Desde el 8 de marzo, se registraron en la Ciudad de Buenos Aires apariciones silenciosas que quitan el aliento. Un cuerpo cubierto con una tela gris; tirado en el piso, o parado mientras el viento ulula sombríamente. Un cuerpo sin rostro, sin piel y sin gesto. Un cuerpo aparecido en distintos puntos de la ciudad, para que tomemos nota de las desaparecidas diarias, asesinadas por femicidas. ¿Qué es lo que conmueve? ¿Es el anonimato el que nos pone la piel de gallina, tan acostumbrades como estamos a la exhibición de cuerpos? ¿Es la presencia que se nos impone, como volviendo del lugar de donde no se vuelve, para llamarnos la atención? “Si hay una cara queremos que sea la del femicida, entendemos que la mediatización produce morbo y la identificación visual de las mujeres no ha reducido ninguna cifra, siguen aumentando los femicidios”, dicen las autoras.

El proyecto Aparición que lleva adelante el colectivo SOMOS MAS retoma y resignifica el trabajo de la artista guatemalteca Regina José Galindo. Lo llevan adelante Sofia Smaldone, artista plástica y profesora de Artes Visuales por la Escuela Superior de Arte Leopoldo Marechal, y María Marcela Cortez, especialista en Visitas a Museos de Arte y Entornos Culturales (UNA) y profesora de Artes Visuales orientación Pintura y Artes del Fuego. Los registros fotográficos están a cargo de Sergio Montiel, Germán Ansonnaud y Néstor Santacrocce.

La performance se gestó en 2018 y fue adquiriendo distintos conceptos y estilos. El año pasado se hizo en Berlín, como una aparición individual en el centro urbano. “En España, tuvo lugar en Salamanca donde varias mujeres utilizaron para cubrirse las cortinas de sus casas en distintos colores tratando de mostrar la situación que la pandemia y aislamiento provoca en los casos de violencia intrafamiliar. Cada reposición supone una puesta en situación del momento y el lugar”, explican Smaldone y Cortez.

En Argentina, la comenzaron a hacer en Buenos Aires el 8 de marzo y esperan que después de recorrer todo el país, el viaje de la tela termine el 8 de marzo del 2022. “La selección de los lugares es una decisión difícil, apostamos a visibilizar varios espacios (si es en CABA que se identifique el lugar), nos interesa mucho el concepto de la tela que viaja, como una metáfora de la sororidad. Si bien muchas imágenes son tomadas en centros históricos queremos siempre alejarnos de los lugares "turísticos"”, dicen.

Los lugares seleccionados en la Ciudad de Buenos Aires fueron la Plaza del Congreso, por su peso como centro geográfico de lucha; el barrio de Barracas y la iglesia de Santa Felicitas, por su peso histórico como señalamiento del primer femicidio en Argentina (el de Felicitas Guerrero); La Boca, el Riachuelo, como sitio del femicidio de Carla Soggiu, entre otros.

Los próximos destinos, si se concretan las invitaciones, serán Ushuaia y Bariloche. “La idea del viaje de la tela surgió durante el trabajo de un año entero, muchos zooms, trabajo y propuestas, nos pareció un desafío muy interesante lograr la federalización de esta acción en Argentina. El recorrido de la performance teje redes de mujeres artistas o activistas que tienen ganas de hacer algo para dejar de leer con frialdad y tristeza las cifras. Argentina no es Buenos Aires y los femicidios no son sólo números”, dicen.

-Impacta ver a estas aparecidas, mostrándonos con un cuerpo vivo las desaparecidas por femicidios. ¿Qué buscan con la performance?

Marcela Cortez: -¡Palabra difícil! Búsqueda. A nosotras nos apasiona la búsqueda, la investigación y el arte. La búsqueda es también nuestra forma de movernos. Si bien hay un motor que es la injusticia y el dolor, esta acción la llevamos adelante a pesar nuestro, con una necesidad de mostrar, pero alejándonos del tratamiento que llevan adelante muchos medios; dejar de revictimizar, el arte no es noticia, es modificación y esta obra nos daña y lo bien que hace en dañarnos, en no dejar a nadie ileso. La búsqueda en parte también nos permite sentir muchas emociones habitando la tela, explorándola, en cada momento estamos buscando nuevas mutaciones y aperturas, probando escenarios fotográficos, virtuales y conceptuales.

-¿Por qué la idea de mostrarlas cubiertas de telas, sin rostros, sin nada que las identifique?

Sofia Smaldone: -Queremos respetar la identidad. Luchamos, en parte, contra la re-vitimización. Queremos que si hay una cara sea la del femicida, entendemos que la mediatización produce morbo y la identificación visual de las mujeres no ha reducido ninguna cifra, siguen aumentando. ¡Hagamos algo ya! ¡vamos! Sean más con nosotras...

Marcela (sentada) y Sofía, las promotoras de la actividad.

-¿Qué repercusiones tuvieron?

SS: -Varias y de todo tipo. Por empezar la calle en sí misma es una experiencia fuerte para hacer obra. Las repercusiones han variado desde preguntas incómodas policiales (sobre todo en la Plaza de Mayo, no podíamos creer, con el peso simbólico que ese lugar tiene) hasta niños queriendo preguntar o tocar la tela... También nos sorprende la invisibilidad en muchos casos algunas personas ni siquiera miran, siguen, nos parece una metáfora de la realidad. También es increíble cuando la gente se interesa, te pregunta, te comienza a seguir en redes y se vuelve más empática. Esa es nuestra intención. Cubramos los cuerpos para descubrir la empatía.