Un anuncio por video grabado, que se difundirá temprano, entre la mañana y el mediodía, y con muchos cuadros explicativos. La intención de transmitir la gravedad de los números que sigue dejando la pandemia, que ayer registró un nuevo récord con 561 fallecidos y la elevada cifra de más de 26.000 nuevos contagios. La decisión de mantener, dados estos números, las restricciones al menos por otros quince días, y sobre todo de intensificar los controles. Y en lo que hace a la disputa más resonante, que es local pero claramente amplificada desde la oposición con miras electorales, la decisión de mantener suspendida la presencialidad de las clases en el área metropolitana. Con estos ingredientes, el presidente Alberto Fernández hará hoy los anuncios de las nuevas restricciones para frenar la circulación de la covid, luego de haber estado reunido antes de ayer con los gobernadores y el jefe de Gobierno porteño, en busca de consenso y con un pedido claro: "Si están de acuerdo, necesito que acompañen y controlen".
Tal como se dispuso quince días atrás, las nuevas restricciones seguirán apuntando a reforzar la prohibición de la circulación nocturna y la limitación en el uso del transporte público, como variables centrales para frenar los contagios. Aunque entre todo lo que se analizó en las últimas horas con expertos y funcionarios de distintas carteras, incluida la de Seguridad --que pasará a ser clave en esta nueva etapa, y con la que ya se estableció sumar más puntos de control para reducir aún más la circulación en la General Paz, en acuerdo con Ciudad-- se puso sobre la mesa la posibilidad de cortar el horario de circulación mucho más drásticamente, incluso a las 6 de la tarde. Disponiendo también que se adelante el cierre de los comercios, que actualmente en la Ciudad de Buenos Aires es a las 8 de la noche. No había decisión tomada en ese punto al cierre de esta edición.
Además de mantener una muy extensa reunión con su jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, Fernández tuvo un encuentro anoche en Casa Rosada con el ministro de Educación, Nicolás Trotta. Allí se despejaron las posibilidades de implementar en el AMBA una "presencialidad administrada", en cualquiera de las variantes que se barajaron durante la semana (mantener la presencialidad solo para la primaria, o para los primeros y últimos ciclos de cada etapa, o sólo algunos días de la semana).
La disyuntiva política en la que colocaba esta posibilidad al gobierno nacional era la de mostrar que se estaba "cediendo", o directamente "perdiendo" frente a una oposición que se cargó el tema de la presencialidad como una trinchera. Fuentes de Casa Rosada hacen otra lectura: aseguran que con el presente crítico que se vive, es esa intransigencia la que se hace insostenible. "Pero el Presidente no toma decisiones pensando en perder o ganar una disputa. En lo que piensa es en no perder más vidas", subrayan.
Desde el Gobierno de la Ciudad informaron a Página/12 que habían sido informados de la decisión "solo informalmente", y que mantendrán la postura de pasar a la virtualidad sólo parcialmente para la secundaria, en una definición que concretarán mañana. Pero en la que se barajaban dos opciones, ninguna de virtualidad total: pasar todo el secundario a un sistema "bimodal" (entre presencial y mixto), o pasar sólo de cuarto año en adelante a esa bimodalidad. Para la primaria e inicial, insisten, continuarán indicando la presencialidad.
Desde Ciudad hubo un compromiso en contribuir, ahora sí, a los declamados controles: "Coincidimos con el Presidente en el refuerzo y fortalecimiento de los controles a la movilidad y el cumplimiento de las restricciones vigentes y las nuevas que eventualmente se sumen", anunciaron. El subsecretario de Atención Primaria de la Salud, Gabriel Battistella, fue el funcionario porteño que ofició ayer de vocero, asegurando que "ya hay acuerdos de algunas medidas para restringir todo lo que se pueda a nivel de tránsito, y también algunas actividades, sobre todo las que se llevan adelante en lugares cerrados".
En terapia
La situación crítica de las camas de terapia, tal como informó en su edición de ayer Página/12, y una ocupación UTI que en el reporte del Ministerio de Salud de ayer llegó al alarmante número de casi el 80 % en el AMBA, fue una de las variables que pesaron a la hora de tomar la decisión, informaron a este diario desde Casa Rosada. Según esta lectura, los casos no bajaron, se mantienen más o menos igual que al anunciarse las restricciones anteriores, esto es, muy altos. Pero en cambio una variable se agravó y se podría agravar aún más en lo inmediato, y es la de la ocupación de camas.
Desde el gobierno nacional también advertían que, más allá de la gravedad del panorama, las medidas que se tomen serán de aquí en más "reguladas", y descartaban cualquier tipo de cierre total o vuelta absoluta a fase 1. "A la segunda ola le queda todavía un trecho largo", observaban, resalatando que cualquier medida restrictiva que se tome debe contar ante todo con el acatamiento de la población para que se sostenga, y que aún en el mejor escenario quedan varios días críticos por delante en la escalada de la pandemia.
Los anuncios y la descripción del duro panorama se harán esta vez, eso sí, con buenas noticias a pesar de todas las dificultades sobre el ritmo de la vacunación: la llegada de un millón de dosis de Sinopharm desde China, que el propio Presidente fue a supervisar el jueves a Ezeiza. A la que se sumará el viernes un número mayor al esperado de dosis de Sputnik V en el vuelo proveniente de Moscú, con más de 700 mil vacunas.
Más allá de todo lo que decidan profundizar el conflicto las autoridades de la Ciudad por el tema de las clases presenciales, hay una realidad que evalúan por estas horas de uno y otro lado: hoy existe un punto en el que no queda mucho espacio para el cálculo electoral. Quienes tienen que gestionar, saben que lo que se viene es grave. Y ningún gobernador ni jefe comunal quiere que su distrito se exponga al temido escenario "estallado", teniendo que eleguir quién tiene acceso al oxígeno, y quién no.