubiertas ante todas estas contingencias”, explicó la especialista. “De allí la importancia de recordar que el servicio doméstico no es una ayuda, sino un trabajo, que a las trabajadoras domésticas les corresponden los mismos derechos laborales que a las y los demás trabajadores y que tanto ellas como los empleadores tienen derechos y deberes que deben cumplirse”, agregó López Mourelo.

Muñoz recordó que la registración “no es optativa, es obligatoria” y destacó que el costo mensual “es bajo” y depende de la cantidad de horas que la empleada realice.

Uno de los objetivos de la campaña interinstitucional “Es trabajo, no es ayuda” es brindar respuestas a las principales consultas acerca de los derechos y obligaciones de trabajadoras y empleadores, recibidas y sistematizadas durante los meses de aislamiento social y preventivo, por los sindicatos de trabajadoras domésticas y de amas de casa. Trabajo y Seguridad fue uno de los temas que generó más interés, destacó la Oficina local de la OIT.

Al respecto, en la página web www.estrabajonoesayuda.org, pueden encontrarse contenidos informativos sobre grupos de riesgo, elementos de protección, ART y cobertura, así como también todo lo relativo a la remuneración y los derechos laborales, los otros dos grandes temas que fueron motivo de consulta.

Algunos de los derechos laborales:

+ Durante la vigencia de la prohibición de despidos en el marco de la pandemia, no es posible despedir ni forzar la renuncia.

+ Un empleador no puede cambiar unilateralmente las condiciones laborales de la trabajadora doméstica: ni jornada laboral, ni reducción salarial.

+ Todas las trabajadoras domésticas, sin importar la cantidad de horas de trabajo o la modalidad de contratación, deben estar registradas por sus empleadores. Ellos deben abonar los aportes como garantía de acceso a una obra social y la futura jubilación.

+ El registro y pago de los aportes correspondientes de los empleadores, permite a las trabajadoras domésticas acceder a beneficios sociales como obra social, seguro por accidentes de trabajo y aporte para una futura jubilación, entre otros. Es importante aclarar que las trabajadoras domésticas registradas no pierden el derecho a cobrar la Asignación Universal por Hijo (AUH) independientemente de la remuneración que perciban.

En la página de AFIP y de los sindicatos del sector hay instructivos de cómo realizar el trámite.

“La campaña Es trabajo, no es ayuda, tiene como objetivo principal el diálogo social entre trabajadoras y empleadores, así que el empleador sepa que tiene la obligación de registrar y que la trabajadora sepa que tiene derechos que le garantizan el acceso a todos los beneficios que brinda la ley”, indicó Carmen Britez, Secretaria de Organización y Actas de la Unión Personal del Personal Auxiliar de Casas Particulares (UPACP).

Como trabajadora, estar registrada garantiza el acceso a los beneficios de la Seguridad social, por ejemplo:

* una futura jubilación,

* Obra Social,

* posibilidad de contar con las diversas licencias previstas, entre ellas la de maternidad,

cobertura por accidentes de trabajo.

* Como empleador o empleadora, además de ser una responsabilidad jurídica, registrar a la trabajadora lx protege, entre otras cosas, de:

. sufrir posibles demandas legales vinculadas con aportes no realizados,

. costos derivados de eventuales accidentes de trabajo,

. multas indemnizatorias debidas a la identificación del trabajo informal.

Adicionalmente:

· El Estado, a través de la ANSES, se hace cargo de los gastos de eventuales licencias por maternidad.

· Si abona viáticos, este gasto se reduce, dado que las trabajadoras registradas gozan de importantes descuentos en el transporte público mediante el uso de la tarjeta Sube.