El sacerdote catamarqueño Juan de Dios Gutiérrez, acusado por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por su condición de ministro de culto, decidió declarar ayer jueves ante el tribunal de la Cámara Penal de Tercera Nominación, pero no aceptó que le hicieran preguntas. 

Frente a los jueces, y desde la Casa Parroquial donde se aloja y permanece aislado por covid-19, el cura dijo que su compromiso con la sobreviviente "no era de pastor a oveja”, sino que era afectivo y supuestamente consentido.

Su discurso fue breve y pretendió desligarse de los hechos que se le acusan, aduciendo un supuesto consentimiento de la sobreviviente. Además, intentó desligar a la Iglesia Católica. Por la tarde, se conoció que había dado positivo para covid-19, por lo que el tribunal deberá decidir si hoy se realizan los alegatos con su posterior sentencia.

Esta situación podría generar que el debate se suspenda en caso de que el sacerdote acusado no sea asintomático y presente hoy algún síntoma repentino que le impida escuchar los alegatos de las partes. En caso de que esto último suceda, el Código Procesal Penal establece que si un juicio se suspende por más de 10 días, lo actuado vuelve a fojas cero, teniendo que integrar un nuevo tribunal para hacer un nuevo debate.

Gutiérrez había solicitado el miércoles, luego de que concluyera la ronda de testigos, la posibilidad de declarar en el juicio que se sigue en su contra. La jueza Patricia Olmi y los jueces Rolando Palacios y Marcelo Soria, aceptaron y dispusieron un día más para que el cura pueda decir su versión de los hechos, posponiendo la emisión de los alegatos que se preveían para ayer.

Declaración

En cuanto a la declaración del cura que está siendo juzgado, y según pudo conocer Catamarca/12, duró menos de 50 minutos. 

El relato completo habría sido superficial y con clara intención de desligarse de la imputación por abuso sexual que pesa sobre él y que prevé una pena de 8 a 20 años de prisión. Ante los jueces, habría acusado a la madre de la víctima por denunciarlo y habría asegurado que la sobreviviente y él “estaban de novios”.

La saña mostrada contra la madre de la chica "por denunciarlo" coincide con el relato que la propia víctima ofreció ante este medio antes del inicio del juicio. Ella había asegurado en aquel momento que Gutiérrez le decía que sus padres eran malos y que era “huérfana de padres vivos”. Además, la habría hecho alejarse de sus familiares, utilizando estrategias de manipulación.

En el final, el sacerdote leyó una carta que supuestamente le escribió al obispo Luis Urbanc, y de esta forma logró que quede incorporada por declaración en la causa en caso de que el tribunal se negara a incorporarla como prueba nueva.

Según leyó, en octubre de 2015, fecha en la que fue detenido, le había pedido a Urbanc que lo dispense de sus ejercicios ordinarios del sacerdocio hasta que dure su situación particular. También, se disculpaba por involucrar a la Iglesia Católica en un hecho que supuestamente era personal. Antes de la lectura, habría asegurado que sus abogados no conocían esa carta, aunque durante una entrevista que ofreció hace varias semanas a los medios de comunicación la mencionó públicamente.

La prueba

Durante el debate, que comenzó el 23 de abril pasado y no es público, y tras varias dilaciones, se escucharon las voces de la sobreviviente y de su familia, y también de los peritos que intervinieron en la causa. Los psicólogos y psiquiatras que entrevistaron al sacerdote, fueron los últimos en declarar y se supo que habrían sido contundentes al momento de explicar que Gutiérrez tenía una “amplia capacidad discursiva de seducción que generaba un alto contenido de poder”.

Asimismo, habrían definido su personalidad con rasgos psicopáticos, aclarando que no sentía ningún tipo de angustia o arrepentimiento por lo sucedido. También, que tenía patrones narcisistas y de manipulación evidentes, significando que se trataría de una persona centrada solamente en sus necesidades y sin empatía por el resto.

Con respecto a la sobreviviente, aclararon que la angustia, ansiedad y estrés que ella evidenciaba eran compatibles con casos de abuso sexual.

En la causa también obran pruebas documentales, entre ellas más de 5000 mensajes de Facebook que señalarían la manipulación a la que el cura, diciéndose “representante de Dios en la tierra”, sometía a la adolescente.

La causa

Juan de Dios Gutiérrez fue denunciado el 23 de octubre de 2015. Fue el F}fiscal de la Tercera Circunscripción de Belén, Jorge Flores, quien lo imputó por el delito de abuso sexual agravado por ser ministro de culto. El sacerdote estuvo sólo 36 días detenido y salió tras pagar una caución de 50 mil pesos.

Pese a que el cura declara su condición de integrante de una "familia humilde", tuvo varios abogados, quienes lograron dilatar el proceso durante casi 6 años. Actualmente, es defendido por dos, Orlando del Señor Barrientos y Marcos Gandini, quienes aseguran que el cura es inocente, aunque él, pese a negar el abuso sexual, admite haber tenido una relación con una menor de edad.

El obispo Urbanc nunca quiso hablar con la prensa sobre el caso. Sin embargo, el primer defensor que tuvo el cura, Guillermo Narváez, dijo que el prelado le había pedido que haga todo lo posible por evitar que la causa llegara a juicio.

El debate contra Gutiérrez es el primero que se desarrolla en Catamarca por un caso de abuso sexual eclesiástico. Sin embargo, no fue el único sacerdote de la diócesis de la provincia denunciado por abuso sexual. Esta semana, se elevó a juicio la causa contra el presbítero Renato Rasgido, imputado por abusar sexualmente de un niño de 13 años en 2013. También, espera su turno Moisés Pachado, quien fue vicario general de la Catedral de Nuestra Señora del Valle y fue acusado de abusar de una niña de 9 años.

Acompañamiento

Conociendo que hoy se emitirán los alegatos y que también podría conocerse la sentencia, diferentes agrupaciones feministas, autoconvocadas, la Red de Sobrevivientes de Abusos Eclesiásticos y familiares se organizaron bajo el lema “Cárcel común al cura Juan de Dios Gutiérrez” para movilizarse hasta la Cámara Penal, ubicada en la calle San Martín 322 de la ciudad de San Fernando del Valle, en donde se desarrolla el debate. El objetivo, es acompañar a la sobreviviente y su familia.