El diputado sanjuanino de Juntos por el Cambio (JxC) Marcelo Orrego protagonizó este jueves una discusión a los gritos con un asesor, que se hizo pública cuando dejó abierto su micrófono en la reunión por Zoom de la comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados.

El episodió ocurrió cuando la comisión debatía el proyecto de suspensión de las causales de caducidad de la personería jurídica de los partidos políticos, una iniciativa que contó con el consenso de todos los diputados.

En medio del debate, y mientras exponía un legislador de JxC, el porteño Jorge Enríquez, Orrego lo interrumpió a los gritos en lo que aparecía como una insólita interna opositora. "¡Vos dejás de laburar conmigo, vos dejás de laburar hoy conmigo. Vos sos un pelotudo atómico!"

Después de un instante de desconcierto general, el propio Enríquez se dio cuenta de que el sanjuanino estaba hablando por teléfono con un colaborador y que se había olvidado de cerrar su micrófono. 

"Muteate Marcelo, muteate", le rogó, mientras intentaba rescatar del papelón a su compañero de bloque: "Estos son los inconvenientes de la virtualidad y de la no presencialidad".

Posteriormente, en un comunicado Orrego aclaró: "No discutía con un asesor ni empleado directo, sino con un colaborador del partido que no cumplió con una tarea que le encomendé".

“Le pedí disculpas, nada justifica mi exabrupto, me puse muy mal porque le pedí le acerque ayuda a una persona que lo necesitaba y no lo hizo porque priorizó otra cosa”, expresó.



Orrego también se disculpó con sus colegas y señaló que "tuvo un día muy difícil”.

Los grandes éxitos de la virtualidad


No es la primera vez que el zoom le provoca una mala jugada a los legisladores: El diputado de Juntos por el Cambio, Luciano Laspina, con el torso desnudo, buscando una camisa en su placar, mientras el ministro de Economía, Martín Guzmán, daba cuenta ante la Comisión de Presupuesto de los lineamientos de la ley de leyes. La gigantografía del senador Esteban Bullrich dando el presente en un debate de Comisión. Y el comentado episodio que protagonizó el diputado Juan Ameri, dándole un beso en la teta a su pareja, son la muestra del tortuoso trajinar de las sesiones remotas implementadas en el Congreso nacional, en tiempos de pandemia y protocolos sanitarios inéditos.

Las sesiones virtuales son, entre otras cosas, una ventana a la intimidad de los diputados y senadores. En ese marco, quedaron expuestas decenas de imágenes que dejaron al descubierto la complejidad del trabajo remoto.

Los “accidentes” emanados de la virtualidad no conocen fronteras partidarias y los reproches que pasarían desapercibidos dentro del recinto, se amplifican cuando los micrófonos quedan encendidos. Así le pasó al senador opositor Oscar Castillo, en la sesión en donde se debatía la creación de una comisión bicameral investigadora sobre el préstamo del Banco Nación a Vicentin. La vicepresidenta segunda del Senado, Laura Rodriguez Machado, estaba moderando la sesión y le avisó a Castillo que su tiempo se había acabado. Pero el Senador dejó abierto su micrófono tras finalizar su intervención y se lo escuchó decir, en segundo plano, sobre su compañera de bancada: "¡Al final me cagó lo mismo, viste!".

El diputado de Juntos por el Cambio, Luis Juez, también fue víctima del micrófono abierto. Se debatía la ampliación del Presupuesto. El presidente de la Cámara baja, Sergio Massa, le abrió el micrófono a Juez para que tomara la palabra y votara, pero se encontró con que el diputado estaba dando una entrevista a un canal de televisión. "El diputado Luis Juez está en una entrevista periodística, pero está ausente a la hora de votar", sentenció Massa para exponer la falta del legislador.

El álbum de recuerdos de las sesiones virtuales de 2020 también tendrá perros ladrando de fondo mientras los diputados plantean sus cuestiones de privilegio, empleadas de casas particulares que limpian una habitación mientras el diputado hace uso de la palabra desde su escritorio, y conversaciones fuera de plano que se filtran por micrófonos abiertos.

Desde el momento en que se empezó a trabajar con la implementación el sistema remoto en ambas Cámaras, se percibió que la mecánica desnudaría las falencias que el trabajo presencial suele disimular. Y así fue. Durante el mes de abril se comenzó a capacitar a los legisladores para que pudieran manejarse sin dificultad tanto en los debates como en las votaciones. La tarea, que resultó titánica, por el analfabetismo digital de algunos legisladores, fue llevada a cabo por personal de ambas Cámaras. Tras quince días de capacitación el simulacro de Diputados fracasó, en parte por la torpeza de algunos legisladores que no habían logrado entender cómo registrarse, pese a que contaron con soportes técnicos particulares. Desde ese momento, y con una regularidad que alarma, los diputados y senadores fueron protagonizando distintos papelones que nunca tardaron en volverse virales.