Mario Nallib Fadel fue senador Nacional por Catamarca. En 1992, asesor de la Secretaría de Minería de la Nación. Participó en el equipo del entonces secretario de Minería, Ángel Maza, impulsor del Plan Minero Argentino de 1993, en la elaboración del proyecto de Ley de Inversiones Mineras (hoy- Ley 24196). Actualmente es asesor del Directorio del Banco Nación. Fue, además, ministro de Hacienda y ministro de Producción de Catamarca, entre 1988 y 1991. Si esto fuera poco, hay que agregar que es de Andalgalá, centro de los conflictos por la minera Agua Rica.
El jueves, Fadel dictará una conferencia junto a la Comunidad Andina del Litio. Se trata de un grupo de investigadores de Bolivia, Chile y Argentina que buscan “desarrollar propuestas integrales de calidad” a partir de los escenarios de la explotación de los recursos en la región del triángulo del litio. “Del desencanto a la ilusión”, así tituló su charla, donde recorrerá la historia de la minera Bajo de la Alumbrera.
En esta entrevista con Catamarca/12, entrecruza política y economía para llegar a coordenadas de una minería de sustentabilidad ambiental, social y económica que pueda revertir la pérdida de licencia que viene teniendo la actividad en la provincia.
-¿Usted relaciona la pérdida de licencia social con la experiencia de los 20 años de explotación de Bajo de la Alumbrera?
-En aquella época, todas las comunidades alrededor de los proyectos, básicamente son tres: Belén, Santa María y Andalgalá, daban el apoyo al proyecto minero con una gran ilusión. A principio de los años 90 se empieza a trabajar en los borradores Bajo la Alumbrera, y se arranca en 1997 este gran emprendimiento, el primero a cielo abierto en la Argentina, de cobre, oro y molibdeno. Y de entrada empezamos con algunas cuestiones que empezó a decepcionar a la gente, por ejemplo, se prometió que se iba a sacar por ferrocarril el mineral. No se cumplió con eso. Se hizo el mineroducto desde Bajo de la Alumbrera hasta Tucumán y de ahí hasta San Lorenzo, Santa Fe, por donde se sacó todo el mineral.
Empieza con una gran ilusión, y ya en el 2000 comienzan a aparecer los primeros reclamos, eran de los comerciantes, porque no estaban comprando insumos en la zona y desarrollando el comercio de la zona. En el 2003 los reclamos se fueron haciendo más fuertes, en términos real y de participación en las ganancias, donde había ingresos de 80, 100 millones de dólares anuales, que para Catamarca es un número muy importante, pero la gente empezaba a no percibir toda la contraprestación que originariamente se había pensado, sobre lo que se había construido la ilusión: desarrollo de comercios, generación de empleo, infraestructura, desarrollo de recursos renovables.
Pasaron los años y la gente no veía los desarrollos que se habían imaginado y que la política también había explicitado que iban a tener las zonas mineras, y así se fue construyendo la desilusión.
-¿A qué se refiere con desarrollo de recursos renovables?
Hace 30 años, siendo yo ministro de la provincia, decía que los recursos que se obtenían de la actividad minera, al ser recursos no renovables, debían ser orientados exclusivamente a actividades productivas que generaran recursos renovables en el tiempo. A mi criterio lo que pasó en el proceso de Bajo de la Alumbrera, el error que cometió el Estado, fue que esa cantidad de recursos que recibió la provincia se metió en el mecanismo de distribución general, es decir lo que se conoce como el presupuesto general. Es un grave error mandar a gastos corrientes recursos que son no renovables, a inversiones no productivas.
-El año pasado de modificó a ley de distribución que fija el 35% de las regalías para los departamentos mineros, esas ganancias deben invertirse en infraestructura.
Está bien, una infraestructura es cordón cuneta, pero lo que se necesita es otro tipo de inversión productiva. Y cuando son inversiones que no están articuladas…, a ver: somos una provincia tan chica, con 400 mil habitantes, con pueblos de de 5 mil, 10 mil habitantes, no tenemos unidades económicas como para producir y salir a un mercado. Entonces necesitamos una articulación, y eso implica una definición de qué es lo que queremos hacer como provincia y orientar las inversiones a eso. Porque si un municipio hace cordón cuneta y el otro un canal, son todas inversiones desarticuladas.
