¡Cuántas veces miramos a Lula con esperanza! ¡Esperando que aquella huelga heroica tumbara a la dictadura! ¡Esperando que la transición realmente llevara a Brasil a una democracia! ¡Esperando que él derrotara a Collor! ¡Esperando que llevara a Brasil a librarse del gobierno de Cardoso y su modelo neoliberal!
Esperando que su gobierno fuera realmente para todos, pero sobre todo para los más necesitados! ¡Esperando que disminuyeran las desigualdades en el país más desigual del continente más desigual del mundo ¡Esperando que él rescatara el imagen de Brasil en el mundo! ¡Esperando que él rescatara el crecimiento de la economía y generara los empleos que tanto necesitan de los brasileños! ¡Esperando que los brasileños volvieran a tener orgullo de ser brasileños!
¡Esperando que su prisión sirviera para probar su inocencia! ¡Esperando que él fuera liberado y saliera por aquella puerta de la Policía Federa de Curitiba! ¡Esperando que él saliera para que venga a abrazar a todas y todos los que, en la vigilia, lo aguardaron 540 días y noches! ¡Esperando que él volviera al Sindicato de los Metalúrgicos para volver a hablar para todos!
¡Esperando que haya recuperara todos sus derechos! ¡Esperando que esos chacales que pensaban que lo tenían excluido de la vida política de Brasil, sean desenmascarados! ¡Esperando que el Poder Judicial reconozca exactamente lo que Lula había denunciado durante tanto tiempo!
Y Lula nunca defraudó, siempre cumplió con las esperanzas. ¿Y a qué Lula convoca ahora?
Antes que todo a ayudar a resistir al hambre y al virus. A la recuperación de las derrotas, que tanto daño hicieron al ánimo de las personas. A volver a demostrar que otro Brasil es posible. A volver a tener confianza en las luchas del pueblo, sabiendo que se puede hacer mucho más de lo que imaginaba.
Para que se sepa, de una vez para siempre, que toda lucha por la justicia termina triunfando. Que solo con la unidad se posible triunfar. Que hay que dejar de lado todas las pequeñas diferencias que separan, para estar juntos con tantas cosas que unen. Para que se sepa crecer en las crisis y no dejarse llevar por los pequeños rencores que matan a las almas.
Lula llama al regreso de la esperanza. Esperanza de derrotar al genocida. De vencer el hambre. De terminar con el virus.
Lula convoca a la restauración de la democracia en Brasil, porque solo en democracia la voluntad de la mayoría se impone. Porque solo en la democracia todos y todas pueden hablar y hablar por sí mismos y por todos. Porque solo en una democracia todos y todas pueden organizarse libremente.
Lula llama a rescatar a Brasil, a volver a ser un país que crece y distribuye renta, un país donde no haya desamparo y abandono. Un país donde no haya gente que duerme y vive en la calle. Un país donde ningún niño duerma hambriento. Un país donde todos los niños tengan escuelas, donde todas las regiones del país tengan universidades. Un país donde todos los padres y madres puedan ver a sus niños crecer en un mundo mejor. Un país donde todos vuelvan a vivir con esperanza.
Lula llama a todos a pelear, a viajar por todo Brasil, a hablar y escuchar a la gente. Lula llama a ser contemporáneos de este Brasil desesperado, para que juntos vuelvan a tener esperanza.
Lula convoca todos a dar lo mejor de sí mismos, a que todos desarrollen toda su humanidad, su solidaridad, su empatía, sus ganas de hacer sobre todo por las más indefensos, por los más necesitamos.
Lula nos llama a la esperanza. Que todos estén a la altura de las circunstancias y de los desafíos. Porque la propia vida de Lula es una historia de esperanza, que triunfa sobre la muerte, sobre el desánimo, de la esperanza que supera todos los obstáculos, incluso cuando parecen insuperables.
Lula llama a la esperanza, a la esperanza de volver a tener un Brasil con esperanza, con vida, con justicia, con solidaridad.