En la última semana, si bien el crecimiento de casos de covid-19 se desaceleró, el promedio de infecciones diarias continúa muy alto. La segunda ola está en su cumbre, Argentina reporta aproximadamente 24 mil contagios cada día y el sistema de salud está al borde de la saturación en varias regiones. Con lo cual, podría incrementarse aún más la tasa de mortalidad; de hecho, entre jueves y viernes fallecieron 1094 personas. Hay diversos indicios que al Gobierno le indican la posibilidad de un inminente colapso: un aumento general de internaciones; un incremento de internación de personas en edades que aún no recibieron la vacuna; la circulación comunitaria de variantes como las de Reino Unido y Manaos (más transmisibles); una disminución en el tiempo de duplicación de casos; y el aumento de la positividad de los test diagnósticos. De hecho, según estimaciones realizadas a comienzos de abril, desde el AMBA se aguardaba un escenario con 35 mil contagios por jornada para la primera semana de mayo. La sensación es que las medidas sanitarias tuvieron su efecto, pero que el país afronta el peor momento.
En este marco, aunque el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, aseguró que la curva está prácticamente horizontal” y “hemos dejado de crecer” --con lo que empieza a deslizar un discurso en favor de un posible amesetamiento-- el escenario es crítico. Para establecer una comparación en términos epidemiológicos, en los últimos 15 días, la incidencia de casos en el AMBA fue de 996 casos cada 100 mil habitantes: 1250 por 100 mil habitantes en CABA y 938 por 100 mil en los municipios de la provincia que componen esta región. Asimismo, como el sistema de salud porteño se encuentra saturado, los pacientes que habitan en la Ciudad buscan camas en Provincia.
El 30 de abril quedarán sin efecto las medidas para restringir la circulación nocturna y limitar los encuentros sociales que el Gobierno había dispuesto. Muy lejos de un panorama ideal, los especialistas consultados por PáginaI12 reflexionan sobre cuál es la situación del presente, qué podría ocurrir después de esa fecha y qué esperan para los próximos meses, cuando la vacunación esté más avanzada.
El peor momento
Si bien, tal como anunció Quirós, los casos se están propagando a una menor velocidad, el promedio semanal es muy alto. “A nivel nacional tenemos un crecimiento menor del que experimentábamos la semana pasada. Según los indicadores propuestos por el Ministerio de Salud, tenemos 65 por ciento más de casos de los que tuvimos los 14 días anteriores pero previamente entre una semana y otra se registraban subas del 100 por ciento”, señala Soledad Retamar, docente investigadora de la UTN Regional Concepción del Uruguay. Luego completa con un ejemplo: “No pusimos el pie en el freno, pero sí dejamos de apretar el acelerador. Sigue creciendo pero a una menor velocidad, nada más. Hay una disminución pero no deja de ser leve, la realidad es que estamos jodidos”, sostiene.
“Aunque bajó la velocidad de crecimiento en el AMBA por las medidas que ya se tomaron, parece que no alcanza. Tarde o temprano llegaremos al colapso igual, la situación es dramática. Hoy tenemos 500 muertos por día. Me pregunto: ¿cuánto tiempo más se puede sostener una meseta así?”, expresa Rodrigo Quiroga, bioinformático, docente en la Universidad Nacional de Córdoba e Investigador del Conicet. Desde aquí, plantea su punto de vista Ernesto Resnik, biólogo y biotecnólogo argentino que reside en Estados Unidos: “Cuando todo comenzó a principios de marzo de 2020, epidemiólogos y otros especialistas de la comunidad científica alertaban que la pandemia exhibiría curvas, mesetas y olas. Lo que preocupa de la que hoy enfrenta el país es que ha sido inmensa y, sobre todo, que ha crecido de una manera muy vertiginosa. Si bien ahora pareciera estabilizarse, llevará un tiempo hacer descender los casos diarios. Hoy por hoy, la meseta es insostenible, con 25 o 30 mil casos al día”.