Los economistas ortodoxos se resisten a la construcción de fondos específicos de presupuestos. Ahora, la matriz de distribución que tuvimos las últimas décadas nos es una matriz que esté equilibrando la fuerte distorsión de desarrollo que tenemos en el país. No considero prudente, que los recursos de la minería, con el impacto ambiental que tiene, mandarlo a esa bolsa, meterlo en la misma matriz de distribución de todos los recursos. Siempre consideré romper con la ortodoxia, crear un fondo fiduciario que distribuya de una manera distinta, realmente para equiparar las desigualdades que existen en el país.
En el año 95 hice un trabajo para las Naciones Unidas para determinar el Índice de Desarrollo Humano, que permite comparar poblaciones, países, provincias. Y en aquel momento determinamos que el IDH de Buenos Aires, era igual al índice de Luxemburgo, y el índice de desarrollo humano que tenía Catamarca era igual al de Jamaica, estas son las distorsiones.
-Usted propone que el impacto económico de la minería tenga un desarrollo directo en las zonas mineras, pero hay grupos que directamente no quieren un desarrollo a cambio del desequilibrio ambiental.
-Es legítimo también, entiendo la preocupación de los ambientalistas. Entiendo también el valor que está tomando el agua en el mundo como recurso. Existen esos grupos que plantean de una manera binaria Minería sí, Minería no, pero en el medio tenés a mucha gente, muchos grises de gente que tenía una esperanza del desarrollo de la minería, cuando no la ve se termina sumando a esa gente, y el que no se suma deja de defender la minería. Nosotros tuvimos movilizaciones importantes a favor de la minería, y eso no lo vas a ver. No veo a nadie que salga a defender, y la no defensa tiene que ver con una actividad que tiene un acto impacto ambiental, especialmente como es el agua, y no tiene la contraprestación que la gente esperaba.
Se pierde la licencia social. Mucha gente dice, para qué quiero esta minería, si el cobre no lo veo, y para explotar el cobre me sacan el agua que sí la veo y la necesito. Por eso entiendo ese sentimiento de bronca que hay en la gente. Hay que entender qué pasó para que la gente esté con tanta bronca.
A un recurso no renovable como es el minero, se le debe dar un tratamiento con un fondo hacia el desarrollo de recursos renovables y con una administración clara y transparente que tampoco se dio, porque no se informó sobre los ingresos que tuvo la provincia.
-¿Cree posible una minería sustentable?
-Totalmente, hay muchos ejemplos en el mundo. Tenemos la sustentabilidad ambiental, que cada vez toma mayor importancia en el mundo; la sustentabilidad social y la sustentabilidad económica. Las tres hacen a la gran sustentabilidad que tiene que tener la actividad. No podemos solamente, hacerla sustentable desde el punto de vista económico, porque así lo único de lo que nos ocupamos, y me hago cargo de quienes hacemos política, es en cómo explotar, pero nos quedamos a mitad de camino, porque ¿cómo invertimos los recursos?
El tema ambientalista es legítimo, pero hay una sumatoria de cosas, cuando hay esas movilizaciones cada uno va con una factura distinta. Fueron 20 años donde la provincia recibió muchos recursos. Logré construir el número de cuánto recibió Catamarca y solamente en regalías fueron 1300 millones de dólares, que la provincia recibió en pesos. Cuando estábamos en el gobierno en los 90, recibíamos en especie, de hecho la ley así lo permite, es decir recibíamos oro y plata en el caso de Farallón Negro. En el caso Bajo de la Alumbrera, la intención era cobrarlo en oro, para hacerte de reservas y emitir títulos con respaldo oro, es decir lo que hace hoy Neuquén con el petróleo. Lo que Catamarca ha cobrado en pesos, es decir, si Catamarca hubiera percibido en oro las regalías y utilidades del emprendimiento Bajo de la Alumbrera, los 5.830 millones de pesos, tomando el valor del oro en cada oportunidad del cobro de las respectivas cuotas, hoy tendríamos un total de 44.581 Kilogramos de oro, tomando la cotización actual del oro, tendríamos una reserva en oro traducida a dólares del orden de los 2.587 millones.
Para dimensionar estos más de 2.500 millones de dólares, en términos relativos, si acordamos que la participación de la economía de Catamarca en la nacional es cercana al 1%, podemos afirmar que sería el equivalente a tener un Banco Central de la República Argentina con más de 250 mil millones de dólares de reservas, más de 6 veces que las reservas actuales, claro está que el país sería otro. La pregunta es ¿Catamarca es otra? Hoy no tenemos las reservas y las inversiones son difusas.
