Mientras la Ciudad de Buenos Aires sufre un record de contagios, el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta castiga a las familias que decidieron no mandar a sus hijos a la escuela mientras esté vigente el DNU presidencial de suspensión de las clases presenciales. Así lo aseguraron madres y padres que la semana pasada, al comunicarse con los docentes para preguntarles si podían armar clases virtuales porque sus chicos no iban a asistir, recibieron respuestas como “no estoy autorizado” o “me amenazaron con sancionarme”. Este trato discriminatorio fue confirmado a PáginaI12 por varios docentes consultados.
Paula es una de las madres que se animaron a denunciar la situación. En una carta que redactó junto a otras familias de la Escuela 13 Raúl Scalabrini Ortiz, del barrio de Palermo, contaron que “a muchos docentes se les impidió explícitamente dictar clases virtuales, aún en casos en los que atendiendo al riesgo sanitario, y dada la confusión de los días anteriores, ningún estudiante estaba presente”.
Paula es mamá de tres chicos. “Siempre defendí la presencialidad. En marzo, cuando empezaron las clases, quise mandarlos a los tres, pero hoy la situación epidemiológica es grave”, señaló.
“El domingo a la noche, a las 22.45 la directora publicó en el blog de la escuela, que es el medio de comunicación con las familias, un mensaje informando ‘las clases son presenciales’. El lunes fueron muy pocos a clases. El miércoles una de las madres del grado le escribió al maestro, que le respondió que no estaba autorizado, bajo amenaza de sanción, a dictar clases virtuales. La otra maestra del grado organizó una clase para el viernes, pero a último momento la tuvo que suspender: la dirección no la autorizó a darla porque había chicos en la escuela”.
Este criterio es especialmente grave si se tiene en cuenta que el juez de la Ciudad Guillermo Scheibler hizo lugar a la medida cautelar presentada por un conjunto de familias, determinando que la Ciudad debe garantizar la escolaridad virtual. De la misma manera, tampoco puede computar las faltas a los alumnos que no concurran y debe garantizarles sus vacantes.
Los docentes consultados por PáginaI12 confirmaron que recibieron instrucciones en este sentido.
“Me remarcaron que no tenía que ofrecer clases virtuales a los chicos que hubieran decidido no concurrir por ‘razones personales’
Lo contó un maestro que enseña en una escuela del distrito 10, que pidió que su nombre no fuera publicado por temor a represalias.
Al docente no le dejaron dudas de qué era lo que le estaban ordenando ya que, luego de adherir al paro que convocaron los gremios de la educación, fue citado a una reunión por la dirección de su escuela. “Con una compañera habíamos escrito un mail a las familias para llevarles tranquilidad: en el mensaje planteamos que como sabíamos que había muchas que habían decidido no mandar a sus hijos a la escuela, íbamos a usar el classroom para mandarles trabajos prácticos y darle seguimiento a las actividades de aprendizaje a distancia. La dirección no acusó de estar haciendo política”.
En la reunión, también les hicieron escuchar a ambos docentes un audio enviado por la supervisora del distrito que decía que no había que ofrecer clases a los chicos que hubieran decidido no concurrir por razones personales.
“Nadie nos pudo explicar cuál era el sentido pedagógico de esa medida”, agregó el docente.
Las familias afectadas están evaluando llevar a la justicia la situación generada. Ya sea que los alumnos vayan presencialmente al aula o decidan no hacerlo para cuidarse, quieren tener la seguridad de poder cursar.
"Todo esto generó un malestar forzado en la comunidad de padres y madres, entre aquellos que quieren o necesitan enviar a sus hijes presencialmente a la escuela y, aquellos que para preservar su salud y la de la comunidad, entendemos que este es un momento que requiere la menor circulación posible", indicaron en la nota en la que dieron a conocer el dilema en el que fueron puestos.
"Ya realizamos los reclamos a las conducciones de las escuelas, a las supervisiones y al Ministerio, pero no tenemos respuesta".
El año lectivo no llegó siquiera a su mitad y todo indica que la discrepancia entre el gobierno nacional y el porteño podría extenderse tanto como lo haga la pandemia. Por eso, las familias exigieron que existan planes de contingencia para los momentos en que las burbujas son aisladas, o que se vuelven necesarios los cambios de fase.
"Todavía estamos lejos de vencer al virus. Sabemos que serán necesarios varios momentos de cuidado extremo a lo largo del año, y pretendemos previsión para que en estas circunstancias el hacer educativo no se interrumpa".