De acuerdo a lo que sostiene Retamar, además, la explosión de casos para esta nueva ola no es un rasgo particular del AMBA, sino que se destaca en buena parte de las provincias. Sobre todo, es más palpable en ciudades cabecera que tienen una mayor densidad poblacional y comienzan a experimentar la falta de camas y la saturación de sus sistemas. “El panorama es oscuro en todos lados. Si bien los casos comenzaron a plancharse, el promedio es altísimo. Esta semana anduvimos por los 24 mil diarios. Todas las provincias están muy complicadas, a excepción de algunas que están mostrando leves descensos. Misiones, por ejemplo, pasó de estar en un riesgo alto a medio; Corrientes sigue con mucha incidencia pero es la única que tiene un indicador de crecimiento menor a 1, lo que quiere decir es que vienen descendiendo los casos”, detalla Retamar. En Corrientes obtuvieron buenos resultados porque muchas de sus localidades más comprometidas retornaron a una fase 3 pero, claro, constituye una excepción. “CABA y San Luis encabezan la lista de los que peor están porque cuentan con los dos indicadores, tanto el de crecimiento como el de incidencia, muy altos. Luego siguen la Provincia de Buenos Aires y La Pampa, un escalón más abajo”, reporta la especialista.
El problema de estabilizarse con números tan altos es que la presión sobre el sistema sanitario se vuelve insostenible. “Estamos muy complicados porque así mantengamos un crecimiento estable, deje de acelerarse la curva y comiencen a disminuir las infecciones día tras día, la incidencia es tan grande que ejerce una fuerza increíble sobre el sistema de salud. Ya se ven muchos hospitales y centros que están al límite, los médicos no dan más”, describe la analista de datos. Otro eje a tener en cuenta, según Retamar, es el crecimiento que se advierte en la tasa de positividad y la saturación de otro sistema: el de diagnóstico. “La tasa se ha duplicado en menos de un mes, ya que rondaba el 20 por ciento pero en la actualidad se acerca al 50. Si antes dos de cada 10 tests daban positivo, hoy la mitad son positivos. El virus está circulando muchísimo, se detecta uno de cada dos, cuando lo ideal sería uno de cada diez”.
¿Se vienen más restricciones?
Con este paisaje, los especialistas no descartan la puesta en marcha de más restricciones. Las medidas tomadas para frenar la circulación fueron eficaces pero no alcanzan: tal y como se ha observado en otras partes del mundo la curva sube rápido pero hacerla descender resulta más difícil. De este modo, cuando el 30 de abril culminen las restricciones dispuestas por el Presidente, puede que sea necesario extenderlas por quince días más hasta que la curva comience a descender más de lo que está exhibiendo hasta el momento. “No podemos arrancar el invierno con esta cifra, porque si ahora estamos así, cuando además se sumen las enfermedades de estación, la situación podría ponerse más difícil. Si muchos hospitales ya se observan saturados, imagínate en junio”, destaca Retamar.
Una de las propuestas que se barajan para el AMBA y para aquellas provincias que afrontan una situación similar es la puesta en marcha de cuarentenas focalizadas e intermitentes. “Cada vez me parece más urgente aplicar una medida fuerte, aunque sea por poco tiempo, de 10 o 14 días para bajar la circulación viral. Un confinamiento pequeño luego del 30 de abril, tras dejar en claro a la población que solo será por ese lapso. Pero realmente es necesario, no sé por cuánto tiempo más se pueden sostener 500 muertes diarias, no debería ser tolerable. Por otro lado, una cuarentena pequeña daría oxígeno mientras se sigue vacunando de la forma en que se hace”, opina Quiroga.
Además, el científico propone algunas medidas de cuidado que, desde su perspectiva, aún se pueden tomar. “Todavía hay muchas cosas para ajustar en cuanto al tema ventilación. Recién ahora los transportes públicos se ven con las ventanas abiertas y hay mucho relajamiento en las actividades puertas adentro. Cuando uno se junta con los familiares y amigos es cuando más desaparecen los controles y eso es lo que complica muchísimo. Se deberían mudar todas las reuniones puertas afuera, incluso las de menos de diez personas y ampliar el sistema de testeo, mucha gente, ante las colas que hay, se vuelve a sus casas”, dice. “Llegó el momento de apelar a la responsabilidad individual, realmente ya no hay margen para imprudencias”, remata.
