Por su historia anclada en ideario del Hollywood clásico, la presencia del reputado David Fincher en la silla plegable y un protagonista excluyente ya laureado como Gary Oldman –había ganado el Oscar a Mejor Actor en 2018 por las toneladas de maquillaje de su Winston Churchill en La hora más oscura–, Mank asomaba como una de las más firmes candidatas a arrasar en la temporada de premios, un pronóstico que la andanada de nominaciones no hizo más que validar. Pero a la producción de Netflix –centrada en la figura de Herman J. Mankiewickz y el febril trabajo realizado en la escritura del guion de El ciudadano– le ha tocado en suerte ocupar el rol que ninguna película quiere: el de arrancar como favorita para luego desinflarse a medida que se suceden ceremonias terminadas con las manos vacías. O con muy poco en comparación a lo esperado.
Mank había tenido seis nominaciones para los Globos de Oro, pero se fue con cero. También con media docena de posibilidades había cruzado el Atlántico –de manera virtual, cortesía de la pandemia– para disputar el Bafta británico, donde terminó con la nada relevante estatuilla a Mejor Diseño de producción. La cerecita de esta cadena de derrotas fue la performance en los premios Oscar 2021, en la que obtuvo dos premios sobre diez posibles (Diseño de Producción y Fotografía). Fue, además, la 22° película en la historia de los premios de la Academina en sumar una decena nominaciones, una cifra alcanzada por primera vez por La vida de Emile Zola en 1937, que se impuso en tres ternas, con Mejor Película como la más relevante. Entre las que llegaron a esa cantidad en los años posteriores están desde ¡Qué verde era mi valle! (ganó cinco en 1941), Piso de soltero (cinco estatuillas en 1960) y La novicia rebelde (cinco), hasta La guerra de las galaxias: Episodio IV, que en 1977 se alzó con seis reconocimientos, la mayoría de rubros técnicos.
Hubo varios casos en el este siglo. ¿Quién quiere ser millonario? se llevó ocho en la gala de 2009, tres años más tarde El artista se impuso en ocho ternas, en 2013 Gravedad se fue con siete Oscars y en 2015 Mad Max: furia en el camino, con seis. Pero los números de Mank están lejos de esa cosecha y la acercan a lo ocurrido en la ceremonia del año pasado, donde, a falta de una, hubo tres películas que quebraron la barrera de los dos dígitos: Había una vez…en Hollywood, 1917 y El irlandés. El último trabajo de Quentin Tarantino apenas arañó dos premios, con el de Brad Pitt como Actor de Reparto como más destacado, mientras que la producción británica se impuso en tres ternas. El regreso al universo gansteril de Martin Scorsese se dedicó a perder todos y cada uno de los rubros donde participaba. Tanto al italoamericano como a Fincher les queda el módico consuelo de saber que hubo casos peores: Momento de decisión (1977) y El color púrpura (1985) llegaron a la gran noche de la industria con once nominaciones y la terminaron sin siquiera un triunfo en algún rubro técnico.