Tanto organizaciones sociales que apoyan al Gobierno como las alineadas con la oposición de izquierda salieron a plantear, con movilizaciones en el centro porteño, la necesidad de que el salario mínimo no quede por debajo de la línea de pobreza. Señalaron también que con las restricciones de la segunda ola y el aumento del precio de los alimentos, la asistencia social se volvió insuficiente. Aprovechando el escenario generado por la reunión del Consejo del Salario, que se realiza en el ministerio de Trabajo, los movimientos de izquierda acompañados por comisiones sindicales de base manifestaron en el Obelisco, desde donde fueron hasta el edificio donde sesionaba el Consejo. Al mismo tiempo, movimientos sociales que integran el Frente de Todos protestaron frente al ministerio de Desarrollo Social, con la consigna “La deuda es con los y las de abajo”. Denunciaron allí que hay retrasos en la entrega de los alimentos comprometidos a los barrios y en la creación de puestos laborales para la economía popular.
La movilización de la izquierda incluyó al Polo Obrero, el Movimiento Teresa Vive, Barrios de Pie, al FOL --entre otras organizaciones--, que se movilizaron junto a trabajadores de sectores en lucha. Con situaciones así muy diversas, el reclamo común fue que el salario mínimo no quede por debajo de la Canasta Básica, que hoy es de $60.800 para una familia tipo, de dos adultos y dos niños.
“El salario mínimo no es sólo el piso de los trabajadores formales, sino también la referencia para los informales y para el programa Potenciar Trabajo:, es decir que define los ingresos de todos. Por eso en el reclamo de hoy, el acento está puesto en el monto del salario mínimo”, señaló Silvia Saravia, coordinadora de Barrios de Pie.
Marianella Navarro (FOL) agregó que el Potenciar Trabajo, que actualmente es el principal plan de empleo, “tiene un salario de 10.800 pesos, seis veces por debajo de la Canasta Básica”. Este es el monto que cobran la mayoría de sus trabajadores, ya que si bien existen puestos que llegan a los 20 mil pesos, como quienes integran las cooperativas que están urbanizando los barrios populares, “son apenas el diez por ciento de los compañeros”.
El SMVM está también directamente vinculado a la escala de las trabajadoras de casas particulares. “Más de un millón de de compañeras trabajadoras de casas particulares verían triplicados sus ingresos con nuestro reclamo de un salario mínimo por encima de línea de pobreza”, sostuvo Eduardo Belliboni (PO).
Mientras la izquierda se movilizaba frente al ministerio de Trabajo, el Movimiento de Trabajadores Excluidos, que tiene como referente a Juan Grabois, el Frente Popular Darío Santillán y el movimiento Nuestramérica marcharon hasta el edificio de Desarrollo Social. Allí reclamaron por los retrasos en la creación de los puestos laborales acordados para la economía social. Denunciaron también que a los comedores populares no le están llegando la cantidad de alimentos comprometidos.
“Después de meses de espera, los compromisos no se han cumplido. Lamentamos mucho una situación que no buscamos, pero se trata del día a día de miles de laburantes y sus familias. En particular, las mujeres que sostienen los comedores no tendrán ingreso ni alimentos para resolver mínimamente el agravamiento de la crisis alimentaria, social y sanitaria”, indicaron al explicar los motivos de la protesta.
“Teníamos el compromiso del gobierno de crear puestos de trabajo urbanizando los barrios con cooperativas de construcción, pero el tiempo pasa y eso no se dió. En este momento, además, hay miles de compañeras que están trabajando en el Potenciar Trabajo y les pagaron apenas 5400 pesos. Hablamos el 5 de abril con Daniel Arroyo, nos prometió resolverlo y aún no fue resuelto. Mientras tanto, compañeras que no pudieron pagar el alquiler quedaron en la calle. Queremos que las cosas se solucionen porque aunque tengas diálogo con los funcionarios, el que te alquila no te va a esperar. El gobierno nacional ayer estuvo reunido para definir nuevas restricciones por la pandemia y en los barrios estamos con situaciones muy difíciles, porque la finalización del IFE afectó a muchas familias. Ningún comedor se ha cerrado por los contagios, pero si no nos garantizan alimentos e insumos para cuidar la salud la situación se complica cada vez más. Nosotros trabajamos fuertemente para que este gobierno esté donde está y queremos que haya respuesta a la situación de los sectores más críticos”, dijo Dina Sánchez
Somos Barrios de Pie no estuvo en la manifestación frente a Desarrollo Social. Sin embargo, su referente nacional, Norma Morales, contó que también en su movimiento “hay mucha preocupación" y se quejó de "la demora de los funcionarios" y del espacio que el gobierno sigue dándole a los grandes productores de alimentos para que aumenten los precios .
"Con las últimas restricciones por la pandemia nuestros compañeros tienen más dificultades para conseguir changas. Los centros comunitarios se vuelven a llenar con vecinos que necesitan comida, y en este momento crítico, estamos esperando la entrega de alimentos y mercadería a los barrios. Al mismo tiempo, vemos que en los operativos Detectar las colas para testearse son cada vez más largas, porque los contagios se incrementaron. Sabemos que es probable que haya nuevas restricciones por la pandemia. Se hace urgente que la comida llegue a los barrios populares, porque la gente no puede esperar”.
"Nuestras compañeras meten todos los días la mano en sus bolsillos para hacer las ollas populares, el tema es que hoy meten la mano en el bolsillo y no hay nada. Su ejemplo de solidaridad tiene que servir para que los sectores que concentran el poder se hagan cargo también de aportar en esta crisis".