La aburrida y políticamente correcta ceremonia de entrega de los premios Oscar no fue pasión de multitudes. Acorde a la opacidad artística que mostró en sus más de 3 horas, la 93º gala de premiación de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood alcanzó en Estados Unidos el rating más bajo de su historia. La transmisión en directo de la cadena ABC fue vista por primera vez por menos de 10 millones de televidentes, según los datos brindados por Nielsen en la medición del show en vivo.
La caída en audiencia de la ceremonia de los premios Oscar no es nueva, ya que se trata de un fenómeno que viene ocurriendo casi ininterrumpidamente desde hace años. En todo caso, lo llamativo es el piso a la que llegó la 93º entrega, que promedió 9.850.000 televidentes. Esa cifra significa que la audiencia de la premiación cayó un 58 por ciento respecto de la que alcanzó el año pasado. Pandemia mediante, de un año a otro, la gala televisada perdió casi 14 millones de espectadores, si se considera que en 2020 la audiencia fue de 23,5 millones de televidentes.
La pandemia, el cierre temporal de salas, la falta de películas atractivas en competencia, la escasez de figuras, la segregación que provoca la oferta de películas diseminadas en las distintas plataformas, la producción de una gala que -a excepción del perreo de la nuevamente ninguneada Glenn Close- transitó por cierta parquedad estructurada, se confabularon para que pocos estadounidenses se dispusieran a ver la entrega de premios.
Los menos de 10 millones de espectadores encienden las luces de alarma en Disney, la compañía dueña de ABC que se comprometió a pagar 900 millones de dólares por los derechos de transmisión de la ceremonia para todo el mundo. Una millonaria cifra para muy poco rating, teniendo en cuenta que cada vez parece más lejana la posibilidad de alcanzar un audiencia como la que la premiación tuvo en 2014, cuando fueron más de 43,5 millones de estadounidenses quienes siguieron en vivo la ceremonia. En siete años, la televisación perdió el 80 por ciento del público. ¿No será tiempo de que los miembros de la Academia hagan borrón y cuenta nueva, antes de que sea tarde?