La peste porcino africana (PPA) que redujo en un 50 por ciento del stock porcino de China en los últimos años, amenaza con un rebrote en ese país a través de nuevas variantes del virus. Como si no fuera suficiente con una pandemia, la PPA, que cabe aclarar no afecta a los seres humanos y que parecía un problema superado por China, primer consumidor global de carne de cerdo, vuelve al acecho. En las últimas semanas se encendieron voces de alerta. Las dificultades de producción en China alimentan a las oportunidades en otros países, como la Argentina. Esto no solo implica mayores ventas potenciales de carne de cerdo sino de todo tipo de carne animal, incluida la carne vacuna, lo cual es positivo para el país en términos de divisas pero también suma presión a la inflación local, como se observa en los últimos meses.
La producción global de carne de cerdo se estima en unas 100 millones de toneladas, por debajo de la producción de carne de pollo (136 millones de toneladas) y por encima de la carne vacuna (72 millones). El mercado está dominado por China, principal productor, con casi el 40 por ciento del total, unas 40 millones de toneladas anuales. Le siguen Estados Unidos, Alemania, España, Brasil, Rusia, Vietnam y Canadá.
El nivel de producción mundial viene sufriendo un retroceso en los últimos dos años. Esa caída se explica por el impacto de la peste porcino africana (PPA) en China. La PPA no afecta a humanos pero es muy dañina para el ganado. En los últimos años, retrajo fuertemente la producción de China y también complicó al sector porcino en Europa.
A pesar de que el problema de la PPA parecía resuelto, la demora lógica en la recomposición del stock porcino y el convencimiento de parte de China sobre la necesidad de diversificar el riesgo deslocalizando la producción impulsan las importaciones. Sobre este proceso se montan las nuevas dificultades que aparecen con la PPA.
La información que proviene del gigante asiático marca que el precio interno de la carne de cerdo en ese país presenta el valor más bajo en un año y medio, aunque sigue muy por encima de los valores previos a 2019. En las últimas semanas hubo reportes en zonas del norte de China en donde productores debieron sacrificar un 20 por ciento de las crías de ganado porcino por el rebrote de la PPA, informó la agencia Reuters. Entre las causas del rebrote, se menciona “un invierno excepcionalmente frío, alta densidad de cerdos después de un año de recomposición de stocks y nuevas cepas de la fiebre africana”. La agencia Moody's también alertó sobre el rebrote.
Los graves problemas para el abastecimiento de carne de cerdo, que es la carne más consumida en el mercado interno chino, de 1400 millones de personas, empujó las importaciones de carne de todos los destinos posibles. En el caso de la Argentina, mejoraron notablemente las exportaciones de carne vacuna: en 2020 se exportó el 29 por ciento de la producción nacional de carne, un récord de unas 917 mil toneladas, de los cuales la mitad se dirigieron a China, cuyas compras subieron diez veces en relación a 2015. En febrero pasado se exportaron 45 mil toneladas de peso producto, “el mejor febrero en décadas” dicen en el sector, de los cuales el 75 por ciento se destinó a China. A la vez, la presión de las exportaciones sobre la producción local empujó para arriba a los precios internos de la carne vacuna. De hecho, el gobierno considera que se trata de uno de los ejes de la alta inflación del último tiempo.
En carne de cerdo, la producción local se duplicó en los últimos diez años y se producen unas 700 mil toneladas anuales. Así, Argentina está muy por debajo de Alemania (4,9 millones de toneladas), España (4,2), Francia (2,0) y Dinamarca (1,5 millón) con una superficie y disponibilidad de granos más grande. Por eso China busca invertir en la producción a través del famoso acuerdo que por ahora sigue en veremos. A partir de ese convenio se podrían incorporar unas 900 mil toneladas de producción por año en granjas de gran porte destinadas al mercado de exportación.