La Provincia de Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires empezarán a citar, entre este martes y este miércoles, a quienes recibieron la primera dosis de Sinopharm a finales de febrero y principios de marzo. No hay que inscribirse porque existen registros de las personas a las que se aplicó la primera dosis, de manera que deben estar atentos a sus aplicaciones, correos electrónicos y mensajes de texto porque por esa vía recibirán la citación. La idea es que reciban la segunda dosis en el mismo lugar donde les aplicaron la primera. Un millón de dosis es lo que llega en tres embarques, el último de los cuales estará en Ezeiza el miércoles en un vuelo de Lufthansa. Otro millón de dosis iba a llegar a partir del domingo 2 de mayo pero el embarque se adelantó: vendría en un único vuelo también este miércoles.
El primer millón de vacunas de Sinopharm llegó a Buenos Aires el 25 de febrero. Por entonces, no estaba autorizada para mayores de 60, por lo que se utilizó esencialmente para vacunar a personal de la salud, de la educación y la seguridad. A esas personas es que les empezarán a llegar las citaciones.
Tanto el Ministerio de Salud bonaerense como el porteño le dijeron a PáginaI12 que no es necesario inscribirse, que las citaciones llegarán en forma automática y que, en principio, la intención es que las personas se vacunen en el mismo lugar donde recibieron la primera dosis, pero hay vacunatorios que ya no funcionan por lo cual puede haber cambios.
En abril llegó una segundo millón de dosis, esta vez sí aplicadas a mayores de 60. Se supone que esas personas recibirán citación con el embarque que llegará a Ezeiza el miércoles con el segundo millón de la tanda actual. Tampoco esos ciudadanos tienen que inscribirse en ningún lugar.
La aplicación de la segunda dosis de Sinopharm es una buena noticia porque los epidemiólogos no estaban muy convencidos de la decisión de espaciar el tiempo entre las dosis de la vacuna china.
Hay consenso de que se puede hacer con Sputnik V y Oxford/AstraZeneca, pero no existe evidencia científica respecto del espaciado en el tiempo en el caso de Sinopharm.
Pero, además, no había otra opción. China envió aquellos dos millones de dosis y ahora suspendió las exportaciones porque el país está concentrado en vacunar a su población. Por lo tanto, sólo se pudieron destrabar, por una gestión de Alberto Fernández ante el presidente chino, Ji Jinping, los dos millones que llegan esta semana.
Eso obliga a que se usen como dosis complementaria de las que llegaron en febrero y abril, porque no hay garantía de que vengan más vacunas chinas hasta después de julio. Es que el 1 de julio se celebran los 100 años de la fundación del Partido Comunista de China y el gigante asiático quiere tener vacunados 520 millones de ciudadanos. Por lo tanto, utilizarán todas sus vacunas para la población china. La cuestión plantea un enorme problema: China no exporta y lo mismo pasa con India, sumergido en el peor escenario de contagios con más de 300.000 casos por días. Eso convirtió el desértico mercado mundial de vacunas en aún más desértico y difícil.