El empleo y las relaciones laborales están cambiando y la influencia de la tecnología puede aumentar asimetrías. Las cada vez más comunes formas atípicas de empleo implican un mayor nivel de vulnerabilidad para los trabajadores, que no cuentan con las protecciones, beneficios, derechos laborales y seguridad social asociados al trabajo en relación de dependencia.
En la Economía del Conocimiento (EC), las PyMEs se ven afectadas pues deben planificar estrategias de captación y retención de talento en un entorno de competencia desigual con las oportunidades de trabajo informales que se presentan a los trabajadores.
En este contexto se ubican las plataformas digitales que intermedian el vínculo entre oferta y demanda laboral en la EC buscando aumentar la eficiencia y eficacia de los modelos tradicionales de empleo mediante el uso de tecnología (y por supuesto, apropiarse de parte del diferencial que se genera).
Sin embargo, el empleo a través de plataformas presenta importantes desafíos desde aspectos normativos, técnicos y sociales para que esta intermediación sea provechosa para todas las partes involucradas, y consecuentemente, mejore su aporte a la economía y la sociedad en su conjunto. Evidencias de esto son el elevado nivel de judicialización que han tenido estos vínculos laborales en todo el mundo, o casos de discriminación por sexo, edad o grupo étnico, a partir de algoritmos sesgados. Factores coyunturales como la diferencia cambiaria agregan un elemento disruptivo adicional.
Precariedad
En Página/12 leímos que “cada vez son más los profesionales que abandonan sus empleos, para trabajar en forma remota e independiente para el exterior, y cobrar en dólares”. Todos los actores de la EC se ven afectados: los trabajadores que prestan servicios a través de plataformas, en principio los más favorecidos ya que pueden vender sus servicios en dólares, carecen de un marco que les brinde una trayectoria laboral virtuosa en las dimensiones de formación, previsional, de inserción social.
Transitan una precariedad de lujo, pero precariedad al fin. Y el Estado, que debería poder arbitrar entre los intereses de los distintos sectores, teniendo en cuenta cómo lo afecta a él mismo y a la sociedad, que pierde esa capacidad pues casi todas estas contrataciones se hacen “en negro”, por fuera del sistema formal.
Así, la sociedad se ve privada de los beneficios que le corresponden por haber financiado la educación de esos profesionales, beneficios que deberían llegar en forma de impuestos, aportes, regalías y crecimiento de la economía del sector por apropiación de la innovación.
Pese a todas estas contras, las plataformas no dejan de constituir una oportunidad para retener el talento ante un escenario de recesión que impulsa la migración de trabajadores calificados, y generar nuevas oportunidades de negocio para las empresas. El camino de prohibirlas es una vía muerta, similar a la estrategia del avestruz, y como tal inútil para evitar el peligro.
Dimensiones
Entender profundamente el fenómeno en todas sus dimensiones y alcance, con la participación de todos los actores, es un primer paso para abordarlo y hallar soluciones que mejoren las condiciones de los trabajadores y la competitividad del sector.
Por un lado se debe generar una oferta de servicios que provean beneficios y protecciones a los trabajadores independientes, apalancados en el potencial de la tecnología para ofrecer soluciones personalizadas. Ejemplos son seguros, mecanismos de asociatividad, herramientas de colaboración, servicios financieros y de ahorro voluntario para el retiro y pensiones, reputación portable, y sistemas de capacitación y certificación.
La introducción de estos servicios para los trabajadores independientes incentivaría la formalización laboral en tanto tendería a equiparar el nivel de beneficios y protecciones con el de los trabajadores en relación de dependencia.
También las empresas de la EC tienen la oportunidad de mejorar la gestión de sus recursos humanos utilizando las nuevas tecnologías: la inteligencia artificial para optimizar la detección de vacancias, mejorar el matching entre trabajadores y empresas, promover la portabilidad de reputación.
Valor agregado
Este tipo de acciones redundaría en beneficio de los trabajadores independientes y los que prestan sus servicios en relaciones laborales tradicionales, ofreciéndoles a todos un nivel de protección y formalidad como el que hoy tienen solamente estos últimos. Pero también a los trabajadores informales u otros que podrían incorporarse a la EC. Es decir, reduciría la demanda insatisfecha de recursos humanos, reconocido problema del sector.
También ayudaría a incluir a grupos vulnerables que bajo la modalidad tradicional enfrentan mayores barreras (horarias, geográficas o de género) para acceder al mercado de trabajo.
El Estado debe regular e intervenir en el mercado en forma creativa, normando, controlando y direccionando, contribuyendo a aliviar los desafíos que enfrenta el empleo a través de plataformas, en términos de formalidad, protecciones y apropiación social del valor agregado.
* Doctor en Informática. Profesor del Departamento de Computación FCEyN-UBA. Investigador del Instituto de Ciencias de la Computación, Conicet-UBA. Exdirector Ejecutivo de la Fundación Sadosky.