¿La última gran ola?
“Era inevitable para la mayoría de los modelos tener picos y valles, picos y valles. Las vacunas llegaron antes de lo que creíamos, con lo cual, si se analizan un poco las experiencias en otros lados, esta ola que afrontan muchos países debería ser la última con esa magnitud, el último gran pico”, observa Resnik. Después completa: “Quizás, luego vengan picos pequeños. Tendría como modelo a países como Israel, donde la vacunación y la cuarentena estricta hicieron descender mucho los casos”.
A la fecha, Argentina inoculó 7.017.279 de dosis, 6.149.835 personas recibieron solo una y 867.444 las dos. Además, el país se prepara para recibir las dos millones de vacunas Sinopharm restantes (para completar con la segunda dosis la vacunación de los que solo habían recibido una), se prevén nuevos vuelos a Moscú en busca de más Sputnik y se aguardan por las de AstraZeneca. Como dice Resnik, no obstante, a la vacunación hay que acompañarla con confinamientos estrictos. Aquí en Argentina, la única cuarentena con esas características fue propuesta en marzo de 2020, aunque luego la situación se fue relajando. En el presente, las medidas para restringir la circulación nocturna y limitar los encuentros sociales disminuyen la aceleración de casos, pero deben sostenerse por más tiempo para que el sistema de salud tome algún respiro. A la fecha, de acuerdo al sitio Our World in Data, Israel inmunizó al 62 por ciento de una población de 9 millones de personas y, si se suma aquella parte de la sociedad que tiene inmunidad por contagio, está muy cerca de la inmunidad de rebaño. Pero, de nuevo, el éxito de su fórmula se basó en una rápida campaña de inoculación combinada con fuertes restricciones. Basta con decir que retornaron a las clases presenciales recién la semana pasada.
A nivel local, pese a que el ritmo de vacunación es muy intenso, conquistar ese famoso 70 por ciento de protegidos podría llevar muchos meses. Resnik precisa: “Hay que tener en cuenta que en AMBA, según se calcula, podría haber un 30 por ciento de inmunizados por el virus de la primera ola, más los que se están contagiando ahora y los que se están vacunando, el país podría salir de esta situación con un porcentaje que, tranquilamente, podría alcanzar el 50 por ciento de la sociedad protegida de un modo u otro”.
Y luego, con una cuota de optimismo refiere: “Esta es la ola final, al menos la de mayor gravedad. No será el fin de la pandemia, pero sí el comienzo del alivio; pero claro, primero hay que pasarla y buscar por todos los medios que muera la menor cantidad de gente posible”. De hecho, en poco tiempo, Argentina podrá contar con la población más vulnerable ya inoculada, al menos, con una dosis. En las terapias intensivas, según el último informe de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), el promedio de edad de los internados descendió a 53 años, mientras que el año pasado el piso era, de promedio, 70 años. Será cuestión de tiempo evaluar si, finalmente, este hecho provoca la disminución de la mortalidad entre las personas que reciben cuidados intensivos. Los beneficios de la vacunación ya pueden verse en los adultos mayores.
El dato positivo es que, además, la producción de vacunas se está incrementando de manera notable en todo el mundo. “En poco tiempo comenzará a ocurrir el derrame de vacunas por parte de EE.UU. El país cuenta con la prioridad de todas las que producen Pfizer y Moderna, pero ya avanzó muchísimo su proceso. Si se suma el 30 por ciento de la población que no se inmunizará porque no quiere, más el 40 por ciento de los que ya están vacunados y la enorme cantidad de personas inmunizadas por infección, la verdad es que no resta mucho”, subraya Resnik. Para el científico, llegó el turno de que la potencia de América del Norte inicie su juego diplomático, del mismo modo que ya lo hicieron Rusia y China. El futuro será el que dicte, finalmente, si las acciones del gobierno de Biden en la región beneficiarán o no a Argentina.