Mientras Jair Bolsonaro insiste en evitar las restricciones para controlar la pandemia en un colapsado Brasil, el ente regulador sanitario de ese país, Anvisa, enfrenta una demanda por difamación formulada nada menos que por los fabricantes de la vacuna Sputnik V, según confirmó el Fondo Ruso de Inversión Directa.
Hace tres días, Anvisa negó la importación de la vacuna rusa alegando que existen "incertidumbres" sobre su seguridad y eficacia de inmunización contra el coronavirus. En ese momento, el Instituto Gamaleya advirtió que había un trasfondo "político" en la decisión, en referencia a la gestión de la pandemia que llevó adelante Bolsonaro, un férreo detractor de las restricciones para luchar contra la "gripezinha", como denominó el mandatario a la enfermedad. Desde el comienzo de su gestión, el ultraderechista forjó además lazos con Estados Unidos, país que mantiene marcadas diferencias políticas con Moscú.
El Rdif ahora asegura que el ente realizó esas declaraciones "sin haber analizado muestras de la vacuna y sin considerar los documentos oficiales enviados por el Instituto Gamaleya sobre la ausencia de adenovirus".
En consecuencia, para los fabricantes de la vacuna se trata de información difundida asabiendas de que "era falsa e inexacta".
En una cadena de mensajes en la red social, Sputnik V destaca además que Anvisa admite el error, y cita a Gustavo Mendes, gerente de Medicamentos y Productos Biológicos del ente que admitió: "No recibimos muestras de la vacuna para probar. Esto debe quedar claro, no hicimos una prueba para un adenovirus replicado".
Anvisa negó el lunes un pedido de varios estados del país para importar la vacuna, aprobada hasta ahora en 62 países, incluidos la Argentina y otros 11 países de América latina y el Caribe, bajo el argumento de que faltan datos técnicos para verificar su seguridad y eficacia.
Desde Rusia, los desarrolladores de la vacuna, respondieron de forma instantánea: "Los retrasos de Anvisa en la aprobación de Sputnik V son lamentablemente de orden político y no tienen nada que ver con el acceso a la información o con aspectos científicos".
Dentro de Brasil, la decisión de Anvisa también generó críticas, entre ellas la del exministro de Salud durante el Gobierno Dilma Rousseff y actual diputado federal Alexandre Padilh, quien aseguró que la negativa del ente regulador de aprobar el fármaco se vincula al presidente Jair Bolsonaro "y su política externa".
En febrero, la prestigiosa revista médica The Lancet informó que la eficacia del fármaco es del 91,6%, un dato que disipó las dudas sobre su fiabilidad.
Hasta ahora, países como Corea del Sur, Egipto, India, México, Nepal, Kazajistán y Uzbekistán se hicieron con los derechos para poder producirla.
Argentina será el primer país de América Latina en producir la vacuna tras un acuerdo con el laboratorio argentino Richmond.