A pesar de las periódicas reuniones que venían sosteniendo las agrupaciones, organizaciones y partidos que integran el Frente de Todos en Salta, y las recurrentes declaraciones que aseguraban que se estaba consensuando un armado horizontal, cuatro de los siete partidos provinciales anunciaron que abandonaban la mesa de diálogo para pasar a una etapa de armado electoralista y presentaron el FdT en el Tribunal Electoral.
Los mismos partidos en el 2017 decidieron no acompañar a Sergio Leavy en su candidatura a diputado nacional, Unidad Popular (UP), Kolina, “Frente Grande” y Partido del Trabajo y del Pueblo (PTP). De ese último partido surgió la actual diputada Verónica Caliva, quien obtuvo su banca gracias a la confluencia a la que pudieron arribar todos los sectores en el 2019, y que ahora es señalada desde el Partido de la Victoria como una de las ideólogas del quiebre.
Pero lo más llamativo fue que la decisión la tomaron el último fin de semana, sin comunicarlo a los demás integrantes de la mesa provincial, con quienes habían mantenido una reunión ese mismo viernes, e inscribieron al nuevo espacio con el mismo nombre que llevó a Alberto Fernández y Cristina Fernández a la presidencia y vice.
Aunque no quisieron realizar declaraciones hasta aclarar un poco más el panorama e intentar acercar las partes a una nueva etapa de negociaciones, para los referentes de los tres partidos que seguirán sosteniendo el armado provincial, Felicidad, Izquierda Popular y el Partido de la Victoria (PV), fue una decisión precipitada y sin un argumento valedero.
Pero sobre todo subrayaron el daño que le hacen al Frente de Todos, que apostaba a seguir creciendo y mostrarse ante la sociedad como un espacio compacto y sin fisuras, “y no un rejunte como viene pasando en los demás Frentes”, expresó uno de ellos. Y temen que detrás de lo sucedido, se oculten figuras que decidieron apartarse y que “hoy saben que no tienen cabida”, o de espacios de poder que se deleitan viendo como el frente que se venía construyendo se fisure.
El único que accedió a hablar con Salta/12 fue el apoderado del PV, Juan Pablo Marco, quien destacó que las negociaciones aún no terminaron e intentarán seguir conversando para arribar a un consenso, pero sostuvo que “se tiene que entender que esto no es una contienda personal, sino que es democracia y si hay alguien que no quiere estar, está en todo su derecho”.
Aunque sí aclaró que lo que más les llamó la atención fue la decisión intempestiva de retirarse de la última reunión, que se realizó el pasado viernes 23, y anunciar la presentación de una alianza electoral que lleva el nombre que ya estaba acordado llevaría el espacio que venían conformando todos juntos dos días más tarde. Y confió a este medio que nunca se había presentado en las reuniones de mesa partidaria ninguna disconformidad ni se había hablado aún de candidaturas, “se estaba hablando de presentar una estrategia política que le rinda al Frente con una o dos listas, y no como en otras ocasiones en que se presentaron todos divididos en un mismo frente”, lo que generaba dispersión en el voto y se perdían potenciales bancas.
“No se había llegado a esa instancia porque primero había que cerrar el frente y después decidir las candidaturas”, explicó Marco haciendo alusión a los tiempos estipulados por el Tribunal Electoral y que marcan que hasta el 5 de mayo se presentarán las alianzas y a partir de allí tendrán 10 días más para conformar las listas de candidatos. Y allí si disparó contra el otro sector al deslizar que detrás de esa decisión no primó el interés de la población sino uno personal para garantizarse candidaturas.
Aunque negó un intento de imposición del partido que representa Leavy para decidir los nombres y los cargos que le corresponderían a cada sector, dijo que los demás deberían reconocer que es el Partido de la Victoria en Salta el que más referentes tiene y el que mantuvo un crecimiento sostenido “en estos últimos 10 años”, con una estructura que abarca toda la provincia y bancas en casi todos los municipios así como en la legislatura.
