En Como un ladrón en pleno día (Anagrama), Slavoj Žižek muestra una de sus facetas más combativas para alertar sobre la agonía del sistema capitalista. El filósofo esloveno plantea uno de los grandes interrogantes de esta época: ¿cuál será el rol de la filosofía y qué tipo de filósofos se requieren para abordar los problemas contemporáneos? A través de sus postulados, Žižek intenta quebrar aquellas estructuras que son presentadas como las nuevas libertades (a costa de la sumisión) y que, desde su perspectiva, afectan especialmente a los jóvenes. Como alternativa al capitalismo, el populismo o el fundamentalismo religioso, él propone la construcción de nuevas zonas emancipadoras: las ciudades, la ruptura con las estructuras patriarcales, la reivindicación del materialismo o la invención de una nueva sociedad igualitaria.