Cuarentenas estrictas, cierre de gimnasios, y aperturas paulatinas. Entre las paradojas abiertas por la pandemia, aparece el crecimiento exponencial de uso de espacios hasta hace poco considerados exclusivamente turísticos. La movilidad de ciudadanos hacia entornos naturales próximos, hoy demanda a organismos provinciales y algunos municipios, un rol protagónico. 

La accesibilidad, gratuidad y libertad reclamada por los salteños, no distingue clases sociales. Por lo tanto, una porción de la ciudadanía les reclama recuperar desde la gestión pública, planificación e injerencia sobre todas aquellas actividades que combinan recreación saludable y deportes no competitivos al aire libre.

Una de las pistas para interpretar el fenómeno y su repentina visibilidad, aparece al contextualizarlas como presentes en las rutinas cotidianas. Aunque hay quienes entienden que el salteñe acostumbra a pagar entre poco y nada por un servicio, la actual demanda social de ocio y recreación plantea cuestiones que se creyeron extintas por tendencias turísticas de moda a fin de siglo pasado y principios del presente. En definitiva, los riesgos inherentes de actividades alternativas o de aventura siempre recayeron sobre organismos estatales. El mercado turístico siempre lo supo. En la letra chica, las coberturas de seguros mencionan que la sombra de sus paraguas es más bien pequeña.

La cuestión crucial de la servidumbre de paso

Los municipios San Lorenzo y La Caldera, uno vecino y otro próximo a Salta Capital, cuentan con un pasado de movilidades recreativas menos mercantilizadas. “Nuestro entorno natural es una invitación a la práctica de estas actividades. El interés de la comuna, muy fuerte por cierto, es facilitar la accesibilidad a los vecinos, generar mayores condiciones de seguridad, y profundizar la capacitación para su desarrollo. Sin embargo, este es un escenario idílico. A nivel administrativo tenemos que resolver varias particularidades”, explicó a Salta 12 Ana Cornejo, secretaria de Turismo, Cultura y Deportes de San Lorenzo.

La distribución territorial en esa comuna que integra el departamento Capital, es clave. En áreas naturales, solo tiene injerencia sobre su Reserva “Las Yungas”, famosa por el Cerro Elefante. La funcionaria detalló que el cincuenta por ciento de San Lorenzo pertenece a la reserva de Finca Las Costas, actualmente bajo administración provincial. “Además contamos reservas privadas, la reserva del Ejército (Lomas de Medeiros), y otra enorme porción de nuestro territorio se reparte entre fincas privadas, como Los Maitines. Por lo tanto, resolver esa complejidad es crucial”. 

La funcionaria contó además que abrieron “una mesa de trabajo con todas las áreas protegidas y pusimos las dificultades sobre la mesa. Un actor protagónico tiene que ser la provincia, por la extensión de la reserva Finca Las Costas”.

El municipio señalizó el área natural bajo su administración. Cuenta con personal y una oficina gestionada con la Agrupación Gaucha Juan Carlos Dávalos de esa localidad. De lunes a lunes, se encargan de registrar a todos los visitantes, aunque aún hay quienes son renuentes a dejar datos por seguridad, como el número del móvil. “Contamos con señalética que tomamos del programa de senderos naturales de la provincia. Tienen un código QR que lleva a la página que la Asociación de Trail Running cargó con nuestros cuatro senderos. También tenemos un convenio con los Bomberos Voluntarios de San Lorenzo”, especificó.

“Gracias a la topografía de la reserva, podemos contactar al visitante por celular si no regresa. Así minimizamos la cantidad de personas extraviadas o que sufrieron algún accidente”, contó Cornejo. Si bien el esquema es perfectible, la secretaria advirtió que aún “no pueden replicarlo en una finca privada”.