El representante legal del PV, recordó que en caso de no llegar a un nuevo acuerdo con quienes decidieron retirarse, la mesa se mantiene con los tres partidos provinciales actuales, agrupaciones como la que conduce el camionero Jorge Guaymas, organizaciones barriales y más de 10 partidos municipales. “Es un frente que continúa y que no se va a detener”, relató.
Tampoco dejó pasar la oportunidad para señalar que la diputada nacional Verónica Caliva (PTP) arribo a esa banca “gracias a la alianza electoral de conformar el Frente de Todos y a la estructura del PV”. “Y eso fue hace un año y medio, no cinco”, agrego.
Con respecto a la utilización del nombre electoral, Marco adelantó que llegado el caso se deberá presentar legalmente e impugnar su utilización. Y rememoró que ya en 2017, muchos de los que hoy intentan armar esa nueva alianza, le plantearon una interna a Leavy en su candidatura a diputado “y sacaron 10.000 votos en toda la provincia”, culminó.
Los argumentos de los disidentes
Los referentes que decidieron abandonar la mesa provincial para presentar la nueva alianza electoral, coincidieron en apuntar contra el PV y Leavy como el espacio que quería hegemonizar las bancas en disputa. Pero a su vez, subrayaron que no querían firmar un frente que podría significar “un cheque en blanco” para que luego ingresen figuras extra partidarias como candidatos a Convencionales constituyentes. Entre esos nombres, resonaron los del procurador General Abel Cornejo, y el de la ex legisladora nacional Sonia Escudero.
Elia Fernández, del Frente Grande, no desconoció que las reuniones eran periódicas y que se realizaban desde el 2020, “pero ahora ellos (por el PV y los otros integrantes de la mesa de partidos) venían dilatando mucho el cierre de listas”. “Querían que firmemos el frente sin discutir las candidaturas, lo que representa un cheque en blanco”, expresó Fernández, para quien Leavy y compañía, “solo querían demostrar una unidad que en los hechos no existe porque no había consenso en el armado de listas, sino que querían imponer que en todos los distritos encabece alguien del PV, y a nosotros nos dejaban recién a partir del tercer cargo de concejal”.
En tanto, para Diego Arroyo, presidente de Kolina, la intención es democratizar el instrumento electoral en toda la provincia. Consideró que “lamentablemente el oso Leavy no conduce el Frente”, aunque lo reconoció un “compañero que llegó a donde está gracias al apoyo de todos los compañeros y compañeras”.
También para el dirigente de Kolina, el principal escollo fue la negativa del referente del FdT provincial de discutir las candidaturas antes de presentar la alianza electoral para luego digitar los nombres. “No queremos encontrarnos con una Romero entre los candidatos, por eso hay que discutirlo antes”, manifestó.
Por último, invitó a todos los sectores “que acompañan a Alberto y Cristina” a conformar esa alianza electoral que ya se adelantaron a presentar, incluyendo a los partidos que quedaron por fuera como Felicidad, Izquierda Popular y el Partido de la Victoria “porque queremos ir todos juntos siempre y cuando todos tengamos la misma posibilidad de poner nuestros candidatos en toda la provincia y que representen realmente los ideales del Frente”.
Arroyo reconoció que si no llegan a un acuerdo, les será muy difícil sostener el nombre que se utiliza a nivel nacional, “cualquiera de los partidos que integró ese espacio en el 2019, hasta Libres del Sur, puede pedir que se lo impugne porque no están incluidos”.
“Vimos que no estaban dadas las condiciones para un acuerdo serio que garantice una participación amplia y homogénea”, detalló una de las figuras de Unión Popular, Daniel Escotorín, sino que por el contrario, “vimos que se repetían prácticas anteriores que nos llevaban a repetir la experiencia del 2019, con acuerdos de última hora y la imposición de figuras que representan las antípodas de nuestro pensamiento como Sonia Escudero para Convencional”.
Escotorín aseguró que uno de los acuerdos que tenían era el de consensuar las listas antes del 30 de abril para poder presentar el frente, algo que estaba lejos de concretarse. “Por eso decidimos tomar el toro por las astas y proponer las normas, que para nosotros tienen que ser más claras y democráticas”, indicó, aunque no descartó seguir conversando para volver a confluir en el mismo espacio porque consideró que no pasaron a ser enemigos.