Cacho Fontana no murió. La supuesta muerte del locutor y conductor de radio y televisión fue anunciada por la tarde con velocidad pero sin rigurosidad. Tal como suele suceder en tiempos digitales, lo que primero fue un rumor en Twitter inmediatamente se convirtió en un “hecho” cuando distintos medios de comunicación y periodistas que suelen denominarse prestigiosos la “confirmaron” al aire, en sus portales de noticias o en sus cuentas de redes sociales. Incluso, hubo canales que no solo confundieron a sus crédulos televidentes, sino que incluso entrevistaron a figuras de la radiofonía para que lo despidieran al aire. Ante la ola imparable de desinformación, tuvo que salir la hija del célebre locutor, Antonella Fontana, a aclarar por las redes sociales que su padre estaba vivo.

La salud de Fontana es delicada, ya que desde el sábado se encuentra internado en el Hospital Fernández por un re contagio de Covid (ya se había infectado en julio) a sus 89 años recién cumplidos. Pero la sigue peleando, pese a que muchos se empecinaron en darlo por muerto. La premura de estos tiempos, la búsqueda de la primicia, la falta de la puesta en práctica de las más elementales prácticas periodísticas, hicieron que buena parte del periodismo argentino escribiera una de sus páginas más oscuras. Síntoma de estos tiempos. Porque no solo dio por muerto a Cacho Fontana: apenas horas antes ya había pasado lo mismo con el ex entrenador de fútbol Carlos Timoteo Griguol, también internado por Covid. Ni el error reciente, todavía caliente, pudo hacer evitar el papelón.

La falsa muerte de Fontana sirve de caso emblemático para comprobar la facilidad con la que se viraliza una “fake news”, y el daño que puede hacer. Desde Crónica TV hasta TN, pasando por América, A24, La nación +, portales como Clarín.com y cuentas de twitter como la de C5N, por citar solo algunos casos, todos se hicieron eco de una “no noticia”. Una información que, además, no era menor, ya que se trataba ni más ni menos que de la muerte de una persona. ¿Desde cuándo la muerte de una figura se transformó en materia prima para desatar cierto canibalismo por una primicia, capaz de anunciarse sin ningún tipo de chequeo con familiares o autoridades policiales o médicas?

La velocidad del vivo y de la era digital, el abuso -adictivo, a esta altura- del “Urgente”, “Ahora”, “Lo último”, “Alerta” que el periodismo televisivo naturalizó sin otro criterio que el de mantener la atención del televidente a como dé lugar, llevó a que el papelón tuviera incluso un desarrollo. En A24, por ejemplo, le dieron la noticia al gran Héctor Larrea, que aún aturdido por la “muerte” de Fontana lo recordó al aire hasta las lágrimas. Algo parecido pasó en La Nación+, donde Pablo Bossi le dio a Nora Perlé (otra voz icónica de la radiofonía) la “no noticia” para que la locutora dijera unas sentidas palabras sobre su colega.

No fueron las únicas escenas lamentables pero bizarras de la jornada. En Radio Mitre, Diego Leuco y su padre Alfredo lo lloraron al aire con congoja en el pase diario. Hasta que en medio del ciclo de Alfredo, Diego volvió a entrar al estudio para decirle a su padre que no iba a creerle pero que estaba en línea... ¡Cacho Fontana!, rebautizado desde este lunes el muerto que parla. “Dejalos que vendan”, les dijo el locutor al aire cuando le contaron que lo estaban dando por muerto. Todo esto pasaba mientras TN seguía anunciado su deceso y en la cuenta de la misma radio en la que estaba hablando... ¡también! Algo similar ocurrió en Fantino a la tarde, donde primero anunciaron la muerte de Fontana (Luis Ventura, presidente de Aptra, afirmó que lo tenía confirmado "de una fuente irrefutable, de primera línea") y al rato lo entrevistaron, todavía descolocados ante el grosero error viral.

La noticia hubiera seguido corriendo y sumando capítulos absurdos, tristes y patéticos si no fuera por la hija del locutor, Antonella Fontana, productora de la señal informativa IP, que tuvo que salir a desmentir la “muerte” que ya era asunto nacional. “Me llegan mensajes y llamados de condolencias. Mi papá VIVE.️ Recién hablé con él”, escribió en su cuenta de Twitter @AntoFontanaok, a la que ninguno de los que anunció la muerte de su padre la había contactado para verificar la (falsa) información.

Cacho está vivo, peleándola. Timoteo también está dando batalla. El que está cada día un poco más herido es el periodismo.