La gran limitante es una cuestión no resuelta por el Código Civil Argentino, modificado en 2015. Entre los artículos 2162 al 2183 se desarrollan las servidumbres, sin considerar situaciones inherentes al paso de los años. Una sola iniciativa nacional intentó introducir modificaciones en el artículo 2166 que profundiza sobre las servidumbres forzosas y de tránsito. Llegó a Senado de la Nación en 2017, por la senadora por Río Negro, Magdalena Odarda.

Planteaba que las servidumbres personales que tienen por objeto “el mero recreo para acceder a los espacios de agua de carácter público” también debían contemplar las “actividades deportivas o socio recreativas sin fines de lucro”. En sus fundamentos se valió de una metáfora muy argentina: “¿en 1871 alguien podría imaginar el desarrollo y la trascendencia que podía adquirir un deporte como el fútbol, no sólo en nuestro país sino a nivel global?”. El proyecto nunca pasó del debate en comisiones.

Tampoco tuvo suerte “Montañas Libres”, otra iniciativa propuesta en 2017 por el entonces diputado nacional por Buenos Aires, Carlos Castagneto. Esa ley para el fomento del montañismo y el acceso libre, tenía el propósito de garantizar el derecho público a acceder a zonas de montaña para la recreación y actividades deportivas, hasta el día de hoy restringidas. Además, se consideraban actividades del montañismo al senderismo, el trekking, el ascensionismo y la escalada, así como las técnicas necesarias para concretarlas.

Tras la media sanción en 2019, pasó al Senado donde finalmente caducó. Lo relevante aquí, es que contó con la adhesión de varios diputados nacionales (Buenos Aires, Mendoza, Río Negro, Tucumán, Catamarca, Chubut, Santa Cruz y San Juan), excepto Salta. En cambio, el proyecto que pretendía modificar artículos del Código Civil, contaba con el apoyo de clubes de montaña, como el salteño Janajman.

La Caldera sí, ¿y Capital?

Gonzalo Quipildor, coordinador de áreas integradas del municipio La Caldera contó a Salta 12 otro derrotero. “Gestiones anteriores siempre dialogaron con los propietarios de fincas. En su momento, algunos aprobaban y otros no el paso de deportistas o caminantes por sus terrenos. Durante nuestra gestión repetimos la consulta. Un caso es el Cerro de La Cruz, que se encuentra dentro de las fincas Miraflores y Santa Mónica”. Qupildor explicó que el representante de los propietarios autorizó el paso.

“Redactamos un convenio con la municipalidad, con algunas condiciones. El municipio se encarga de la limpieza de los senderos, los senderos no se venden de manera privada, el uso es diurno no nocturno, y se advierte a los deportistas o caminantes que el tránsito es bajo su responsabilidad”. Buscan así deslindarse de otro punto no resuelto por el Código Civil: ¿quién paga el costo por los accidentes por el tránsito de uso recreativo?

Dentro del territorio municipal de La Caldera existen otros casos que merecen atención. El más problemático es al norte, por el viejo camino real. Es un sendero que se pierde en el río y nace cuando inicia el camino de cornisa por Ruta Nacional 9 y finaliza en la provincia de Jujuy, muy cerca del pueblo de San Antonio. “Allí tuvimos serios problemas con las motos, que espantan el ganado del propietario”. El privado cerró el paso a caminantes y ciclistas, excepto en fechas muy puntuales. La comuna tiene otras áreas propiedad de la provincia, como alrededor del Dique Campo Alegre y hacia el Oeste del pueblo.

El municipio Capital cuenta con la reserva natural bajo gestión estatal más transitada día y noche: el Cerro San Bernardo. Aunque cuenta con guardaparques, escalinatas y ruta de acceso, llama aún la atención que el turismo prepandemia no motivara a los gestores comunales a materializar centros de interpretación de su flora, fauna y rica historia geológica. Hoy serían excelentes espacios desde donde promover las actividades al aire libre y concientizar sobre pautas básicas de cuidado personal y grupal.