Al proponer la entrega de las Islas Malvinas a cambio de vacunas Pfizer, Patricia Bullrich acaba de mostrar en la forma más sincera y descarnada posible su concepción colonial de Nación, pero también desnudó cuáles fueron las políticas de soberanía que llevó adelante Cambiemos durante su gobierno. Puso en evidencia su desprecio por el sentimiento de 45 millones de argentinos/as que no dejan de reclamar que, después de 188 años de usurpación, nuestra bandera vuelva a flamear en las Islas.
La gravedad de estas declaraciones es de una envergadura tal que desafían y desconocen el texto de nuestra Constitución Nacional que en su Disposición Transitoria Número 1 “ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas….por ser parte del territorio nacional”. Al mismo tiempo sus palabras traicionan el legado de quienes dieron la vida combatiendo por nuestra soberanía nacional, de sus familiares y de aquellos que volviendo al continente luego de la batalla, llevan sobre sus cuerpos y sobre sus mentes el orgullo y las huellas de haber participado en la lucha.
Hay que aclarar que no se trata de que “se expresó mal”. Antes de asumir el gobierno en el 2015, Mauricio Macri había declarado en el mismo sentido. Había dicho que no entendía el tema de la soberanía, que no sabía por qué Argentina siendo tan grande reclamaba una Islas que “daban pérdidas”. Mostraba así una doble ignorancia. Por un lado, la de creer que la soberanía también se puede someter a las leyes del mercado. Por otro, no saber que justamente la región usurpada por Reino Unido, el Atlántico Sur, es una de las regiones más ricas del mundo y las Islas Malvinas uno de los territorios con el PBI per cápita más alto del planeta. Riqueza basada en los recursos naturales que pertenecen a la Argentina y que ilegalmente, desconociendo las resoluciones de Naciones Unidas, los británicos explotan y se llevan.
Macri fue el primer presidente de la democracia que no mencionó la causa Malvinas en su discurso de asunción. Coherente con este “olvido” degradó la Secretaria de Malvinas y llevó adelante medidas que, como el “comunicado conjunto” Foradori-Duncan, despreciaron nuestra soberanía sobre los recursos naturales del Atlántico Sur.
La presidenta de Cambiemos, Patricia Bullrich, no ha dicho nada diferente a lo que nos tiene acostumbrados su fuerza política. Cuando gobernó, también entregó nuestros intereses soberanos a los Fondos Buitres, a las corporaciones internacionales y al FMI a través de una deuda externa que hipoteca el país y deberemos afrontar por varias generaciones. Sus declaraciones merecen el rechazo de toda la sociedad, de todas fuerzas políticas y los sectores sociales. Pero ese rechazo también se debe transformar en políticas de Estado que, respondiendo a nuestros derechos históricos y jurídicos y al profundo sentimiento que expresa el pueblo argentino, permitan elaborar estrategias que hagan realidad la recuperación del ejercicio de la soberanía sobre las Islas Malvinas, las Sandwich del Sur, las Georgias del Sur y los espacios marítimos correspondientes. Siempre a través de la paz, el diálogo y la negociación bilateral con el Reino Unido, tal como lo propone las Naciones Unidas en su Resolución 2065.