Acorralada por denuncias de corrupción que salpicaron a su círculo íntimo, Esperanza Aguirre se vio forzada a alejarse de sus responsabilidades en el gobernante Partido Popular (PP). La hasta ayer vocera del PP en el Ayuntamiento de Madrid se encontraba en el ojo de la tormenta después de que su ex mano derecha y sucesor como presidente en la Comunidad de Madrid, Ignacio González, fuera detenido y enviado a la cárcel de Soto Real acusado de organización criminal, malversación de fondos públicos, fraude en la contratación, prevaricación, falsedad documental y blanqueo de capitales. La presión de la oposición y de su propio partido hicieron el resto y la dirigente terminó cediendo ayer. “Este auto y esta prisión no son una prueba definitiva contra él, pero sí demuestran que no vigilé lo suficiente. Por eso dimito del cargo político que ostento, concejal y portavoz”, sostuvo Aguirre, visiblemente consternada, durante una declaración institucional.
Figura histórica de la derecha española, Aguirre se refirió a González como una persona de su máxima confianza. “Me siento engañada y traicionada”, concedió durante una conferencia de prensa en la que no permitió preguntas. “Los ciudadanos tienen derecho a exigir que los políticos asumamos todas nuestras responsabilidades con dignidad, sin dilaciones y sin excusas. Y yo tengo como norma de conducta no eludir nunca mis responsabilidades”, agregó.
Su caída se produjo tras una semana en la que el PP resultó golpeado por diversos casos de corrupción, que comenzó el martes pasado cuando el propio Mariano Rajoy fue citado a declarar como testigo en el juicio por la trama Gürtel, uno de los mayores escándalos de corrupción de las últimas décadas en España. Un día más tarde, las fuerzas de seguridad detuvieron a González, hombre de confianza de Aguirre, sospechado de liderar una trama corrupta en la empresa pública de aguas Canal de Isabel II.
El juez Eloy Velasco lo envió a prisión sin fianza dos días más tarde, mientras el escándalo alcanzaba día tras día a figuras de primer orden en el partido conservador. Ayer se supo que entre los 60 investigados por el magistrado español aparecen Eduardo Zaplana, ex ministro de Trabajo, y Juan Villar Mir, dueño de la constructora OHL y uno de los empresarios más importantes de España. La oposición, que había apuntado desde un principio contra Aguirre, consideró insuficiente su renuncia. “La primera responsabilidad que debería haber asumido es explicar qué es lo que sabe, porque no nos creemos que no supiera nada”, dijo la portavoz del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en el Ayuntamiento de Madrid, Purificación Causapié, que pidió a Aguirre “explicar cómo ha financiado sus campañas electorales, cómo se ha financiado el PP”.
El gobierno local de la alianza de izquierda Ahora Madrid sostuvo que la renuncia no es suficiente y consideró a Aguirre cómplice del saqueo. “Pocos madrileños creen que no sabía nada ante las reiteradas denuncias y pruebas que tenía desde 2008 sobre hechos irregulares relativos al dinero público”, señaló la portavoz Rita Maestre.
El PP, por su parte, se limitó a mostrar su respeto por la decisión de Aguirre y elogió su larga trayectoria política. “Ha sido una persona relevante para esta organización”, señaló la formación conservadora en un breve comunicado. Rajoy, de visita en Brasil, evitó referirse al tema. Ignacio González no es el único hombre de confianza de Aguirre que está entre rejas. En 2014 fue encarcelado Francisco Granados, ex consejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid, en el marco del llamado “caso Púnica”, trama corrupta vinculada a varias administraciones regionales por cobros y adjudicaciones irregulares.
La de ayer no fue la primera renuncia de Aguirre. En febrero de 2016, abandonó la presidencia del PP madrileño presionada por una investigación sobre presunta financiación ilegal del partido. Y en septiembre de 2012 dejó la presidencia de la Comunidad de Madrid alegando motivos personales y de salud, al año siguiente de ser operada de un cáncer de mama. Con su carácter rígido, sus altibajos políticos y su relación actualmente fría con Rajoy, era una figura central y emblemática del partido.