El presidente Alberto Fernández participó de la Cumbre de Líderes sobre el Clima en la que 40 mandatarios debatieron por videoconferencia sobre las medidas para reducir el calentamiento global. El encuentro fue organizado por la administración de Joe Biden, que busca así que los Estados Unidos -el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero, luego de China-, retomen el liderazgo en la discusión internacional sobre el tema. Al tomar la palabra, Fernández señaló que “para que la transición sea justa”, los países centrales deben renovar la arquitectura financiera internacional, implementando mecanismos como el canje de deuda por acción climática.
El presidente argentino aprovechó la atención de los líderes de las principales potencias para aludir a las negociaciones con el FMI, señalado que la justicia ambiental es también justicia social y debe ir de la mano de la justicia financiera. En este sentido, reclamó que “en atención a los fenómenos de sobreendeudamiento irresponsable provocados antes de la pandemia y agravados por la presencia de este virus”, las renegociaciones de la deuda tengan como respuesta una “mayor flexibilidad de plazos, de tasas y de condiciones”.
El encuentro fue abierto por el presidente norteamericano, aunque Biden no llegó a escuchar las palabras de Alberto Fernández porque se retiró antes, tras explicar que debía ausentarse por unos minutos de la conferencia.
En enero, el mandatario norteamericano decidió, tras reemplazar a Donald Trump, que Estados Unidos se uniera nuevamente al Acuerdo de París, un compromiso firmado por 194 naciones para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2°C en este siglo. En su intervención de hoy, Biden remarcó que este objetivo no traerá pérdidas económicas para su país. Por el contrario, aseguró que la reconversión de la industria para reducir las emisiones de carbono puede ser aprovechada como un motor para crear empleo. A su vez, el mandatario Chino, Xi Jinping, aseguró que China implementará “una nueva filosofía del desarrollo” en su territorio y colaborará con financiamiento para los países en vías de desarrollo.
Como parte de la agenda argentina para bajar las emisiones contaminantes, Fernández anunció que el país asume el compromiso de que el 30 por ciento de la matriz energética nacional provenga de energías renovables.
También anunció que la deforestación ilegal va a ser tipificada como un delito ambiental y que enviará en breve al Congreso un proyecto de ley para la protección ambiental de bosques nativos.
"Convoco a que coordinemos medidas regionales y solidarias. Nos miran las nuevas generaciones. El tiempo de la duda se terminó; nadie se salva solo”, dijo también el presidente al proponer a los gobiernos de América Latina y el Caribe tomar acciones conjuntas en la región. “Transitemos unidos un tiempo distinto con justicia social, financiera y ambiental", agregó.
El discurso completo del Presidente
Agradezco la invitación al Señor Presidente de los EEUU, y a los líderes mundiales, que en este Día de la Tierra comprometen sus esfuerzos solidarios.
Celebro que los Estados Unidos retomen esta agenda esencial para el futuro de la humanidad.
La República Argentina ha puesto la acción climática y ambiental en el centro de sus convicciones.
Como dijera proféticamente hace 50 años, el General Perón, “debemos tomar conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biósfera”.
Es ahora o nunca.
En Argentina honramos el Acuerdo de París, incrementando la ambición climática.
He instruido a nuestro Gabinete Nacional de Cambio Climático para que elabore el Plan Nacional de Adaptación y Mitigación, a presentarse en la COP 26 de Glasgow.
En este sentido, me complace anunciar aquí los nuevos compromisos que orientarán nuestra acción:
Elevamos nuestra Contribución Determinada Nacional un 27,7% respecto a la de 2016.
Son dos puntos porcentuales adicionales, a la ya presentada en 2020.
Estos son pasos consistentes con la meta de 1,5° grados centígrados, y con la neutralidad de carbono al 2050.
Asumimos el compromiso de desarrollar el 30% de la matriz energética nacional con energías renovables.
Diseñamos un plan de medidas de eficiencia para la industria, el transporte y la construcción.
Promoveremos la adopción de tecnologías de punta para la reducción de emisiones de metano y contaminantes de vida corta.
Impulsaremos un complejo productor y exportador de hidrógeno como nuevo vector energético.
Adoptaremos medidas profundas para erradicar la deforestación ilegal, tipificándola como delito ambiental.
Enviaremos en breve a nuestro Parlamento un nuevo proyecto de Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos.
Y en la dimensión cultural, promoveremos el rápido tratamiento de la Ley Federal de Educación Ambiental.
Para que esta transición sea justa, y comience por los últimos para llegar a todos, necesitamos recordar lo que magistralmente nuestro querido Papa Francisco dice: “La crisis ecológica y la crisis social son dos caras del mismo problema, están unidas”.
Como bien dice Macron: necesitamos en tal sentido renovar la arquitectura financiera internacional.
La agenda es clara:
Movilización de recursos concesionales y no reembolsables, canalizados a través de la banca multilateral y bilateral, con procesos ágiles y transparentes.
Pagos por servicios eco-sistémicos y canjes de deuda por acción climática.
Nueva asignación de Derechos Especiales de Giro, sin discriminar a los países de renta media, para mejorar nuestro medio ambiente.
Reconfiguración de los análisis que realizan las calificadoras de riesgo, para no distorsionar la realidad de nuestros países.
Y atención a los fenómenos de sobre-endeudamiento irresponsable -provocados antes de la pandemia y agravados por éste virus-, con mayor flexibilidad de plazos, tasas y condiciones.
En síntesis:
Aspiro a que en esta Cumbre nazca un nuevo camino. Es la hora histórica de soñar juntos.
Convoco desde aquí a mis queridos colegas de América Latina y el Caribe, para que también coordinemos medidas regionales y solidarias.
Nos están mirando las nuevas generaciones. El tiempo de las dudas terminó. Nadie se salva solo.
Transitemos, unidos, el tiempo de la justicia social, financiera y ambiental.