River Plate impuso condiciones en el estadio Maracaná, de donde debió emerger victorioso ante Fluminense en la apertura del Grupo D de la Copa Libertadores, pero finalmente debió conformarse con una injusta paridad 1-1, por un solitario desequilibrio en el retroceso que tuvo a lo largo de todo el partido y le permitió a los brasileños acceder a un empate.
La jerarquía de River, con Marcelo Gallardo por primera vez allí como entrenador, se paseó en el máximo escenario futbolístico brasileño y, salvo unos 10 minutos del primer tiempo, después del gol de tiro penal de Gonzalo Montiel tras una falta del arquero Marcos Felipe al colombiano Borré, siempre fue dueño de las acciones de la mano de un sobresaliente Palavecino.
La presión alta para recuperar cerca del área rival, el manejo discrecional del balón con el tiempista Enzo Pérez, y el despliegue con juego del sucesor de Ignacio Fernández, el ex Platense, Palavecino, adormeció cualquier intención ofensiva de los anfitriones, que al momento de hegemonizar por un breve tiempo el balón, se encontraron con una muralla defensiva a través de esa línea de cinco con Milton Casco.
El ingreso del ex Newell's en la alineación titular pareció ser la indicada para conformar ese 5-3-2 con el que logró contrarrestar el 4-2-3-1 de los dirigidos por Roger Machado, especialmente porque por el sector izquierdo de la defensa de River se movía el joven extremo derecho Kayky, de 18 años, que en junio se irá a Manchester City inglés.
Y tan efectiva fue esa disposición táctica riverplatense que Kayky, así como su "socio" por ese sector, el experimentado Nené, ya fueron reemplazados simultáneamente antes del cuarto de hora del segundo tiempo.
Para entonces ya River era claro dominador del partido, futbolística y psicológicamente, y creaba situaciones de gol como para aumentar la diferencia, algo que necesitaba tanto como merecía, para neutralizar cualquier intento de recuperación de los brasileños.
Pero bastó que Gallardo reemplazara a un extenuado Palavecino por el juvenil Santiago Simón, para que se produjera un hueco en la mitad de cancha del lado argentino que terminó generando un ataque de tres contra dos en la jugada siguiente, que el experimentado Fred transformó en la injusta paridad para los locales.
A partir de entonces y con el ingresado ex River Plate, Juan Cazares, en el conjunto tricolor, las acciones de Fluminense esbozaron una leve alta, que se prolongó hasta alrededor de los 35 minutos, cuando River volvió a desanimar esa actitud ofensiva de los anfitriones a partir de los ingresos de dos jóvenes delanteros de punta como Lucas Beltrán y Federico Girotti.
Los dos chicos corrían por todo el frente ofensivo riverplatense, tanto para atacar como para presionar en la recuperación, y entonces Fluminense dependía de la habilidad conductiva de Cazares, que cerca estuvo de torcer la historia sobre los 40 minutos, pero una gran intervención del arquero Franco Armani se lo impidió.