-Respecto a la distribución de las ganancias, la diputada Lucía Corpacci está impulsando una ley para la creación de un Fondo Minero, ¿es ese tipo de fondos el que usted reclama?
Me parece bárbaro, lo que está pidiendo es que lo que genera la minería, se coparticipe de manera específica a las provincias que aportamos esos recursos. Pero yo digo otra cosa diferente, digo que los recursos directos que reciba la provincia vayan a un fondo específico, con destino específico. La distribución que puso la ley a los departamentos minero está bien, lo que no estoy de acuerdo es en darle los recursos de manera directa a los municipios, sino dárselo en proyectos, y proyectos que estén enmarcados en un modelo de provincia, no proyectos sueltos.
-Al litio se le quiere dar una estrategia de política nacional y de valor agregado, ¿cómo ve la gestión de este recurso?
-Con el tema del litio, para que no nos pase lo que ya nos pasó, primero me parece bárbaro una política nacional y deberíamos animarnos a más. Trabajar de manera plurinacional, porque el triángulo del litio tiene gran parte de las reservas del mundo entre Bolivia, Argentina y Chile. Entonces no nos puede volver a pasar los espejitos de colores de los colonizadores. Chile, Bolivia y Argentina tenemos estos problemas de distorsiones de desarrollo y particularmente en las zonas donde se encuentra la minería. Si no se presta atención y realmente se le da un desarrollo y mejoramiento real de la calidad de vida, la licencia social no va a existir.
Tenemos que dar muchas muestras desde la política de que las cosas van a ser diferentes y ahí es donde tengo más preguntas que respuestas.
-¿Cree que a la Argentina le falta definir el tipo de minería que quiere llevar adelante?
Hay dos cosas que hay que diferenciar, la minería de la riqueza. Nosotros ya hemos definido cómo explotar, lo que no hemos definido a mi criterio es cómo vamos a distribuir, cómo le vamos a distribuir a las regiones donde se extrae ese mineral y donde se genera el impacto ambiental, cómo le vamos a compensar con desarrollo. Esto es lo que no está definido, porque hemos definido una ley de inversión minera, un código minero, hemos dado las garantías fiscales, la seguridad jurídica para que vengan las inversiones y, qué nos falló, nos falló la licencia social. Y nos falló porque la gente no percibe que la minería les cambia la vida y no es porque la minería no genere los recursos, lo que hay es que invertirlos.
-También ha habido un debate histórico sobre las regalías, un 3% del que la provincias terminan percibiendo la mitad.
En su momento, cuando se hizo la ley de inversión minera, cuando estábamos en la redacción, no lográbamos una definición del “valor boca mina” que conformara a todas las provincias. Ahí fue cuando se tomó la decisión de 3% y que cada provincia defina qué era el concepto valor boca mina. Es cierto puede parecer poco 3%, que termina siendo el 1,2%, pero también tenemos que ver cuáles son los mecanismos de participación que tenemos. Si nosotros participamos con el 20% de las utilidades. De ese 20% tuvimos el 12%, porque el 8% lo tenía la Universidad de Tucumán, entonces el 12% de las utilidades lo tuvo Catamarca a través de YMAD. A la provincia le quedó la planta de Bajo de la Alumbrera, esa misma planta le sirve para Agua Rica. Y la intención en aquel momento, cuando se redactaron esos pliegos, era que además de la renovación ambiental por el cierre de mina, que corresponde hacerlo por ley, nos dejaba la planta para cuando se explotara Agua Rica, y la provincia participara aportando lo que era la inversión inicial que es la planta.
Esa inversión inicial fue de más de 1300 millones de dólares cuando se inició la Alumbrera, entonces la intención fue, con la planta negociamos una participación, porque estaríamos haciendo un aporte. Y a mi criterio no se lo está tratando con el sentido originario, y creo que se está negociando, algo se firmó, pero a mi criterio no es una buena negociación la que se está empezando a hacer. Pero estos problemas han sido trasversales a todos los gobiernos. A nosotros, la dirigencia política, nos tiene que caer la ficha de que la sustentabilidad no es solo económica, es ambiental y es social. Hay que ver cómo se recupera la licencia social.