“Es parte del vaciamiento cultural”, con estas palabras, Federico Salda, integrante de la cooperativa que gestiona el Teatro Mandril, se refirió a la clausura del espacio, que ocurrió a las 2 de la mañana del sábado. “Las patrullas de la Agencia Gubernamental de Control (AGC) salen todas las noches de viernes y sábados a hacer controles. Nos pidieron una evaluación positiva que da Defensa Civil sobre el plan de evacuación. Es un papel que presentamos hace ocho años... estos inspectores decían que la oficina que nos la había dado no podía expedir esta disposición”, relató Salda. “Hoy (por ayer) nos presentamos en Defensa Civil y nos dijeron que los inspectores están totalmente equivocados”, continuó. Luego, el equipo del Mandril y un abogado del Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos (MECA) se dirigieron a la AGC, donde les dijeron que el miércoles (por mañana) se levantaría la clausura.
“Otra vez la AGC busca encontrar cualquier motivo para clausurar un espacio cultural. Lamentamos esto y lamentamos tener un gobierno que dice cuidar a la cultura y no lo hace”, se leía el domingo en el Facebook de Mandril. “Estuvimos cerrados y tuvimos que reprogramar la función de Los Bla Bla, grupo de teatro que tenemos todos los domingos a la noche”, contó Salda. La función se trasladó a Chau Che Club, que prestó la sala. “Fue muy lindo poder hacerla igual; la gente se enteró por las redes sociales y concurrió. No obstante, pensamos en el aspecto laboral de estas clausuras: la compañía de teatro tiene ocho personas, otras seis trabajan en Mandril. Quedan 25 profesores sin poder dar clases y la gente que las paga no las puede tomar. Este es un vaciamiento cultural. Y es terrible para la economía de los espacios, con lo que subieron las tarifas”, cuestionó Salda.
El Mandril, detalló, funciona hace ocho años y hace dos fue fundada la cooperativa que lo sostiene. El espacio está ubicado en Humberto Primo 2758. “Nos mantenemos a la gorra y tenemos una barra popular, así que si no tiene plata, la gente viene igual”, remarcó Salda. “Los otros espacios están alerta. Nosotros tal vez iniciemos acciones legales por el daño económico. Siempre vienen a buscarte una falla, a encontrar kilombo. En un mes, quizás, tenés cuatro o cinco inspecciones”, completó. Recientemente fue clausurado El Quetzal –que ya reabrió–, porque había gente bailando, actividad que según la Ley de Centros Culturales se puede realizar. En ese caso, los inspectores parece que desconocían la normativa. Por su parte, El Mandril está habilitado como teatro independiente, y espera su reconocimiento como centro cultural. “Nuestros espacios no son boliches, milongas, teatros ni espacios de formación. Son todo eso. Queremos una reglamentación clara”, concluyó Salda.